David Gordon Green vuelve a ponerse al frente de Halloween, acompañado en la producción por su creador John Carpenter y el todo poderoso Jason Blum. Por supuesto la música no ha cambiado en todos estos años ya que es la misma compuesta por Carpenter, tampoco su protagonista, que vuelve a ser Jamie Lee Curtis y que ha estado siempre presente en todas las versiones que se han hecho, excepto en las de estilo psicodélico de Rob Zombie. Como ya se ha comentado, la reina del grito está en modo avión, pero no es la primera vez. En Halloween Resurection por, por poner un ejemplo, sólo aparece unos diez minutos, pero tampoco nos importa demasiado, hay que dar protagonismo a otras víctimas. La fotografía de Michael Simmonds vuelve a ser un éxito rotundo. Judy Greer y el resto de actores, que aquí son protagonistas, está fantásticos, como ya lo estuvieron en la anterior.

Esta vez, Michael convierte en monstruos a todo el pueblo de Haddonfield. El miedo les guía, igual que a Michael, ¿pero van a poder con él? Michael es la reencarnación del mal, se supone que es humano, pero se alimenta del miedo de sus víctimas, del pueblo y de las calles que le vieron nacer y crecer (al menos hasta que mató a su hermana hace 40 años). Michael parece invencible y quizás lo sea. La música se acelera en su último trecho, obligándonos a mantener la atención.

Michael, desde 1978 no había dado tanto miedo y nunca había sido tan demoledoramente violento como en las versiones de este director. También es de agradecer que a pesar de que el estreno tuvo que ser retrasado por la pandemia, aquí no hablen de ella y está genial que la cinta sea normal y no nos metan inclusión cada minuto. No cabe duda que es de los directores más valientes post pandemia y en la era de todos lloramos por todo.

Poco más que decir sobre una saga que lleva unas doce secuelas, cada una de un padre, pero de la que a pesar de sus fallos, los fans no nos cansamos. Y total, si alguna no nos gusta, pues no la volvemos a ver. Deseando saber cómo termina, si es que termina…