A sangre fría
8,280
Thriller. Drama
Adaptación de la novela homónima de Truman Capote. Un honrado granjero de Kansas lleva una vida tranquila con su esposa y sus dos hijos. No puede sospechar ni remotamente que él y su familia van a ser asesinados por dos ex-presidiarios con las facultades mentales perturbadas. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que me tendréis envidia si os cuento lo siguiente: en una misma tarde fuí a ver Capote y, después, en la Filmoteca de la Generalitat nos pusieron A sangre fría. ¿Qué os parece? Además, ya había leído la novela hace muchos años, además de una biografía de T. Capote cuya parte más destacada, como es obvio, es todo lo relacionado con la escritura de la novela. Así te enteras, por ejemplo, de la amistad de Capote con Harper Lee, sí, la autora de Matar a un ruiseñor.
La película es sobrecogedora. Los actores buenísimos. Creo que es la única película que refleja perfectamente, gracias al libro de Capote, la absurdidad de un cuadruple crimen, pero también te ayuda a entender, que no a disculpar, la rabia de Perry (R. Blake), porque Dick (S. Wilson) es otro tipo de persona, más desalmado en el fondo. El final es apoteósico. Y gracias a esta película descubrí a un gran actor: Scott Wilson. Atención: es el gasolinero cornudo de El Gran Gatsby de Clayton, para mí lo mejor de aquella irregular película.
La película es sobrecogedora. Los actores buenísimos. Creo que es la única película que refleja perfectamente, gracias al libro de Capote, la absurdidad de un cuadruple crimen, pero también te ayuda a entender, que no a disculpar, la rabia de Perry (R. Blake), porque Dick (S. Wilson) es otro tipo de persona, más desalmado en el fondo. El final es apoteósico. Y gracias a esta película descubrí a un gran actor: Scott Wilson. Atención: es el gasolinero cornudo de El Gran Gatsby de Clayton, para mí lo mejor de aquella irregular película.
10 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arrolladora, fría, sobrecogedora, dura, desgarradora, realista.... Estos son algunos de los adjetivos que mejor describen la cinta de Richard Brooks. Basada en la novela del escritor y periodista Truman Capote, "A sangre fría", donde se narra un brutal asesinato en 1959, el film sigue la historia narrada en la obra del autor. Dos hombres que acaban de salir de la cárcel bajo libertad condicional, Richard Eugene Hickock y Perry Edward Smith, deciden emprender un viaje hacia la ciudad de Kansas para robar una suma de 10.000 dólares a una família de granjeros, los Clutter. El film narra el viaje de estos convictos que más tarde se convertirán en los verdugos de los Clutter ante la ausencia de esa gran suma de dinero. El film prosigue con su huida que les llevará hasta México y de vuelta a EUA, donde serán identificados, encarcelados, y posteriormente, ejecutados. El talento de Brooks y del gran elenco de actores consiguen, que como espectadores, vivamos de forma absolutamente sobría y realista todas las experiencias de estos dos asesinos ofreciéndonos un estudio de la mente criminal nunca antes vista en el cine. Además, el haber rodado el film en blanco y negro facilita esa inmersión en la obra así como su carencia de "calor" o sentimientos. Una cinta dura pero necesaria.
6 de diciembre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente sea la película que mejor plasma de fondo la pena de muerte.
Richard Brooks, ese excelente director y guionista de películas como "La gata sobre el tejado de Zinc", "El fuego y la palabra", "Dulce pájaro de juventud", consigue crear aquí un climax asfixiante repasando en flash back la infancia del protagonista (Robert Blake), con una certera fotografía poco iluminada.
Otro excelente trabajo que habría que destacar es el montaje, muy original.
La idea principal de la película es la parte psicológica de los personajes, sus recuerdos, sus torturas... esto es algo que supongo que está en la novela de Truman Capote, que confieso que aún no me la he leído.
Me ha impactado bastante esta película, y como he leído en varios es fiel a la novela.
Richard Brooks, ese excelente director y guionista de películas como "La gata sobre el tejado de Zinc", "El fuego y la palabra", "Dulce pájaro de juventud", consigue crear aquí un climax asfixiante repasando en flash back la infancia del protagonista (Robert Blake), con una certera fotografía poco iluminada.
Otro excelente trabajo que habría que destacar es el montaje, muy original.
La idea principal de la película es la parte psicológica de los personajes, sus recuerdos, sus torturas... esto es algo que supongo que está en la novela de Truman Capote, que confieso que aún no me la he leído.
Me ha impactado bastante esta película, y como he leído en varios es fiel a la novela.
12 de marzo de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cruel, brutal y turbadora. De esas películas que te dejan mal cuerpo y a la vez la sensación de haber visto algo grande. Hace muchos años que había leído la novela de Truman Capote en que está basada. A su vez el libro de Capote, del mismo título, es un seguimiento personal y fascinante del escritor, que actuó en este caso veraz como periodista. Intuía que si la acción se había trasladado del papel al celuloide con un mínimo de rigor y sensibilidad la historia iba a volver a impactarme. Así ha sido.
El buceo al interior de los protagonistas, buscando una razón a la sinrazón, es escalofriante y los insondables y negros abismos de la condición humana desesperanzadores. La humanidad de algún agente de la investigación y la calidez del periodista y el guía espiritual del atormentado Dick Hickock son las únicas tablas de salvación, no solo de los condenados, también de quienes condenan.
Los retratos de los ejecutores, y a la vez víctimas, son de una precisión ejemplar. Las miradas y discursos de cada uno de los actores; también padres, detectives y otros secundarios, ocultan un mundo de sensaciones amargas, en el que el destino vive en una carretera sin retorno y en un coche que sin marcha atrás se dirige veloz hacia el precipicio.
El buceo al interior de los protagonistas, buscando una razón a la sinrazón, es escalofriante y los insondables y negros abismos de la condición humana desesperanzadores. La humanidad de algún agente de la investigación y la calidez del periodista y el guía espiritual del atormentado Dick Hickock son las únicas tablas de salvación, no solo de los condenados, también de quienes condenan.
Los retratos de los ejecutores, y a la vez víctimas, son de una precisión ejemplar. Las miradas y discursos de cada uno de los actores; también padres, detectives y otros secundarios, ocultan un mundo de sensaciones amargas, en el que el destino vive en una carretera sin retorno y en un coche que sin marcha atrás se dirige veloz hacia el precipicio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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9 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El libro de Truman Capote A Sangre Fría se publicó en 1966, solo un año antes de que llegara a las pantallas la celebrada adaptación que dirigió y escribió Richard Brooks (1912-1992). El libro -que acabé de leer la semana pasada- cuenta un caso real, un crimen cometido a sangre fría en un pueblo de Kansas City a finales de los años cincuenta. El auténtico Capote lo escribió con ayuda de Harper Lee (escritora a su vez de Matar a un Ruiseñor), entrevistando a los involucrados en el suceso. Decir como curiosidad, que dos personajes reales se interpretan a sí mismos en apariciones fugaces, Sadie Truitt y Myrtle Clare.
Los protagonistas de A Sangre Fría son Robert Blake (Carretera Perdida), Scott Wilson (The Walking Dead), John Forsythe (1918-2010, Dinastía), Paul Stewart (1908-1986, Ciudadano Kane) y John McLiam (1918-1994). Citar que el protagonista, Robert Blake, sería acusado en la realidad de un crimen que nada tiene que envidiar al que comete en la ficción con su personaje. Fue en 2001 y presuntamente lo cometió con su mujer, Bonnie Lee Bakley. Fue declarado inocente.
Kansas City, en el pueblo de Holcomb. Dos jóvenes recién salidos de prisión, Perry Smith (Blake) y Dick Hickock (Wilson), planean dar el golpe en casa de una adinerada familia de granjeros, los Clutter. Allí entran y pese a no encontrar caja fuerte ni dinero alguno, deciden no dejar testigos y asesinar a los Clutter a sangre fría -de ahí el título-. El Agente del KBI Alwin Dewey (Forsythe) investiga el caso, complicado de resolver al no haber conexión alguna entre los criminales y las víctimas.
Da gusto leerse un libro y a continuación comprobar que la película que se basa en él cumple con las expectativas que uno se forma mentalmente durante la lectura. Es la adaptación a la pantalla de A Sangre Fría fiel reflejo del libro de Truman Capote. Las diferencias cabe encontrarlas en que es imposible plasmar en imagen los detalles descriptivos de cada escenario y personaje -como hace minuciosamente Capote en el libro-, y la síntesis de algunos hechos y caracteres, para aligerar metraje.
Ambos, libro y película, son similares, un violento y sórdido relato que deja con una sensación desesperanzadora. Un largometraje duro, crudo, sin ninguna concesión a algún momento de relax en las más de dos horas que dura. Hay escenas incomodas de ver para el espectador más sensible, como ejemplo, el asesinato por la cara que se comete a los granjeros (hijos pequeños incluidos). Notable trabajo de un Richard Brooks nominado al Oscar por sus dos labores, el guión y la dirección.
El libreto por coger lo mejor de la fuente original y plasmarlo en imagen, la dirección por la amplia gama de recursos que utiliza para contar de perfecto modo esta historia: los flashbacks que sirven para conocer el origen de Perry Smith, las cosas que el mismo Perry se imagina -que también las vemos-, la voz en off que sirve para sintetizar la parte final del relato, y unas imágenes con bastante fuerza, la frialdad cómo se comete el crimen, o la sensación de angustia que deja el final de Smith y Hickock -oyendo los latidos del corazón del primero de ellos en la situación límite final-.
Otros aspectos a destacar: buen casting el de la pareja protagonista, el montaje -la fluida escena del interrogatorio a Smith y Hickock-, la fotografía en blanco y muy negro de Conrad Hall (American Beauty).
Los protagonistas de A Sangre Fría son Robert Blake (Carretera Perdida), Scott Wilson (The Walking Dead), John Forsythe (1918-2010, Dinastía), Paul Stewart (1908-1986, Ciudadano Kane) y John McLiam (1918-1994). Citar que el protagonista, Robert Blake, sería acusado en la realidad de un crimen que nada tiene que envidiar al que comete en la ficción con su personaje. Fue en 2001 y presuntamente lo cometió con su mujer, Bonnie Lee Bakley. Fue declarado inocente.
Kansas City, en el pueblo de Holcomb. Dos jóvenes recién salidos de prisión, Perry Smith (Blake) y Dick Hickock (Wilson), planean dar el golpe en casa de una adinerada familia de granjeros, los Clutter. Allí entran y pese a no encontrar caja fuerte ni dinero alguno, deciden no dejar testigos y asesinar a los Clutter a sangre fría -de ahí el título-. El Agente del KBI Alwin Dewey (Forsythe) investiga el caso, complicado de resolver al no haber conexión alguna entre los criminales y las víctimas.
Da gusto leerse un libro y a continuación comprobar que la película que se basa en él cumple con las expectativas que uno se forma mentalmente durante la lectura. Es la adaptación a la pantalla de A Sangre Fría fiel reflejo del libro de Truman Capote. Las diferencias cabe encontrarlas en que es imposible plasmar en imagen los detalles descriptivos de cada escenario y personaje -como hace minuciosamente Capote en el libro-, y la síntesis de algunos hechos y caracteres, para aligerar metraje.
Ambos, libro y película, son similares, un violento y sórdido relato que deja con una sensación desesperanzadora. Un largometraje duro, crudo, sin ninguna concesión a algún momento de relax en las más de dos horas que dura. Hay escenas incomodas de ver para el espectador más sensible, como ejemplo, el asesinato por la cara que se comete a los granjeros (hijos pequeños incluidos). Notable trabajo de un Richard Brooks nominado al Oscar por sus dos labores, el guión y la dirección.
El libreto por coger lo mejor de la fuente original y plasmarlo en imagen, la dirección por la amplia gama de recursos que utiliza para contar de perfecto modo esta historia: los flashbacks que sirven para conocer el origen de Perry Smith, las cosas que el mismo Perry se imagina -que también las vemos-, la voz en off que sirve para sintetizar la parte final del relato, y unas imágenes con bastante fuerza, la frialdad cómo se comete el crimen, o la sensación de angustia que deja el final de Smith y Hickock -oyendo los latidos del corazón del primero de ellos en la situación límite final-.
Otros aspectos a destacar: buen casting el de la pareja protagonista, el montaje -la fluida escena del interrogatorio a Smith y Hickock-, la fotografía en blanco y muy negro de Conrad Hall (American Beauty).
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