Los trabajos de Víctor Erice siempre han gozado de una melancolía que los hace muy especiales. Además, a dicha melancolía habría que añadir cierta afición por mostrar lo cotidiano a través de la mirada (no siempre) inocente de los más pequeños.

La protagonista de la cinta que nos ocupa, todo un clásico de nuestro cine, es Ana (Ana Torrent), una niña que vive en un pequeño pueblo junto a sus padres, Fernando (Fernando Fernán-Gómez) y Teresa (Teresa Gimpera), y a su hermana mayor (Isabel Tellería), quien la ha convencido de que en una de las casas abandonadas del lugar vive un monstruo, el mismo que protagonizaba la última película que ambas han visto.

Esa mezcla de ternura e inocente maldad (por muy contradictorio que ello pueda sonar) es, aparte de una de las señas de identidad de Erice, el más grande de los avales con que cuenta esta bellísima y muy recomendable cinta.