“¿Qué pasaría si viajara al pasado y matara a mi padre antes de que éste me hubiera concebido?”. Con esta irresoluta pregunta Regreso al futuro nos introdujo en el apasionante (y a la vez enrevesado) mundo de las paradojas temporales allá por el año 85. Ahora, Primer vuelve a zambullirse en el tema desde una óptica más solemne y mucho más inquietante. Si se es “aficionado” a la materia, la película logrará cautivar con una cercanía y una austeridad de medios poco habituales en un género tan aparatoso por naturaleza como es el de la ciencia ficción; por el contrario, si el asunto nunca ha captado nuestro menor interés, la abundante jerga pseudo-científica de la que hace gala la historia nos alejará aún más si cabe del objeto de nuestro desapego. Lo que sí que resulta incontestable es el gran debut de Shane Carruth, meritorio, apasionado, atractivo y avalado por Sundance con el Gran Premio del Jurado.