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La virgen de los sicarios

Drama. Romance Tras una ausencia de treinta años, el escritor Fernando Vallejo vuelve a Medellín (Colombia), ciudad donde creció. No queda gran cosa de lo que había dejado: sus padres están muertos, una parte de la ciudad ha sido destruida, la mafia de la cocaína siembra el terror mediante bandas de asesinos... En un burdel de chicos encuentra a Alexis, de dieciséis años. Alexis forma parte de estos asesinos que matan a sueldo y que a su vez son ... [+]
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Críticas 41
Críticas ordenadas por nota
20 de noviembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película totalmente dramática pero desgraciadamente, totalmente real. Refleja un Medellín infectado por el tráfico de drogas y el sicariato, sobre todo por lo segundo..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DavidRetana
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28 de noviembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbet Schroeder es un director muy peculiar. Antes de asentarse en Estados Unidos, donde ha dirigido películas de interés dispar, produjo en los años 60 y 70, a través de su compañía Les Films du Losange, obras de Eric Rohmer, Wim Wenders, Marguerite Duras y Jacques Rivette. Su carrera, muy irregular, se caracteriza por alternar cine de autor con proyectos de encargo. Películas tan interesantes como "El misterio von Bülow", "El borracho" y "Mujer blanca soltera busca..." dan paso a otras, mediocres y de rápido consumo, como "Antes y después", "Medidas desesperadas" y "El sabor de la muerte".

"La virgen de los sicarios", adaptación de la novela del escritor colombiano Fernando Vallejo, puede servir como ejemplo de cine independiente, personal y comprometido que tanto le atrae a su director. Rodada en video de alta definición en las calles de Medellín, hablada en castellano, esta coproducción franco-hispano-colombiana, nos describe una ciudad en descomposición, donde la violencia de las mafias de la droga hace estragos y la esperanza de vida se acorta peligrosamente. Fernando (Germán Jaramillo) regresa a la ciudad que le vio nacer. Sus padres han muerto y el Medellín de sus recuerdos se ha transformado en una pesadilla. En un burdel de chicos conoce a Alexis (Anderson Ballesteros), un chaval que se prostituye y que forma parte de una pandilla de sicarios. Se enamora de él e intenta salvarlo de un destino más que evidente. A su vez, Alexis será el guía que le abra los ojos ante la terrible realidad que asola la capital.
Barbet Schroeder imprime a la película un tono documental que ayuda a darle verosimilitud a la historia. Rueda, a pesar de los riesgos que implica, en las calles de Medellín, improvisa escenas cuando las circunstancias lo demandan, no hace concesiones al público. La violencia urbana asoma en cada plano y el retrato de una juventud asalariada a los grandes capos de la cocaína, esclavizada por las drogas y sacrificada en los altares de la riqueza fácil de los cárteles internacionales, provoca un profundo malestar en el espectador. Lástima que el guión, alargado innecesariamente (la repetición del romance gay con otro sicario, Wilmar, se me antoja innecesaria, y sólo puede comprenderse por la voluntad de hinchar el relato más de la cuenta) , y la caracterización de los personajes, superficial y de brocha gorda, lastre una historia de amor entre el maduro y desencantado escritor y el adolescente homosexual y de gatillo fácil, que podría haber sido apasionante.
janto
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20 de mayo de 2012
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacer una crítica que conecte con la gente no resulta dificil, simplemente se consigue de manera sencilla, siguiendo la opinión de la manada. Si hacemos siempre lo mismo al final obtendremos idénticos resultados, y eso es lo que el aborregamiento generalizado parece buscar.
La virgen de los sicarios no es una película violenta, aunque la violencia se halle presente en cada tramo. La virgen de los sicarios es una película de amor, encuentros, venganza, odio y sobre todo... Vidas truncadas sin sentido que dan un sentido último a este buen trabajo de Barbet Schoeder.
Después de verla, si alcanzas la finalidad última, el mensaje encriptado; comprenderás las razones por las que muchos se alejan de polvoriento desfiladero por el que se mueve la manada.
LEUGIM
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21 de junio de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado treinta años y Medellín ha cambiado hasta de nombre, muchachos en todas partes que se ofrecen a mariposa, un dialecto callejero en el que se enamoran con odio, un escritor en el que gira todo, incluso la muerte, un choque de generaciones con pasado y presente, sin futuro, vivir las horas extras de la vida en una devaluación en todos los campos, "La virgen de los sicarios" es un choque temporal entre el que deja el nido sin abrigo y el que vive su atardecer.

La vida es un vendaval en el que todo cambia, el alma no puede con el tiempo que se viene encima, ya no queda humanidad, ya no quedan seres queridos, es el día de la virgen y se pasa de la calle a la iglesia, incluso ambas se fusionan, María Auxiliadora huele a pólvora, los muñecos que caen, Pablo Escobar como el empleador del pueblo, la violencia llega al punto de ignorarla, podrá acostumbrarse?, tapones en los oídos, no hay respeto ni educación, una pareja que aprende, unas bandas que no duermen.

Voladores por coronar, el jipi, el ruido de la ciudad y el silencio de Dios, todo es un contraste, la verborrea política, todo es mezquindad, no hay valor en el mundo de granujas, una película antisistema, sobre el trabajo y la plaga de la pobreza, se cascan entre ellos, una civilización descontrolada y otros tipos de silencio, el silbido de la conciencia, la homosexualidad y todo lo relacionado con este mundo desarrollado sin objetivos, mantenido por el veneno de la ira, "se prohíbe tirar cadáveres", la libertad del último gramático de Colombia y el pollo de plomo, quitarle la vida a alguien es otorgarle el bien, dejarle vivir es obligarle a cargar con su cruz.

Un relato que resalta lo que vale la pena, es arte callejero en sí mismo, es el terror de un fondo infernal, para qué más balas?, este serpentario no tiene arreglo, una miniUZI?, recuerdos y amenazas, la materia no necesita de dios para moverse pero él necesita de nosotros para existir, un paseo de desechables, de todo lo que es ahora mañana no quedará ni rastro, "cálmese señora, sólo es un muertico", "Dios no existe y si existe es la gran gonorrea", iglesias de bazukeros, para mí esta intensa obra íntima es un recorrido artístico que golpea todo lo que se nos viene encima cada día, hasta el fútbol y una Eurocopa de "esperanza", todo se funde en un mundo con gran capacidad de expresión en las peores calles del planeta, para qué ir a Nueva York?, está lleno de colombianos.

En las calles de Medellín la lluvia es roja, el dolor se apodera de la mente, la muerte y el hueco que deja en los vivos, la venganza, la imposibilidad de acabar con un perro, otros vicios y otras virtudes, "La virgen de los sicarios" revuelve en barrio y saca su basura, consigue encontrar la justicia de Satanás con una belleza que se mantiene en un extraño equilibrio pocas veces visto, las calles son veneno, la jungla de la calle acaba con todos.
stikma
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14 de octubre de 2013
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El polifacético escritor colombiano Fernando Vallejo, nacido en Medellín en 1942 pero residente en México desde hace más de cuarenta años, reflejó en su novela “La Virgen de los Sicarios” la añoranza que sentía por el país que había abandonado, convertido en un polvorín de pistoleros dispuestos a matar aparentemente por simples riñas y con la sombra del narcotráfico encubriéndolo todo. Pero Vallejo también es un autor homosexual y expone sus sentimientos aflorados hacia los jóvenes de la calle que se convierten en asesinos por dinero y amantes por la noche.

Barbet Schroeder (Mujer blanca soltera busca) transmite perfectamente tras las cámaras la novela de Vallejo. El director francés, además de homosexual, residió en Colombia y conociendo la convulsa realidad que vive el país empleó desde los recursos dramáticos hasta un inusitado humor negro, la poco convencional relación entre el maduro Fernando (Germán Jaramillo) y el adolescente Alexis (Anderson Ballesteros) amándose apasionadamente por la noche y paseando de día por las calles donde los tiroteos pasan como el tránsito.

Uno de los films más personales e interesantes de un cineasta a veces predispuesto a no recurrir a los convencionalismos comerciales de otras películas (las que dirigió en Hollywood) para comprometerse en un sello más íntimamente de autor.
Natxo Borràs
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