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España España · Barcelona
Voto de Víctor:
7
Drama Ruth Ellis trabaja sirviendo bebidas y consolando a hombres en un sórdido club nocturno londinense. Una noche Ruth conoce a David Blakeley, un rico y atractivo piloto de carreras, e inician un tormentoso romance. Pero pronto las diferencias sociales que existen entre ambos se irán haciendo cada vez más y más evidentes, hasta que David decidirá abandonarla para encontrar a alguien de su misma clase social. La noticia será muy mal recibida por Ruth... (FILMAFFINITY) [+]
15 de marzo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de Ruth Ellis, la última mujer ejecutada en el Reino Unido, le sirvió a Mike Newell para hacer un retrato ácido de la sociedad británica del momento, un mundo sórdido y amargo en el que el amor imposible entre dos personas de distintas clases sociales conduce a la inevitable tragedia. Una relación tempestuosa, marcada por violentas peleas e infortunios, que culminó el domingo de Pascua de 1955. El controvertido legado de Ruth Ellis avergüenza hoy a toda una nación.

Miranda Richardson está magnífica como Ruth Ellis, la madre soltera y glamurosa chica de alterne, ofreciéndonos una espectacular actuación en cada escena de la obra. Richardson consigue plasmar a las mil maravillas el tono emocional de una mujer enloquecida y obsesionada por su amante y transmitir la difícil situación como mujer atrapada por las circunstancias y castigada por una moral mezquina. Rupert Everett está más que decente en su interpretación de David Blakely, un joven apuesto que proviene de una familia acomodada. Everett captura la naturaleza autocompasiva y el esnobismo innato de Blakely, y nos presenta a un jóven petulante, inmaduro y egoísta demasiado acostumbrado a salirse con la suya y que nunca ha experimentado las duras realidades del mundo de la forma en que lo ha hecho Ellis.

Los protagonistas tienen una química que inunda la pantalla en esta historia en la que el amor todo lo consume. Afortunadamente, el director sabe sacar partido de esa química a la hora de exponer todos los altibajos emocionales de esta tóxica relación. La puesta de escena es elegante y fría y los diálogos, ingeniosos. La dirección de Newell es muy buena por su hincapié en las expresiones faciales de los protagonistas mientras mantiene esa atmósfera fastuosa y oscura. Newell transmite con precisión ese clima reprimido de la austeridad de la posguerra, que encontró una liberación de su tedio embrutecedor en el sórdido glamour y los malos modales. Entre otros aspectos técnicos, destacaría que la óptima fotografía en determinadas ubicaciones y en concretos momentos tensos y dramáticos se convierte en un elemento crucial que ensalza la obra.

No obstante, la belleza de esta película radica en un conjunto más amplio de cuestiones. Bailar con un extraño no trata únicamente sobre dos amantes miserables y desafortunados o sobre las relaciones tóxicas y lo rápido que descarrilan, sino que lanza una reflexión sobre el clasismo que incluso sigue inherente a la Inglaterra actual. Durante el metraje, podemos observar como a la protagonista le asusta y le paraliza constantemente su posición de clase baja y su reputación manchada, aunque sea perfectamente consciente de que el sistema está podrido. Cuando Blakely le presta tanta atención, ella sigue tratando de justificarse a sí misma como algo positivo. Realmente, lo que la impulsa a matar a su amante es la triste comprensión de que él nunca la ha visto como un ser humano igual.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Víctor
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