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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Drama Un solitario inspector de Hacienda acude cada noche al club de striptease Exótica, en las afueras de Toronto, para ver bailar a Christina, una sensual joven que se desnuda para el público masculino ante la mirada de su ex-novio, el disc-jockey del local. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primera experiencia con el célebre Atom Egoyan, director y guionista egipcio-canadiense con un peculiar sentido del drama, ha sido con “Exótica”. No puedo decir que me haya entusiasmado, pero tampoco puedo decir que me haya decepcionado.

El filme presenta a diversos personajes que tienen, cada uno a su modo, algo en común con un local de strip-tease: Exótica. Decorado como un oasis en medio de la jungla de asfalto, es un lugar en el que reposan las pasiones, los deseos más íntimos y las profundas sensaciones de los que dejan atrás sus vidas por unos instantes, y se sumergen en un olvido placentero. Cada uno busca en las chicas de Exótica un motivo por el que abandonarse, pero el caso de Francis Brown (Bruce Greenwood) es distinto. Él va a ver a Christina (Mia Kirshner) como una droga necesaria, una obsesión compulsiva que lo empuja hacia el abismo de un trauma del que aún no se ha recuperado.

Christina es, además, la exnovia del dee-jay del night club, Eric (Elias Koteas), aunque aún tiene sentimientos hacia ella, reflejados en los celos que siente cada vez que baila para Francis. Presenta a las bailarinas de una forma lírica, inspiradora y sensual, especialmente a Christina. Vestida de lolita con uniforme de escuela, cada noche comienza su función al ritmo de la voz profunda y transgresora de Leonard Cohen y su “Everybody knows”, mostrándose al público ávido y deseoso de su exclusividad.

Egoyan presenta los personajes de forma casi onírica, con una puesta en escena hipnótica y unas historias aparentemente inconexas. Las historias de cada personaje se van entrelazando, aunque a la cinta le cuesta mucho arrancar para dar un poco de sentido al caleidoscopio de situaciones que conforman el puzzle. Egoyan intenta seducir no ya con el erotismo y la sensualidad de Mia Kirshner, sino con la banda sonora magníficamente inspiradora y oportuna, de gran notoriedad en la cinta.

En el filme desfilan también una serie de personajes secundarios que sólo sirven para adornar y rellenar los huecos de una historia que se podría contar con mucho menos metraje, pero el efecto ya no sería el mismo. Egoyan va introduciendo al espectador poco a poco, a pequeñas dosis, para que tenga un concepto global, para que cuando lleguen los minutos finales, en el que toda la madeja se desenreda, cause el efecto deseado. En este sentido lo consigue, pues uno de los puntos fuertes de la película es su ambientación y estilo, vestidos de un regusto de lirismo posmoderno que la hacen merecedora de atención.

Curiosa e interesante, pero le falta algo de fuerza en un guion que se arriesga a guardar los mejores ases hacia el final, poniendo a prueba la paciencia del espectador. Recomendable.
Richy
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