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Voto de winstonsmith:
8
Comedia. Romance Los Ángeles, años 30. En la meca del cine, el joven recién llegado Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg), sobrino de un poderoso agente y productor de Hollywood (Steve Carrell), se enamora de Vonnie (Kristen Stewart), la guapa secretaria de su tío Phil. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy en el cine, en la última sesión, versión original, en la fila siete centrada sin nadie delante y después de tomarme dos cervezas. Yo ya he puesto el máximo por mi parte, el turno ahora es para Café Society, a ver cuánto es capaz de ofrecer esta vez Woody Allen.

Hora y media después, una hora y media que ha pasado como un chasquido de dedos, los títulos de crédito blancos sobre fondo negro y la música jazz me dejan el sabor inconfundible de haber completado una noche redonda de cine.

He acompañado la película de alguna carcajada, de algún pequeño nudo en el estómago, pero sobre todo de muchas sonrisas. Porque Café Society es una película que invita a sonreír, por la inteligencia con la que está narrada la historia y porque queda muy patente que el Woody Allen de siempre ha vuelto.

Dista mucho de ser una película honda, aunque por el camino roza varias llagas. Más bien predomina el tono de comedia, con algún que otro gag marca de la casa, pero en esencia se trata de una película ligera. Un tipo de ligereza que la eleva y la convierte en verdadero cine de entretenimiento.

El argumento es sencillo, se trata de una historia de devaneos amorosos como otras tantas en la filmografía de Allen. Los temas también son los mismos de siempre, el amor, la infidelidad, el cine, los judíos, Nueva York, el jazz, la muerte. Pero el gran Woody coge todo esto y lo dota de un ritmo endiablado, de una fluidez narrativa difícil de encontrar en el cine actual, de unos diálogos que no paran de oscilar entre lo hilarante y lo relevante, y de una voz en off que no puede ser más esclarecedora porque es que es la suya propia.

Otra de las grandes bazas del film son las interpretaciones. Una vez más los actores traspasan el espejo de las cámaras del neoyorquino y aparecen al otro lado convertidos en personajes inquietos, faranduleadores, pseudointelectualoides, perdidos en la vida y vivos. Incluso la hasta ahora pusilánime Kristen Stewart parece inyectada de vida. Y convence.
Por otro lado, la metamorfosis de Jesse Eisenberg es tremenda y su allenización es ya completa, dando forma a ese personaje poliédrico, que tan pronto parece un tierno pelele, como un seductor sin escrúpulos. Habrá a quienes les repateen esa ropa y esos tics, y serán los mismos a quienes siempre les repateó Woody Allen como personaje y su cine en general. Otros nos regocijamos con ello. Y es porque nos gusta, porque nos divierte, no porque vayamos de nada.

Por último tengo que destacar también la implícita declaración de amor a Nueva York que hay en la cinta, convirtiendo la ciudad en un personaje más que pugna con Los Ángeles dentro de un simbólico triángulo amoroso.

Otra de las notas destacadas del film es la interminable lista de referencias al cine y a la sociedad de toda la época dorada en la que se inscribe la historia.

En definitiva, Café Society es una película en la que Woody Allen nos ofrece lo de siempre, eso que empezábamos a echar de menos.
winstonsmith
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