Decir que la película es infantil y, claramente, dirigida a los niños no es denostarla. La original también lo era y era un peliculón, eso si, vista con los ojos de la época. Con los ojos nostálgicos de ahora seguramente también pues tendemos a poner en un pedestal nuestro pasado cinéfilo, sobre todo si este ocurrió en nuestra infancia pues no hay nada que se disfrute más que durante esos años.

La película no falla por ahí. Sin embargo, si falla en el momento que empieza toda la acción, con los fantasmas y la maldición pululando a sus anchas, ya que aunque lleven las fundas de Cazafantasmas, el coche de Cazafantasmas y las armas y trampas de Cazafantasmas, no son Cazafantasmas. En todo caso unos Goonies sin mapa del tesoro, que tampoco.

Y no digo con esto que lo hagan mal los niños. La niña sapientina y el niño oriental creador de podcast (de ahí su apodo) están geniales y el chiste entre el niño y Dan Aykroyd a cuenta de su podcast me hizo gracia.

Ya los otros dos niños son un poco más repelentes. Es lo que tiene estar en la edad del pavo.

Pero lo peor de todo es que el homenaje dado a los protagonistas originales sabe a poco y lo que se esperaba emotivo homenaje a Harold Ramis se queda en algo sin vida (nunca mejor dicho) y sin pizca de emoción. Además toda esa parte es un fan service tan de moda en estos días, cosa con la que no estoy en contra, pero siempre que haya una explicación y no sea algo que llega tarde, mal, arrastro y sin explicación.

Al menos es entretenida y tiene una primera hora estupenda. Luego en la parte Cazafantasmas hecho de menos a estos.