El argumento de esta cinta no es demasiado novedoso: cuatro jóvenes que han salido de marcha tienen un accidente de coche del que una de ellos, Cassie (Melissa Sagemiller), despierta desorientada, sufriendo terribles alucinaciones, en las que se le aparece su novio (Casey Affleck), quien falleció en dicho accidente, y sintiéndose perseguida por unos tipos a los que conoció esa misma noche, poco antes de tan fatal catástrofe.

Aun así, me pregunto por qué no la vi cuando se estrenó, sobre todo teniendo en cuenta que por aquella época me tragaba cualquier película juvenil de terror que caía en mis manos. Además, participaba Eliza Dushku, quien por aquel entonces intervenía en la serie Buffy cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer), lo cual era un plus.

El caso es que me alegro de no haberla visto en su día y me arrepiento de haberla recuperado ahora. Y es que su desenlace se ve venir desde que nuestra protagonista despierta tras el accidente, los diálogos son infumables y las escenas de terror o intriga brillan por su ausencia (el director es un negado, de eso no hay duda). No la recomiendo ni para ver una aburrida noche con amigos y echarse unas risas.