Una de las mejores películas de Shyamalan, me siento vapuleada anímicamente, he sentido ira, rabia, fascinación, miedo, me he reído, he sentido el drama, incluso amor fraternal, y amor romántico. Shyamalan juega con el espectador a placer, incluyendo varios escalofríos, giros argumentales, gritos, risas… Qué grandioso para un cineasta, poder transmitir tantas emociones en 94 minutos de metraje.
Los momentos de comedia te arrancan risas, los momentos de miedo son grotescos y perturbadores con cosas total y absolutamente cotidianas, de verdad resulta bizarro, esa sensación de que algo no está bien, y te tensiona en la butaca durante toda la película. Los momentos dramáticos son intensos y misteriosos. Incluso hay ternura.
Es una batalla de sentimientos diferentes, que pugnan por hacerse hueco, entre confusión y fascinación.