La típica película del prestigioso Éric Rohmer, con la que inició su ciclo de las cuatro estaciones: una joven quiere que su padre deje a su joven amante por una amiga suya. Una película regada de constantes diálogos bastante bien escritos, con lo que gana en solidez su inexistente desarrollo, permitiendo que el espectador penetre en la moralidad de los personajes, en las relaciones humanas y en la filosofía de la vida, en general.
Rohmer se basa en 4 personajes y pocos escenarios filmando secretamente un teatro impostado en celuloide.