Cuatro notas de amor

Bienintencionada y amable película que gira en torno a una residencia de músicos retirados.
Narrada en clave de comedia, nos presentan a viejas glorias de la música que con sus achaques, intentan adaptarse a ese periodo de decadencia llamado la tercera edad.
Grandes tenores, sopranos, pianistas, saxos, violinistas etc..., recuerdan tiempos de éxitos y aplausos, mientras preparan la gala anual con la que pretenden recaudar fondos para que la residencia siga abierta y conseguir patrocinadores.
Pero no les resulta fácil. Son conscientes de que sus facultades han mermado mucho y se necesita mucha valentía para que quién ha saboreado los más sonados triunfos del mundo, se ponga delante de un escenario a ofrecer lo que saben que no es más que un pálido reflejo del arte que otrora poseyeron.
Película pues, simpática y con toques de humor, no explota como debiera este argumento, quedándose en la superficie, dándonos al fin una película con fragmentos de buena música, algunos chistes buenos y una pequeña reflexión sobre el miedo al envejecimiento. Se deja ver, pero se olvida facilmente.

El cuarteto representa el debut en la silla de director de Dustin Hoffman, toda una figura de la interpretación de los años 80 y 90, había tardado en decidirse a dirigir sobre todo porque estaba capacitándose para ello y buscando la historia correcta según el mismo, y eso parece que ocurrió cuando leyó la obra teatral de Ronald Harwood, que cuenta la historia de un cuarteto de cantantes de ópera que se reencuentra en una casa de retiro para músicos, ahí es donde esperan vivir sus últimos días tranquilos y sin complicaciones, sin embargo el pasado los atrapa, la añoranza de los que ya no serán y los recuerdos de heridas sentimentales que no cierran hace difícil la convivencia, a esto sumémosle los continuos malestares de un cuerpo desgastado. Destacable el uso del humor contenido del filme, muy al estilo de Hoffman, igualmente la fotografía lograda en el precioso lugar donde el filme es rodado y el protagonismo de la música en las escenas que la hacen ser un protagonista más, el filme es bastante sencillo en su desarrollo incluso en su propuesta dramática, sin embargo la calidad de las interpretaciones nos hacen sentir más de cerca los sentimientos de los personajes, destacando el trabajo de Maggie Smith y un elegante e inolvidable Tom Courtenay (aun me parece verlo en Doctor Zhivago), un filme simplista, lleno de arte y de buen humor, de nostalgias y diálogos que nunca dejaron de doler, de suelos sin realizar y errores irreparables. Hoffman inicia bien detrás de la silla, dando una visión importante de una realidad que viviremos la mayoría, ¿Por qué tenemos que envejecer? Se pregunta una de las protagonistas, es parte del ciclo natural, de nuestra humanidad y existencia.

Lo Bueno

Acabado artístico muy bello, la fotografía es una belleza
Interpretaciones llenas de carisma, dosificadas de auto parodias y humor.
La música es una protagonista más, llena clásicos al estilo de Verdi, Bach y otros compositores conocidos.
Prometedor debut de Hoffman como director.

Lo Malo

Puede que la historia peque de simple y falta de profundidad, pero eso lo maquilla con virtudes como las interpretaciones, música y acabado artístico.

Una mirada a la vejez sensible y al mismo tiempo cruel expuesta desde el punto de vista de la música clásica. Reúne una amalgama de estrellas consolidadas del mundo de la interpretación de los últimos tiempos, capaces de sondear en ellos mismos para ver hacia dónde alcanza la vejez y hasta qué punto se consideran útiles a la sociedad en aquello en lo que sobresalieron personal y laboralmente. Entre estos actorazos, destaca El Caurteto propiamente dicho: Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly, Pauline Collins. Pero entre ellos hay que hacer mención especial a la genial Maggie Smith (Harry Potter, El exótico Hotel Marigold) como la más reacia de todos los jubilados a poder volver a ser lo que era en su época de soprano, reticente y malhumorada por la supuesta pérdida de su don; y Billy Connolly (El último samurái, Nuestro último verano en Escocia) como el más optimista y cómico de todos, con unas frases geniales a lo largo de su estupenda interpretación.
Es una cinta entretenida y hábilmente interpretada cuya dirección y ópera prima a cargo de Dustin Hoffman, nos deja un poso a clásico y a que todo se puede hacer a pesar de las dificultades que nos pone la edad.

Para los amantes de la ópera y los que se emocionan con un cuarteto de Verdi. Pero también para los que buscan reconciliarse con los años del retiro sin renegar de su pasado ni sentirse inútiles. Para los que creen en las personas y sus relaciones, sean quienes sean, famosos o mediocres. Una película sobre la música, la vida y los sentimientos intemporales que todos compartimos, ya sean el amor o los celos.

Esta película solo cabe visualizarla si nuestro rango de edad es bastante maduro. Mas allá de ahí lo siento pero no es aguantable. Ok, los actores interpretan de maravilla, la fotografía es impresionante... pero eso no conforma una historia que sea divertida. Mas bien el entorno (nunca habia visto tantos actores mayores por metro cuadrado), fijado en una residencia es ya de por si deprimente (desde pto de vista cinematografico y de show)... a todo ello si le sumamos la opera y chistes y gracias "para maduros" nos encontramos con una peli que no se salva mas que para un determinado rango de edad. Dentro de la misma, está hecha con calidez y dulzura.