Me pregunto cómo una película tan mediocre como ésta pudo dar lugar a una serie tan entretenida como la que protagonizó, durante siete temporadas, Sarah Michelle Gellar. También qué tuvo que pasar por la cabeza de Joss Whedon, alma máter de la mencionada serie y guionista de este despropósito, tras comprobar hasta qué punto había sido pervertido su guión sobre una chica (Kristy Swanson) que descubre que tiene que dar caza a los vampiros del lugar.

Y es que todo en este trabajo chirría, desde su reparto (Kristy Swanson no tienen el carisma de Sarah Michelle Gellar y los secundarios, con Donald Sutherland y Rutger Hauer a la cabeza, actúan, en el mejor de los casos, con el piloto automático) hasta los mediocres efectos especiales. Eso por no hablar de la horrible mezcolanza de géneros (algo que en la serie funcionaba a la perfección aquí resulta bochornoso). Resumiendo, este subproducto no interesará ni a los fans de las (muy recomendables) aventuras televisivas de Buffy y compañía.