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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
9
Drama En un lugar remoto dedicado al negocio de la pesca, sobrevive Hee-Jin, la propietaria. Ésta se dedica durante el día a alquilar plataformas flotantes para pescar y vender comida a los pescadores. Durante la noche les vende su cuerpo. Un día llega al lago un ex-policía llamado Huyn Shik que acaba de matar a su amante y está dispuesto a suicidarse. Hee-Jin lo impide y una extraña compenetración nace entre ambos. (FILMAFFINITY)
23 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película que reveló internacionalmente al, para mí, más interesante y talentoso director asiático dentro del enorme "boom" de éstos en los últimos años. Hee-Jin (Suh) tiene un negocio de plataformas flotantes para alquilar a los pescadores durante el día; en la noche, les vende su cuerpo. Hasta allí llega Huyu Shik (Yoo-Seok) atormentado por el terrible asesinato que ha cometido y obsesionado con su novia, dispuesto a suicidarse como sea. Entre ambos surgirá una extraña y apasionada relación... Como siempre recalco, Kim Ki-duk es, ante todo, un talento absoluto para tejer argumentos llamativos, complejos, hasta geniales. En "La isla" logra que ese argumento, ese contenido, se funda de manera total al continente, creando una película tan cruda como inolvidable, un film que corta la respiración y del que, sin embargo, es imposible apartar la mirada.
"La isla" tiene ese raro lirismo tan caro a Duk y esa compenetración/confusión de extremos, por los cuales cualquier momento de máxima felicidad siempre queda barnizado por un lado oscuro, melancólico, violento: así conjunta sexo y violencia, dolor y placer, poesía y destrucción, haciéndolo de manera tan cruda como hermosa. Estamos ante una película originalísima, con momentos inolvidables, a la que cabe adscribir, dentro de su arisco caracter genérico, casi al cine de terror. "La isla" es una reflexión brutal a la vez que inexplicablemente sensual acerca de los más primitivos instintos del hombre para lo que se usa magistralmente la metáfora de la pesca (el agua como vida y muerte; el anzuelo para pescar la presa, para matar, para sobrevivir, para comer; la caña, el elemento que hace de fuerza para la pesca, ya sea del pez, ya sea del ser humano; los peces, con agua, vivos y frescos, o fuera del acuario, agonizando...). Ki-duk metamorfosea a los seres humanos en peces prácticamente. Y usa como gran recurso el silencio (tan presente en sus personajes principales) para que éste nos oprima y ahogue, teniendo que aguantar bajo el agua toda la película para salir gritando, agónicos como los peces/protagonistas, respirando oxígeno.
Enorme interpretación de la bellísima Jung Suh, una mixtura de fragilidad y de pétrea estoicidad, de sensualidad y atronadora violencia. El asombrosamente autodidacta Duk se rodea además de un equipo técnico sobresaliente: enorme fotografía de Suh-Shik Hwang (uso de los colores) y preciosa melodía de Sang-Yun sun.
Una obra maestra de un autor con un mundo, con una isla, propias, llena de cine, de ideas, de talento, a veces hasta excesivo.
kafka
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