La ciudad de la alegría

Supongo que ocurrirá en innumerables ocasiones con las novelas que pasan a la gran pantalla, pero la verdad es que después de haber leído (en numerosas ocasiones) la magnífica novela de Lapierre, no pude quedar más que decepcionado con la película, una versión ``light´´ y superficial de la novela en cuestión.
La película no refleja absolutamente nada de lo que nos ofrece la novela, de estar interesado con la temática, la vida de desheredados de una ciudad del Tercer Mundo en los años 1960-1970, sus problemas, dramas, miserias, tribulaciones y esperanzas, leer el libro y abstenerse del film.
En cambio, para aquellos que busquen pasar un buen rato vegetando en el sofá digiriendo un producto del estilo ``La mano que mece la cuna´´ o ``El Padrastro´´, recomendable.
Dado que la historia original daba para mucho, pese a que se deja ver, mi calificación es de 1. Y porque no se puede poner 0...

Recuerdo que nos pusieron "La ciudad de la alegría" en clases de ética del instituto, presumiblemente, por su alto contenido moral. La película, que es la adaptación de la novela homónima de 1985 del francés Dominique Lapierre, narra las vicisitudes de un médico que, tras perder a una paciente, marcha a la India a "encontrarse con uno mismo", al mismo tiempo que las andanzas de una familia campesina que al quedarse sin tierras, marcha como parias a la gran ciudad, Calcuta. Unos y otros acabarán encontrándose en "La ciudad de la alegría" y como decían en el concurso de "Un, dos, tres", hasta aquí puedo leer. En el fondo, lo que hace la obra es describir la pobreza y la necesidad de esa parte del mundo, así como la esperanza en forma de entrega a los demás como mejor salida personal, y también colectiva, a los problemas.

Como se ve, largometraje bien intencionado, humanitario y solidario pero que desde el punto de vista cinematográfico anda justo por una trama río, es decir, una que se limita a recoger asaltos, enfermedades, inundaciones, noviazgos, violencias y otras peripecias, me temo que escritas para llenar páginas como propósito principal. Es más, tampoco desde el punto de vista social, económico o político ofrece nada. Quien espere críticas, denuncias o análisis sobre el subdesarrollo lo tiene claro. Aquí lo que hay es una llamada a implicarse frente a ser espectador o darse a la huida, postura que en realidad, no va al fondo del problema y como tal, sólo puede aportar soluciones muy precarias. Para darle color, cuenta con Patrick Swayze, cuyo personaje demuestra que estar en los trópicos no es excusa para no ir elegante.

Ni más ni menos. Apariencia de mediocre película de sobremesa que pueden emitir cualquier tarde de domingo en Telecinco.
En esta ocasión un médico norteamericano decide abandonar su país y su vida para irse al quinto algarrobo, concretamente a la India. Algo bastante idiota, pero bueno.
No hay diferencia alguna con el resto de mediocridades de su categoría. (Ver sobremesa de Telecinco tres domingos por la tarde consecutivos)
Es todo igual, sólo cambia lo imprescindible: Localización (Canadá o cualquier país subdesarrollado funciona), actor protagonista (el resto de reparto da igual, como si son humo), su profesión (aquí médico, pero también puede ser abogado, policía, o empresario) y poco más. Tampoco merece la pena ponerse a enumerar estos detalles, como tampoco tiene sentido analizar y estudiar todas las manzanas de un manzano para saber si hay manzanas buenas o no. Con un vistazo simple vale. No perdamos el tiempo.
Hace tiempo que me cansé de estas películas, todas iguales. Malditos bucles de...
Bah, yo también sé. Voy a volver a la nevera, volveré a comer algo, y volveré a sentarme delante de la pantalla de ordenador, pero esta vez para algo más constructivo. Me apetece algo de deporte. Claro, no era hambre... Ración de Medal of Honor es lo que necesito. ¿Granaten? Si, acércate, asoma el hocico, anda rápido, dale al NO...