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Voto de Mesonikis:
10
Comedia En su más tierna infancia, el niño P. Tinto tiene una revelación: su propósito en la vida debe ser la procreación de una abundante descendencia. Sueña con un montón de hijos que crezcan a su alrededor sanos y fuertes. Quince años después, P. Tinto y Olivia, una mujer ciega y tacaña, forman un hogar en un aislado valle por el que sólo pasa, cada veinticinco años, el Expreso Pendular del Norte. Los P. Tinto desean tener hijos, pero pasan ... [+]
17 de junio de 2020
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No me gustan las películas de humor. Parece extraño, ¿verdad? Porque si nos dan a elegir, entre pasar un mal rato (miedo, incertidumbre, angustia) y uno bueno (risas y satisfacción), creo que no hay lugar a dudas. Pero me cabrea tener que reírme cuándo y cómo a un director de cine o a un actor les dé la gana.
Y la verdad es que, teniendo en cuenta ese prejuicio y el hecho de que en un comentario anterior se haya comparado El Milagro de P.Tinto con Amanece, que no es poco, bobada insufrible donde las haya, ni yo mismo entiendo cómo me decidí a ver esta producción de Javier Fesser.
Sin embargo, nada más comenzar a verla, experimenté una maravillosa sensación, la de haber viajado a través del tiempo. Había retrocedido a mi infancia, a esas noches en las que un genio llamado Francisco Ibáñez me enseñó a ser feliz gracias a su disparatado universo que no es más que un fiel y detallado reflejo de esta no menos absurda realidad. Un mundo donde hasta las ratas o las pulgas rivalizan en genialidad con los incomparables Mortadelo y Filemón, Pepe Gotera y Otilio o el Botones Sacarino.
Y es que Fesser es en esencia Ibáñez, aunque con un punto de gamberrismo y transgresión que lo magnifica. Prueba de ello es que El Milagro de P. Tinto, pese a esa apariencia inocente que poseen los tebeos, es una feroz sátira sobre la hipocresía religiosa, el oscurantismo, la intolerancia y la dictadura. Es crítica, desde luego; pero a diferencia de Amanece, que no es poco, la carcajada no es el pretexto para que los pseudointelectualoides nos demuestren que solo ellos son capaces de entender un galimatías surrealista con toques de comedia musical barata. Aquí la carcajada es sana, espontánea y dotada de esa naturalidad que solo posee el humor de toda la vida.
Por tal motivo, por su genialidad y sencillez, El Milagro de P. Tinto es desde ahora, con independencia de su género, una de mis películas favoritas.
Mesonikis
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