Bajo la magistral estética de ese referente del cine contemporáneo que es Park Chan-Wook, asistimos a una historia que bajo su desasosiego y aparente originalidad, acaba desembocando en las aguas de los thrillers más convencionales.

No quisiera quitar reconocimiento a una forma de encarar la historia, y a un talento estético que nos deja sin habla en determinados momentos (ese tobogán que baja corriendo la protagonista....ese pelo pelirrojo convertido en hierba....), el director es brillante, y lo demuestra, pero quizás la historia no daba para tanto, y la distancia y frialdad con la que está narrada, no te hagan empatizar demasiado.

Tan interesante a priori como convencional al final, tan apasionante en su puesta en escena como fría a término, un film que pretende ser especial pero que muchas veces hemos visto visto, eso si envuelto en un paquete mucho más bonito de lo normal.