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Voto de Vivoleyendo:
7
Comedia El soldado número 13 del ejército estadounidense de la 1ª Guerra Mundial defiende el frente con sus compañeros. Charlot, convencido de que va a morir por haber roto un espejo, no acertar en cara o cruz y por llevar el 13 de la mala suerte, sale lleno de miedo de su trinchera, pero consigue capturar a un grupo de enemigos alemanes él solo. Después de esto, cree que tiene buena suerte, y decide hacer un trabajo voluntario en el que le ... [+]
22 de septiembre de 2018
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, cien años ya desde que Chaplin hizo esta película, justo al final de la Primera Guerra Mundial. Cien años ya desde que terminó una de las contiendas más mortíferas de la historia. Chaplin no podía dejar pasar la oportunidad de criticar a través de su arte tanta destrucción y sinsentido, empleando los medios que tenía a su alcance por aquel entonces.
Con una irónica recreación de aquellas ratoneras que eran las trincheras francesas, unos cuantos uniformes de soldados y oficiales (y hasta uno de Káiser y todo) y tres o cuatro escenarios (entre ellos la hilarante casa en ruinas de la joven a la que interpreta Edna Purviance), Chaplin convirtió a su querido e icónico vagabundo en un soldado estadounidense que, sin tener ni la más mínima predisposición ni capacidad para la vida militar, se las arregla para que las cosas terminen saliéndole bien, con una mezcla de valor que a veces hasta los don nadies antihéroes sacan, y pura suerte. A fin de cuentas no olvidemos que nuestro entrañable y romántico vagabundo de tantas aventuras es un patoso afortunado dentro de su cotidianeidad de calamidades y penalidades, un optimista nato que nunca se deja achantar por contratiempos tan nimios como por ejemplo ser incapaz de aprender a desfilar y a sujetar el mosquete como el resto del pelotón o que se inunde de agua de lluvia el barracón en el que duerme con otros cuatro soldados.
En lo poco que dura este mediometraje hay muchas escenas cargadas de corrosivo antibelicismo dentro de ese tono de humor ligero y absurdo donde abundan las carreras, las caídas, los golpes y los equívocos, con un Charlot que, por una vez en su vida, aparece como aclamado héroe. Un rol extremadamente raro, pues en otras películas suele ser un pequeño héroe anónimo que pasa desapercibido entre las multitudes y al que nadie, excepto su chica de turno, recordará.
Por fortuna, un siglo después, los espectadores sí lo recordamos.
Que cien años no es nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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