Raritos tímidos y solitarios, atentos. Vegetarianos, protectores de animales, abstenerse.

En Budapest, Hungría, está el matadero al que Troy McClure lleva a Jimmy para que conozca el proceso. Nosotros somos Jimmy. Allí el jefe es Endre y Maria es una supervisora externa. Comienza un relato amoroso que al principio será difícil de llevar, los primeros minutos son medios densos, contextualiza por demás y vemos demasiadas imágenes explícitas de cómo se trabaja ahí.

Pero lo anterior también nos sirve para conocer a los protagonistas, dos personas muy introvertidas. Él tiene un brazo tullido, lo que lo lleva a no socializar demasiado, quizá por timidez o vergüenza. Ella tiene un problema similar a lo hora de lo social, pero viene por el lado de una "incapacidad" (?) psicológica y es muy estricta y obsesiva.

Luego de la larga introducción descubrimos que están conectados en sueños, y allí comienza la rara pero tierna historia. Nunca bajen la guardia porque tiene unos puntos de giro muy copados y todo avanza de manera muy fluida, a excepción de una secuencia que parece no se va a terminar más y nos pone muy ansiosos (pero bien, todo un logro de la directora).