Los nibelungos - 1ª parte: La muerte de Sigfredo

Podría decirse que la cumbre artística de la carrera en el cine de Fritz Lang es su ambiciosa adaptación de "Los Nibelungos", un poema épico de heroísmo, traición y venganza. El poema, cuyo autor se desconoce, se realizó por primera vez en Austria en torno a 1200 DC, y se deriva de las leyendas populares que se remontan al siglo sexto, que tiene su base objetiva en la caída de la Real Casa de Borgoña en el siglo quinto. Fue la inspiración para una parte de la ópera que Richard Wagner celebró en 1876.

La versión de Fritz Lang de "Los Nibelungos" tiene una duración de cinco horas, repartidas en dos películas, conocidas como "Los Nibelungos: la muerte de Sigfrido (ParteI)", y la segunda parte, Los Nibelungos: la venganza de Krimilda (Los Nibelungos Parte II) . Fue una de las producciones más caras realizadas por la industria cinematográfica alemana, que requirió una sesión de siete meses en un momento de gran tensión económica (durante el período de hiperinflación de Alemania).

El guión fue escrito por Thea von Harbou (esposa de Lang y autora de éxito), quien coopero con Lang en muchas de sus primeras películas. Lang pretendía que la película fuera una obra nacionalista, promocionando la cultura alemana. Desafortunadamente, el subtexto nacionalista de la película fue acogido por el partido socialista recién formado "Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán", que incluso tomó prestado algunas de las ideas del diseño de la película.

"Los Nibelungos" es a la vez una pelicula visualmente impresionante, un buen ejemplo del cine expresionista alemán y una emocionante aventura de fantasía con un gran atractivo. Los escenarios fastuosos combinan un romanticismo gótico extrañamente mágico, con un toque muy siniestro del expresionismo,con bosques brumosos, guaridas del hampa espeluznantes y los castillos de cuentos de hadas oscuros.

La pelicula cuenta dos de las secuencias más icónicas del cine expresionista, pero también cuenta algunos efectos especiales notables, incluyendo un cierto uso muy eficaz e ingenioso de superposición. Punto culminante de la película es la lucha de Sigfrido con el dragón. Incluso para los estándares de hoy en día, la realización del dragón es impresionante, tan convincente que a veces se parece a un ser vivo.

"Los Nibelungos" es uno de los triunfos supremos del cine mudo, una hermosa, atractiva y muy imaginativa reinterpretación de una de las primeras obras de literatura en alemán.

El fuego, el hielo, la sangre y la tierra, el hierro y la roca, constituyen la fibra poética, la textura épica, el aliento trágico de este extraordinario díptico fílmico que es “Los Nibelungos”. Basta recordar los más bellos momentos, aquellos que convierten a ambas películas en un viaje iniciático por un universo legendario, plagado de signos misteriosos, de imágenes fascinantes. Fritz Lang sabía que cada matiz, cada detalle determinaría su “visión del mundo” en relación íntima y dinámica con el público.

La Europa del Este siempre ha estado muy cerca del misticismo y de los mitos. La vida del alma de los habitantes de esas tierras, es tan profunda y mística hoy como hace mil años. Están más en contacto con los espíritus de la naturaleza y otras realidades fantásticas, mientras que en Occidente se tiende más al saber directo. El rodaje fue muy costoso y tardó dos años en rodarse, con elementos técnicos muy avanzados para la época, como el dragón, que utilizaba a ocho hombres para darle movimiento y vida. Diseñado por Otto Hante, el diseñador artístico. Las dos partes de la historia son retratadas de manera distinta: La primera es geométrica, arquitectónica y plástica; la segunda es dinámica, rítmica y ardiente.

“Las viejas historias nos cuentan muchas maravillas de héroes admirables de grandes trabajos, de alegrías, de fiestas, de llantos y de quejas; ahora escucharéis prodigios de los combates de arrojados guerreros”. «EL CANTAR DE LOS NIBELUNGOS», PREFACIO –.

Sigfrido es la personificación del Destino que, a través de sus aventuras, determina caprichosa y trágicamente el devenir de los hombres. “Los Nibelungos” es, qué duda cabe, una obra maestra del cine de todos los tiempos, un clásico que continúa ejerciendo una influencia particular, a veces muy sutil, en el cine de nuestros contemporáneos, un ejemplo de cómo un conjunto de técnicas muy elaboradas pueden dar como fruto un objeto poético de primera magnitud. Tanto “La muerte de Sigfrido” como “La venganza de Krimilda”, tan compenetradas entre sí, únicas, a pesar de su caleidoscópica mirada de tonos, de fuerzas, son el triunfo de la imaginación.

Las imágenes están llenas de mitología y leyenda, Lang traspasa los Cantos de los Nibelungos con gran astucia, una historia épica sobre honor y heroísmo, Sigfrido esta muy bien centrado en su valorización para con la leyenda. Como primera parte deja explayado toda una herencia del caballerismo y la tradición Germana, gran relato

Los Nibelungos: la muerte de Sigfrido de Fritz Lang es un drama fantástico de aventuras y expresionismo alemán de cine épico y mudo basado en unas leyendas alemanas sobre unos extraños seres que viven en la niebla y son llamados Nibelungos, mostrando en esta ocasión las andanzas de Sigfrido, que es el hijo de un rey que consigue hacerse una gran espada con la que mata a un dragón y se plantea después conquistar a la princesa Krimilda. Dirigida con un ritmo paulatino en la historia pero vigoroso en la acción y con un estilo personal típico del director, es una obra muy llamativa aún con el paso de los años que tiene por su fantasía, historia y personajes gran calidad cinematográfica, logrando cautivar a los cinéfilos clásicos más exigentes que busquen el mejor cine mudo y expresionismo alemán, concluyendo un magnífico film que sobrevive eficazmente el paso de los años.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros y la niebla, además está bien trabajada en detalles estéticamente portentosos que llaman la atención y estimulan al público con una labor visual portentosa para la época. La música, aún siendo un film mudo es clásica y agradable en un apropiado acompañamiento musical según la acción que añade intriga gracias a sus bellas melodías, haciendo más confortante su visionado. Los planos y movimientos de cámara consuman una correcta labor técnica mediante el uso del reconocimiento, generales, seguimiento, primeros planos, detalles, planos voyeur y medios que son sobrios pero elegantes en su tarea. Cabe destacar también, los efectos visuales asombrosos y muy bien trabajados para la época en determinadas escenas del film.
Las actuaciones son profundas y muy expresivas como es normal en el género. Cuenta con las estupendas y serias interpretaciones de Paul Richter, Margarete Schön, Hanna Ralph, Theodor Loos, Hans Adalbert von Schlettow y Rudolf Klein-Rogge entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sorprendentes y muy bien trabajados en detalles para la época, en una labor fascinante y encantadora que junto con los soberbios decorados te transportan a ese lugar fantástico.
El guion, escrito por el director junto con Thea von Harbou, es apasionante en las aventuras que expone de unos seres ficticios que parecen de la edad media con sus castillos y luchas de espada, estando Sigfrido al frente que es el protagonista hijo de un rey que queda impresionado por la historia de la princesa Krimilda, cautivando a los amantes del género y seguidores incondicionales del director. Para esto se emplea una narrativa escrita y explicativa que de formar lírica y antigua añade intriga en una alusiva labor lingüística. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que de forma acompasada se toma su tiempo para presentar a los personajes e historia.
En conclusión, la considero una obra inmortal e insustituible en el cine épico y expresionismo alemán que no dejará a nadie indiferente por su bella y aventurera historia ni tampoco por su calidad cinematográfica aun con el paso de los años, dejando enormes sensaciones tras su visionado. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, efectos, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa escrita que vuelven a Los Nibelungos: la muerte de Sigfrido, un film soberbio en todo lo que se propone para seducir a aquellos que se quieran aventurar a conocerla.

Porque no le hacen falta muchas para contar esta historia épica clásica. Porque lo hace todo con el encuadre, la escenografía, el vestuario, la música y unos personajes hieráticos que parecen de otro mundo, de ese mundo perdido, pero con las pasiones de los hombres y mujeres de siempre.
Decir algo más de esta maravilla que tiene casi un siglo es quizá inútil. Pero pongo estas pocas palabras por si sirven para quien no conozca a Fritz Lang dedique un tiempo a repasar su filmografía, porque pienso que es la mejor escuela de cine.
Y todo con los efectos especiales rudimentarios de la época. Cuando hay arte los efectos no importan mucho, y cuando no lo hay todos los efectos, por espectaculares que sean, no sirven de nada.