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Voto de Lucas Liz:
6
Comedia. Fantástico. Terror Dos parados (Mario Casas y Hugo Silva) cometen un atraco y huyen perseguidos por la policía (Pepón Nieto y Secun de la Rosa) y por la ex mujer de uno de ellos (Macarena Gómez). Así, se adentran en los bosques impenetrables de Navarra y caen en las garras de una horda de mujeres enloquecidas que se alimentan de carne humana. (FILMAFFINITY)
23 de octubre de 2013
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Viernes noche y volvemos al cine. Hacía ya tiempo que no sentíamos la calidez de una de las butacas de nuestro principal refugio de paz, entretenimiento y diversión, y el regreso a una sala fue enriquecedor y casi podríamos decir que emocionante. Había ganas y este nuevo "disparate" de Álex de la Iglesia fue la elección. Las Brujas de Zugarramurdi nos prometían la tensión, emoción, acción y diversión necesaria para que no nos amenacen las meigas durmideras, que a veces nos tientan y nos arrastran hacia el ocaso del sueño a esas tardías horas de la última sesión nocturna. Por suerte, esas señoras con escoba y que habitan los bosques del noroeste español se mantuvieron lejos de nosotros, por mucho que la temática las pudiese atraer
Tal y como esperábamos, el arranque de la cinta es potente y lleno de ritmo (al igual que ya nos presentase el director en otras ocasiones, como por ejemplo en Balada Triste de Trompeta; qué gran recuerdo aquellos potentes créditos iniciales!!). Ese comienzo arrollador corriendo por la madrileña Puerta del Sol es trepidante. Las buenas y vigorosas vibraciones continúan tras coger "ese toledete taxi" que tantos recuerdos agradables nos ha traído a la mente. Perdonen la licencia, pero hemos vivido del sector durante muchos años y este modelo de vehículo, aunque en una versión anterior, nos evoca grandes y emocionantes piezas de nuestras vidas. ¡Qué bonito, qué entrañable, qué grandes momentos nos diste "toledete"! Gracias. Montados en el taxi se completa una persecución llena de ritmo y efectos especiales (se nota que el bueno de Álex en esta ocasión ha dispuesto de sus buenos euros -¿quizá por la venta de Falcao?, jajaja-). Y aquí nos queremos detener en la figura del taxista, personaje brillantemente interpretado por Jaime Ordóñez. Muy en su rol y con un papel repleto de matices del "típico pelas madrileño". Va por ti mi querido hermano: te he visto a las manos de este toledete, siendo cortés al principio y preguntando por los posibles itinerarios, aunque la situación se presente jodida; viniéndote arriba al volante conforme las dificultades se van presentando, convirtiéndote en pieza clave; con esas referencias a tus lecturas en los tiempos muertos en la "finca" (aeropuerto de Madrid-Barajas); y, cómo no, pendiente de ese taxímetro que echa humo (que incluso cambia de tarifa). Grande hermano, grande. Va por ti. Ánimo.
Después de esta licencia personal y que nos apetecía hacer, hemos de proseguir diciendo que la producción de Enrique Cerezo es un poco como su Atlético de Madrid en la liga pasada (y quién sabe si también en ésta): un gran comienzo, pero la liga se le hizo muy larga. La cinta va de más a menos, alargándose excesivamente y llegando a un desenlace plomizo, además de lo exagerado y desproporcionado, todo ello habitual en el director bilbaíno. Esa potencia inicial se va perdiendo y echamos en falta un mayor apoyo musical; necesitaría un par de grandes temas musicales que le diesen profundidad, vigor y virulencia a ciertos tramos de la película. Nada destacable en la parcela musical. Es verdad que nos parece casi injusto cebarnos con el tramo final y criticarlo en exceso; eso se lo dejamos a cada uno de los espectadores que visionen el film, pero cuando lo hagan, medítenlo como sólo una parte del conjunto y no como el todo. Piensen si ese momento ritual en la cueva no les recuerda al Sión de Matrix. A nosotros sí, desde luego. Un Sión a lo español, claro está, con una Carmen Maura igual de entregada que Morfeo, pero más "cañí". Además, alguna que otra imprecisión hemos detectado, pero que también aquí nos parecería excesivamente puntilloso mentar.
Estamos ante un producto que tiene muchos elementos para funcionar en taquilla. En primer lugar, se ha sabido sumar al tirón del propio director, el reclamo de la pareja protagonista; esos dos nuevos guapos del cine español, capaces de arrastrar por sí solos a un buen puñado de espectadores. Ya saben nuestros seguidores que ni Hugo Silva, ni mucho menos Mario Casas, son actores de los cuales guardaríamos autógrafos, si bien hemos de reconocerle su buen trabajo en esta ocasión; ambos aprueban. Por otro lado, Carolina Bang no nos aporta mucho, aparte de sus increíbles curvas (llámennos machistas, simplones o de excitación fácil, sólo contamos lo que pensamos). En segundo lugar, la mezcla de acción y comedia es buena fórmula para el entretenimiento, garantizando euros. En este sentido, a la comedia siempre contribuye ese amplio elenco de secundarios, a los que Álex siempre les da protagonismo, y sabe cómo hacerlo. Y aquí va un spolier: ver a Santiago Segura y a Carlos Areces enfundados en ropas femeninas y forzando el acento vasco tiene su encanto. Otros ya clásicos del vizcaíno son Terele Pávez y esa gran Carmen Maura que se atreve con todo, sin pudor ni vergüenza alguna, entregándose siempre en cuerpo y alma, lo que la hace estar siempre de notable alto-sobresaliente.
Por la primera hora, la película nos tendría completamente rendidos, pero después es irregular, y al final excesiva y recargada, lo que nos deja un regusto amargo. Como hemos leído en las reseñas de gente que sabe más que nosotros, es cine a lo bestia. Eso precisamente es el bueno de Álex y eso lo hace muy bien. Sigue así de excesivo y con ese torrente de creación, por muy enloquecido y endiablado que sea. Si le dan la oportunidad, pasarán una rato alocado y divertido, que desde luego no les dejará indiferente. Y eso es de lo que se trata esto; en provocar y en no dejar indiferente. Bravo Álex!!
Lucas Liz
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