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La torre de los siete jorobados

Intriga. Fantástico. Terror En el Madrid castizo de finales del siglo XIX, el enigmático fantasma del doctor Mantua revela al joven Basilio la existencia de una ciudad subterránea en la que habitan unos siniestros personajes dedicados a actividades criminales. Basilio consigue dar con la Torre de Los Siete Jorobados, en cuyo interior permanece secuestrada e hipnotizada Inés, la sobrina del difunto doctor... (FILMAFFINITY)
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es una rareza, ya que es un título antiguo y español. Una producción del año 1944, desconocidísima para el gran público.


Lo insólito de la propuesta, de este cine de posguerra español, es que a veces deja en evidencia a la presunta modernidad de obras vanguardistas que se cocinan hoy en día en la gran pantalla.
El director de esta "rara avis" es Edgar Neville(1899-1961), nacido el mismo año que lo hiciera Alfred Hitchcok.
Neville fue esencialmente un personaje individualista, singular, contradictorio. Pero sin embargo en su cine, ha sabido desprenderse de ese corsé moralista y rancio que impregnaba la época.
A su manera Edgar Neville representaba esa estirpe de cineastas de cine de autor, encuadrado en una serie de contribuciones artísticas multidisciplinares; escribió diez novelas, realizó y firmó 11 textos teatrales, y filmó una veintena de producciones. Además de otros cometidos (tertulias, revistas sastíricas), en fin como diriamos aquí "un puto crack".
Muy amigo también de los literatos Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.


La torre de los siete jorobados es su única incursión en el género fantástico, aprovechando ese efecto que se produjo en los años 30 y 40 en distintas cinematografías ubicadas al sur de Europa bajo el influjo del expresionismo aleman, y a traves de la literatura con mucha influencia de lo gótico.
Edgar Neville aprovechó su puesto de Embajador en Washington, ya que provenía de un linaje aristocrático (Conde de Berlanga Del Duero) por vía materna, para así dejar crecer su filiación en arte cinematográfico de la mano de sus primeros colonizadores (Douglas Fairbanks, Charles Chaplin, Mary Pickford).
Neville residiría en la meca del cine, desde 1928 a 1931, tiempo necesario para aclimatar las ténicas adquiridas. Hizo varios cortos documentales sobre la Guerra Civil.


La torre de los siete jorobados es la pieza angular del cine de Edgar Neville. Conservandose en todo momento intacta, por eso es la primera película de terror, de misterio que se realizará en España. La sola ídea de plantearse o adaptar un film sobre la base de conceptos sobrenaturales, representaba una garantía de no pasar el corte para los órganos censores...
Él film está rodado en su totalidad en Madrid.
La película es un universo compuesto de distintas realidades paralelas, que parecen convivír una al lado de la otra, influenciada eso sí, por el expresionismo aleman, con un blanco y negro que inflinge al espectador un cierto sentido de fábula presidida por universos paralelos; la superchería, la picaresca, la doble moral de las sociedades regladas sobre conceptos oscurantistas, ligados a una tradición religiosa.


La torre de los siete jorobados, se ayuda de unos decorados, que nos provocan esas imágenes cautivadoras, que asociamos a las escaleras en espiral, que nos conducen a un territorio apto para necrófacos.
Por su caracter de pieza insólita, la torre de los siete jorobados debería formar parte del imaginario del aficionado al cine fantástico con las ventanas abiertas de par en par, para dejarse atrapar por su brisa lejana...tan lejana como los tiemps de una postguerra poblada de espectros.
alessandro
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3 de abril de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraño cuento de fantasmas precursor del mejor cine español que mezcla el fantástico con un lenguaje humorístico avanzado. Una intensa película que cuenta lo que tiene que contar y de la que deberían aprender la nueva hornada de directores españoles que intentan hacer cine de terror. Contiene elementos de thriller y los ingredientes de los mejores cuentos literarios.
gpiqueras
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18 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cimas del creativo y genial Neville. El cineasta recoge la obra de Emilio Carrere (acabada por Jesús de Aragón Soldado/J. de Nogara, por cierto, que prácticamente no aparece por ningún lado este apunte) y realiza una adaptación libre de la misma, consiguiendo una pequeña obra maestra, prácticamente una película única dentro de nuestro cine, joya del fantástico y nada menos que en los terribles años 40. Trata sobre un investigador asesinado que se aparece a una joven para que ayude a su sobrina ya que va a ser secuestrada por una secta de jorobados, los mismos que acabaron con él. Fascinante e insólito argumento dónde los haya, la más alucinante y mejor parte de la película se desarrolla en los subterráneos de la ciudad de Madrid, dónde los jorobados tienen su cuartel general, siendo ésta un monumento al talento y a la imaginación. Se conjugan en notables dosis el misterio, el melodrama, el fantástico y algunos pasajes de comedia delirante, muy propios del Neville humorista. Grandes interpretaciones, especialmente de Guillermo Marín, aquí inolvidable. Un clásico imprescindible.
kafka
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27 de enero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El comienzo de la aventura

En primer lugar, hay que comentar los diversos géneros que confluyen en esta historia. Edgar Neville configura una historia que tiene lugar en el Madrid castizo donde mezcla la comedia, la novela policiaca, el misterio y el suspense con elementos fantasmagóricos en perfecta sintonía. Además, el pacto audiovisual se logra desde el inicio con esos títulos de crédito acompañados de una nebulosa y de un extraño violinista que emite una misteriosa melodía. Acercándose el final descubriremos el sentido de esa primera escena que ya desde el comienzo nos deja reflexionando.

Lo cómico y lo tenebroso se unen en esta historia, y en parte esto se produce por el actor protagonista Antonio Casal que interpreta a Basilio Beltrán. La escena inicial de la actuación de “Madame Medusa” (Manolita Morán) acaba por establecer desde el inicio el tono interpretativo de nuestro personaje, y el carácter de este. En La torre de los siete jorobados, Basilio Beltrán se nos presenta como alguien inocente, humilde, enamoradizo, algo asustadizo, y muy supersticioso. Es un personaje que supone una de las principales vértebras del film, muy bien construido y encarnado, y que tendrá una evolución muy notable cuando se resuelva el misterio.

*Interpretaciones

Antonio Casal está soberbio en su papel, y sabe otorgar a la perfección esa torpeza e ingenuidad a su personaje. Su interpretación acaba dando lugar a momentos realmente cómicos en la ficción gracias a su expresividad y lenguaje no verbal. El resto del reparto a su vez realiza un magnífico trabajo, pero Antonio Casal les acaba por hacer sombra sin menospreciar el talento de sus compañeros.

Sin embargo, he de dar una mención de honor a Guillermo Marín, quien interpreta al Dr. Sabatino. Su oscura interpretación pone los pelos de punta, su presencia en escena es firme y realmente aterrorizadora propia de esa vanguardia europea que es el expresionismo alemán.

*Edgar Neville bebe de distintos estilos

Edgar Neville consigue en La torre de los siete jorobados la recreación de una atmósfera mágica y tenebrosa que engulle al espectador en su mundo. Además, Neville demuestra su conocimiento cinematográfico, y acabamos por observar las dos principales influencias de la película. En primer lugar, la presencia del expresionismo alemán se hace realmente notable. Lo observamos en la manera de iluminar las escenas, en esas magníficas sombras que avisan del peligro, también en la propia ciudad de Madrid, convertida en un personaje más de la propia cinta con sus angustiosas callejuelas, la tenebrosidad que la envuelve y la impetuosidad que se le consigue otorgar. De manera mucho más clara, el expresionismo se hace presente en el diseño de la ciudad subterránea. Realmente magnífica la verdad.

La torre de los siete jorobados inevitablemente nos recuerda debido al tratamiento fílmico y en ocasionas a la historia y por ciertos personajes a películas como Metrópolis de Fritz Lang, El golem de Wegener y Boese, El Gabinete del doctor Caligari de Robert Wiene, o El hombre de las figuras de cera de Brinsky y Lenie entre otras.

Además, el personaje del Dr. Sabatino precisamente rememora por su naturaleza enigmática e hipnótica a dos de los personajes mas memorables del expresionismo alemán, al Dr. Caligari y a Nosferatu. Y su sombrío e inquietante carácter acaba de otorgar un cierto terror gótico, la otra fuente de la que bebe la película de Edgar Neville, aunque en menor medida. El terror gótico se hace presente en las escenas truculentas de la ciudad subterránea, en esa decoración con esqueletos, los fantasmas, y los propios jorobados que ocuparían el lugar de los “monstruos” propios de este terror, además, se le suma ese tono de leyenda y misticismo.

*Un guion cómico y misterioso

Para terminar, tengo que comentar el guion, donde la introducción de géneros se va realizando poco a poco, y la atmósfera se va enturbiando lentamente. La torre de los siete jorobados es la adaptación de la novela homónima de 1920 de Emilio Carrere. El director madrileño la lleva a la gran pantalla y nos regala escenas tan cómicas y atemporales como la presencia de Napoleón, o los diálogos entre Basilio y el profesor Mantua, donde el pobre de Basilio no acaba de comprender el estado de defunción del fantasma. Sin embargo, hay pequeños desperfectos en la trama, algunas aspectos podrían haberse atado de mejor forma. No obstante, ninguno de los deslices del guion acaba por manchar la obra del cineasta.

Por otro lado, comentar la banda sonora que nos acompaña en el transcurso de La torre de los siete jorobados, donde tienen predominancia los instrumentos de cuerda, propios de una historia de terror en la que generar tensión es lo principal. Realmente fabulosa y consigue ese gran efecto que acaba por mantener al espectador en vilo. Asimismo, hay que comentar el tema de los espejos, que desde siempre se les atribuye esa capacidad de establecer un puente con la otra dimensión. Edgar Neville los utiliza expresamente para eso, y los tiene muy presentes en su ficción haciendo que el espectador se estremezca ante su presencia.

*Conclusión

Edgar Neville configura un film único en el que la presencia del expresionismo alemán y el terror gótico es magnífica y vital para obtener un película original y vanguardista innovando en la época. La confluencia de géneros hace más especial esta película, y la unión de la comicidad con el terror y misterio es realmente soberbia. Además, la puesta en escena de La torre de los siete jorobados es realmente magnífica, muy absorbente y con un atractivo pasmoso.

Escrito por Javier Atienza
Cinemagavia
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14 de abril de 2013
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaremos la mayoría de acuerdo si se afirma categóricamente que en los años 40 el estado español estaba muy lejos de ser un crisol cultural y que por lo tanto, en un lamentable páramo, pobre en todos los sentidos, cualquier florecita que aparezca destaca en ese inmenso vacío, más por la singularidad de su existencia que por otras cosas. Edgar Neville, naturalmente afecto al régimen de entonces, fue el padre de esta película, "La torre de los siete jorobados", que se degusta con rapidez si la curiosidad es grande y que está lejos de ser una cinta de terror. Lo cierto es que yo no puedo decir que sea de terror, y el que diga que ha sentido miedo viéndola directamente tiene un grave problema, hay más humor, intriga principalmente, y está sustancialmente alejada de cualquier tipo de terror.

No me parece una gran película, los actores son lamentables, eso lo primero, y la ingenuidad de ciertos momentos no salvan la gran idea de la que se parte, las cosas como son. Y es que la idea principal es buenísima, lo confieso, una ciudad bajo el mismísimo Madrid en la que los tejemanejes y los líos que se producen quedan al margen de esa sorprendente realidad. Le daré la razón al que elogia la presencia de cierto expresionismo alemán, maravillosamente atrevido, no olvidemos que corren los años 40. Por lo visto no tuvo mucho éxito en su momento (no me extraña) y ha sido con el paso de los años, de las décadas (tampoco me extraña que esto suceda) que la opinión general se inclina por etiquetarla como película de culto. No, no es para tanto, es una especie rara en su contexto, pero su singularidad no la hace, ni de lejos, una obra maestra.
Luisito
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