Ni animalitos parlantes o los decorados de fantasía salvan una película si la historieta que cuenta es floja. Y "La brújula dorada" es endeble hasta decir basta. El guión es tontorrón, forzado, intenta ser a ratos épico, a ratos trascendental, a ratos qué se yo que intenta. Y lo peor de todo es que el final es abierto, o sea, que pretenden hacer una continuación. ¡Glubs!.

En la peli salen animales hablando en plan D'Artacan (pero D'Artacan hacía gracia por lo menos), gitanillos, niños perdidos, un polvo mágico (será el que se tomaron para escribir el guión) que todos buscan vaya ud. a saber por qué, una niña repelente "predestinada" a ser la heroína, ya sabe, el rollo típico.

Es una bobada de película. Que salga en ella el muñeco de cera a base de botox en que se ha convertido Nicole Kidman lo puedo entender. Hacer de mala, malísima luciendo modelitos es comprensible sobretodo que su carrera se estancó tras perpetrar la vomitiva "Dogville". Ahora bien, la presencia del nuevo James Bond, Daniel Craig es incomprensible, aunque para suerte de él sólo sale 5 minutejos. Que salga en el cartel publicitario es un cebo. Si espera verle dando leña en plan 007 olvídelo. No es que sea un Stanislawsky, pero da pena verle en este engendro. También sale Eva Green, la última chica Bond. Es una actriz muy esforzada que no merece salir en este bodrio lanzando flechas en pleno polo norte con una túnica romana de gasa.

Será verdad aquel dicho que en los USA no saben dirigir actores europeos y que los desperdician en producciones tontorronas como esta "Brújula dorada".

Resumiendo: mejor no verla. No pierda el tiempo. Y si le obligan a verla por causas familiares (sobrinitos, nietos, hijos...) finja una diarrea y escaquéese de tragársela.