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Chile Chile · Santiago
Voto de KRIVO:
9
La mentira de Armstrong
2013 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Lance Armstrong
7.2
1,771
Documental El realizador Alex Gibney consiguió el permiso para realizar un documental con motivo del regreso a la competición de Lance Armstrong en 2009, para ganar el que sería su octavo Tour de Francia. Allí se encontró compitiendo contra su propio compañero de equipo, Alberto Contador, la sombra del dopaje que negaba, y las declaraciones de antiguos compañeros que lo acusaban. Cuatro años después se destapaba todo. El documental arranca en ... [+]
16 de julio de 2023
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Sobre la figura de Lance Armstrong se han realizado películas y documentales, de distinto calibre, pero todos siempre muy interesantes de ver y más si somos aficionados al ciclismo.
Este de Alex Gibney es un documental honesto, franco e impactante, en el cual el mismo realizador nos revela el giro que toma debido al destape noticioso del "caso Armstrong". Lo que iba a ser casi una apología de un triunfador que llegó al Olimpo, termina siendo una denuncia sobre ese mismo ganador, después caído a los infiernos.
Todo con un halo de veracidad y realismo que atrapa. Es un producto muy bien realizado, yo diría técnicamente irreprochable, ágil, y que mantiene vivo el interés a lo largo de su desarrollo. Cubre adecuadamente diversas etapas de la vida del ciclista estadounidense, develando incluso su lado más humano y vulnerable, la ausencia de padre, el rol de una madre participativa y motivadora y su desmesurada ambición por ganar desde muy joven, cuestión que será clave en la construcción de su personalidad y carácter, a través de toda su carrera.

Hay que aclarar para los no seguidores del ciclismo mundial, que Lance Armstrong, antes de ganar el Tour de Francia por primera vez en 1999, ya había sido Campeón del Mundo en Ruta, además de otros importantes logros. Por lo tanto, no era ningún advenedizo en el ciclismo de élite. Sólo que se propuso ir a competirle (y ganarle) a los europeos en su propio terreno, procediendo de un país (EEUU) que muy poca historia tenía en el ciclismo mundial.

Entonces se involucra en el tema del doping como un proceso científicamente planificado a cargo de especialistas. Porque triunfar en el evento deportivo más exigente del mundo, con un rigor casi sobre humano, sin ayuda, es prácticamente imposible. Eso el estadounidense lo sabía y la ha sabido el pelotón de corredores desde siempre. Obviamente, no es una práctica nueva, al contrario. Sólo que Armstrong empezó a hacerlo de una manera mucho más eficiente. Demoledoramente efectiva.

Que se muestre o se perciba al ciclismo como el único deporte, o el más contaminado, con el flagelo del doping, es una idea errónea e injusta, cuando, en realidad, son muchas las disciplinas deportivas que recurren a sustancias químicas para incrementar el alto rendimiento. De eso hay abundante evidencia y bullados casos. Al respecto, véase el excelente documental "Icarus", por nombrar sólo uno.
Pero ese es un tema más de fondo, y que dice relación con los múltiples intereses que giran en torno a las competiciones deportivas de nivel mundial, la obsesión por el triunfo y la institucionalización de ciertas formas de alcanzar victorias y medallas. Es todo el deporte comercial y los contratos millonarios de insumos deportivos, de bicicletas, zapatillas, vestuario, equipamiento, accesorios, etc. que están asociados al rendimiento y a la televisión. Esto seguirá ocurriendo y es imparable.
Y respecto a cierta hipocresía sobre el tema de las drogas en el ciclismo (y el deporte de alto rendimiento en general), cito la mítica frase del antiguo ganador de 5 Tour de Francia, el francés Jacques Anquetil: "El Tour no se gana sólo con agua mineral".

Hay que tener en consideración que los estimulantes y sustancias químicas para mejorar el rendimiento en el ciclismo, lo hacen en un 10 % aproximadamente. Cifra que, para los ciclistas "normales", es decir, aficionados, incluso avanzados, pero no profesionales, es poco. Muy poco. Pero para los pedaleros profesionales, y especialmente los de punta, un 10 % es mucho. Demasiado. Simplemente es la diferencia entre ganar o perder. Entre estar o no estar en el podio.

Por otra parte, no cualquier ciclista de élite estaba o está capacitado (aún con un programa intenso de dopaje) para llegar a la cima del Tour y mantenerse ahí varios años. Armstrong era físicamente un portento de la naturaleza (no en vano pudo superar una enfermedad devastadora) y reunía unas condiciones extraordinarias para el ciclismo de alto nivel, en términos de fortaleza y elasticidad muscular, generación de potencia (medida en vatios), capacidad pulmonar, consumo de oxígeno, irrigación sanguínea, tolerancia y recuperación frente al esfuerzo, etc.
Todo aquello era la sólida materia prima de la que dispuso el médico Ferrari, para aplicar sus teorías fisiológicas del ejercicio, extender los límites de la capacidad humana (como era su obsesión científica) y construir un fenómeno deportivo de laboratorio. Fue capaz de triunfar no una, sino varias veces (hasta 7, logro inédito) en la más extenuante competencia del ciclismo mundial.

La pregunta es ¿Por qué, después de ser Armstrong despojado de sus 7 títulos, no le dieron las victorias al corredor que salió segundo, al tercero o incluso al cuarto de cada versión del Tour ganada por el texano? Se decía por entonces, que para encontrar un competidor "limpio", había que retroceder unos 10 ó 12 puestos en la clasificación final.
Entonces ¿era Armstrong el villano casi de terror que han pintado? No. Sólo hizo mejor lo que la gran mayoría hacía y que pertenecía a los códigos no escritos de la disciplina y de la competencia.
El punto es que cometió una inmensa equivocación al retornar a la carrera francesa en 2009, impulsado por su desmesurada ambición, al querer demostrar al mundo que podía volver a ganarla, estando “limpio”. El propio Lance confesó años después, que ese fue su principal y fatal error. El regreso, cuando no tenía ninguna necesidad de hacerlo. Se aprecia en el documental claramente.

Pero está lo otro. Lo que queda para el público y la posteridad. Su gran falla fue faltar a la verdad y persistir en mantener una mentira por tanto tiempo, enlodar a otras personas y la imagen de su deporte, escudándose en su condición de benefactor social.
KRIVO
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