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True DetectiveMiniserie

Serie de TV. Intriga. Thriller. Drama Serie de TV (2014). 8 episodios. Dos detectives de Lousiana, Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Martin Hart (Woody Harrelson), vuelven a investigar el difícil caso de un asesino en serie en el que ya habían trabajado. Obligados a regresar a un mundo tan siniestro, el avance de la investigación y el mayor conocimiento mutuo les enseñan que la oscuridad reside a ambos lados de la ley. (FILMAFFINITY)
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Críticas 239
Críticas ordenadas por utilidad
1 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
True Detective es una serie apasionante, brillante, magistral y llena de suspenso que te cuenta la historia de dos detectives quiénes investigan una serie de crímenes y violaciones en los años 90, interpretados por Rust Cohle (Matthew McConaughey) y Martin Hart (Woody Harrelson) quiénes por cierto hacen un trabajo simplemente espléndido, si eres de esos que te gustan las series de intriga, suspenso y asesinatos difíciles de resolver esta sin duda es una serie que no te puedes perder.
Sin temor a equivocarme True Detective con el tiempo se volverá una serie de culto y envejecerá cómo el vino, sin más que escribir solo tengo un par de cosas más que agregar estás ante una serie que te presenta personajes difíciles, ambiente retorcido, trama oscura, un montaje osado, interpretaciones monumentales y un guión absolutamente bestial.
Gerardo
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2 de agosto de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta miniserie si algo queda claro es que las mejores características que uno puede reunir para ser un buen detective es ser atormentado, solitario, arrogante, inteligente y alcohólico, puesto que de lo contrario esta dedicación te va a quedar grande, nunca vas a estar a la altura, no vas a ser capaz adelantarte a nada ni prever/deducir ningún detalle.

Aparte de toda esa atmósfera malsana, macabra y opresiva, que transmite al espectador la sensación de que algo muy chungo está aconteciendo en ese lugar, lo mejor son las conversaciones que mantienen McConaughey y Harrelson en el coche. La del primer episodio es una de las más memorables, esa en la que Rust le comunica a un atónito Marty (que lo mira con una mezcla de incredulidad, horror y asco) que puede oler la psicoesfera del lugar, eso tras haber compartido con él (por insistencia suya, recordemos) su perturbadora filosofía de vida. Luego, como para cambiar de tercio le pregunta a Marty que qué debe de llevar a la cena (la mujer de Marty quería conocer a su compañero e iban a cenar los tres) y este le responde que con una botella de vino vale. A lo que Rust declara de forma tajante: 'Yo no bebo'. A Marty se le paraliza el rictus durante un instante y le responde: 'Noo, por supuesto que no vas a beber. Vas a estar muy tranquilo y no vas a decir nada de esta mierda que me acabas de contar'. Jajajaja.

En el segundo episodio, van en coche otra vez y Marty le pregunta a Rust si su madre sigue viva. A lo que Rusty con una mezcla de absoluta impasibilidad y frialdad pronuncia las siguientes palabras: 'Tal vez' Y la cámara enfoca otra vez el horrorizado semblante de Marty.

Lo cierto es que la serie es muy adictiva, los personajes son bastos, francos cuando no directamente malhablados. Se respira un ambiente de decadencia, miseria y ausencia de valores en las gentes de aquel lugar, donde las jóvenes se descarrían y encuentran en la prostitución su mejor futuro, que contrasta con la apariencia de ese fanatismo religioso (la deidad impostora), el cual tiene una marcada presencia a lo largo de toda la serie. Estoy de acuerdo con el cinismo que manifiesta Rust hacia todo ese tinglado, pues lo percibe falto de verdad, como un placebo que atonta a la gente y que la permite engañarse. Para confirmar el embuste vemos como nos desmitifican al falso predicador interpretado por Shea Whigham, ese demagogo que reunía a las masas con su palabrería al que pasado un tiempo vemos como un triste desgraciado alcohólico al que le han quitado su chiringuito.

También tienen algo de razón algunas críticas negativas, que señalan a 'True detective' como una serie para hombres pasados de rosca, o mejor dicho que sueñan con serlo. Porque hacía el final a lo mejor sí que se vuelve un poco 'fantasma', vemos que tanto Rust como Marty están bebiendo todo el rato sin parar (tanto en la oficina, como en el bar como al volante) y se les ve serenos y conscientes en todo momento, investigando, persiguiendo a sospechosos. Lo del cuarto episodio, esa infiltración de Rust en la banda de los moteros y en la que vemos que se mete de todo y luego reparte leña como el que más como espectáculo está bastante bien, pero no lo veo muy creíble.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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31 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo una de mis miniseries favoritas (de quien no); "True Detective" a ha podido contar una de las mejores historias de intriga y misterio del siglo.

Con unos creadores desconocidos, un reparto estelar, y premisa increíblemente pintada, "True Detective" son palabras mayores. Esa ambientación e interpretaciones sombrías, hace que te sumérjas en ese mundo lleno de luz y sombras. La primera mitad de la (mini) serie deja tomar su tiempo a la premisa, con conflictos personales, y muchas incógnitas del caso que investigan nuestros protagonistas a lo largo de ese periodo. Y en la segunda mitad, desvela verdaderamente la tensión y la intriga que esta ofrece, con un climax impactante y esperanzador.

Pero lo que realmente destaca (en la serie), es el reparto. Con esos actores de un caché muy importante en la cultura cinematográfica, seguramente iba a ser un éxito; Woody Harrelson (con la mejor interpretación de todas), Matthew McConaughey (con esa aura tan deprimente y efectiva) y Michelle Monaghan (que no sorprende demasiado, pero no decepciona en absoluto).

En resumen: para mí, "True Detective" no es perfecta, pero si es una (mini) serie que puede fascinar a cualquier persona que lo vea, y eso es algo que agradezco mucho.
CR0MA0
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29 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En uno de los muchos diálogos ilustres que comparten los dos detectives protagonistas de esta miniserie, un alicaído Martin Hart le plantea a Rust Cohle, su impertérrito compañero, si alguna vez este se pregunta si es una mala persona.
–No, Marty, nunca me lo pregunto –contesta Rust, lacónico. Y, tras encenderse un cigarrillo, añade:
–El mundo necesita malas personas. Mantenemos a las otras malas personas a raya.

La escena anterior creo que refleja muy bien, por un lado, el tono siniestro de la serie y, por el otro, los claroscuros de sus dos personajes principales. De hecho, el mayor logro de esta pequeña joya (parece mentira que apenas ocho horas de ficción puedan atesorar tantas virtudes) es, sin duda, su formidable pareja protagonista. Por encima del resto de logros –el ritmo vibrante, la hermosa fotografía, la cuidada banda sonora o incluso la desgarradora trama–, es la relación entre los dos detectives (sus bondades y sus vicios, su sintonía y sus broncas) lo que hace de True Detective, no ya una cautivadora buddy movie, sino una alucinógena hipodérmica directa a la yugular.

Además, por suerte el casting se eleva a la altura de circunstancias y tanto Woody Harrelson como Matthew McConaughey –ambos ejercen también de productores ejecutivos– están magníficos. Mención especial merece este último: ante el órdago de encarnar a un personaje tan complejo, el tejano envida a grande y se marca una caracterización memorable en la que resuenan ecos de otros iconos del género; con el atractivo pétreo de Harry Callahan, la perseverancia de Sérpico y la serenidad zen de William Somerset, el detective Rust Chole rezuma tragedia, nihilismo y charm a partes iguales.

En definitiva, es gracias al magnetismo de la dupla protagonista que el espectador, encandilado por la química entre ambos, se sumerge desde el minuto uno en el ambiente asfixiante del caso –ceniza y aluminio, que diría Rust– y se ve arrastrado por los sobresaltos de la investigación.

La trama policial en sí es otro de los puntos fuertes de la historia: la acción –que discurre a caballo entre varias líneas temporales durante casi veinte años– arranca una fría mañana en las afueras de Erath, un pueblecito perdido en el sur de Luisiana. En medio de una inhóspita plantación chamuscada, amanece, rodeado de elementos que indican rituales de brujería, el cadáver desnudo y mutilado de una joven.

La historia alterna los vaivenes de la investigación con las zozobras personales de los detectives; Hart es un padre de familia conservador (y un marido infiel incapaz de controlar sus impulsos), acostumbrado a la endogamia –cristiana y rural– de esa región del país. En cambio Cohle, recién trasladado desde el estado de Texas (tras años de hastío como infiltrado en un brutal cártel mejicano), es un hombre solitario, ateo y pesimista, sacudido por la reciente muerte de su hija y resignado ante la banalidad de la existencia humana.

La milimétrica trama intercala los sucesos del pasado con los de la actualidad, donde unos ya retirados Hart y Cohle son interrogados –por separado– acerca de una serie de asesinatos recientes, análogos a los que estos investigaron años atrás sin lograr detener a todos los implicados. Las pesquisas irán desenmascarando tanto la corrupción cruel de la policía estatal respecto a una ristra de desapariciones como la conexión con los crímenes de una popular iglesia local (salpicada por escándalos de pederastia y encabezada por un influyente pastor evangélico). Asimismo, poco a poco irá emergiendo la misteriosa figura del llamado rey amarillo, quien parece ser el sádico y esquivo chamán –encarnado por un turbador Glenn Fleshler– que se esconde detrás de los asesinatos.

Aunque toda la factura artística de la serie es impecable, cabe destacar, por una parte, la dirección de Cary Fukunaga, cuya sutil mirada dota al conjunto de una estética fascinante e inmersiva (amén de algún virtuosismo técnico como el cardíaco plano secuencia del cuarto episodio) y, por otro lado, el guion de Nic Pizzolatto: el también creador de la serie construye un relato magistral y adictivo, así como una radiografía metódica, sórdida y conmovedora del antihéroe policial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SPIELBERGO
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16 de marzo de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecé a mirar la serie más que nada porqué todo el mundo hablaba de ella. De hecho, después de Breaking Bad pocas me han parecido tan buenas como para valorarlas pero he aquí una primera temporada con mucha clase.
Para mi empezó con mucho blablabla pero que al cabo de poco creaba hasta adicción. El personaje de Cohle sin duda para mi el mejor (no os perdáis sus monólogos en versión original, que con su acento sureño estadounidense le pega mucho más al personaje). Lecciones de la vida, situaciones sufridas con las que todos nos sentimos identificados, teorías interesantes y personajes que sin duda no os dejarán indiferentes.

En fin, para nada ver esta primera temporada de True Detective ha sido una pérdida de tiempo. Es más, da gusto poner el volumen al máximo y así sentirte bien pensando que los vecinos disfrutarán también del espectáculo. Por cierto, alguien me podría decir cuantos cigarrillos se fuma Cohle en cada capítulo?
uriolot
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