Abel

Diego Luna es uno de los actores latinos más reconocidos y cotizados del panorama internacional, habiendo trabajado con algunos de los mejores directores del momento, así que no era de extrañar que tarde o temprano se lanzara a su primera experiencia tras las cámaras. Abel es su opera prima como director.

Christopher Ruiz-Esparza interpreta a Abel, un niño de 9 años que esta internado en un hospital mental por su negativa a hablar y su extraño comportamiento. Su madre (Karina Gidi) junto al doctor del centro deciden dejar que el niño pase una semana en casa, junto a sus hermanos. Abel, al no encontrar la figura paterna en el hogar, toma prestada la responsabilidad del padre, pero la llegada del verdadero progenitor, tras vivir un tiempo en Estados Unidos, traerá no pocos quebraderos de cabeza en la vida de la familia.

A pesar de ser Diego Luna una de los más influyentes artistas del cine latinoamericano, no ha empezado su carrera como director con un gran presupuesto ni con la intención de hacer una gran película, ha preferido comenzar con una historia intimista de una familia de clase baja, mezclando muy acertadamente los momentos dramáticos con divertidas secuencias cómicas. La dirección de Luna es sobria, sin ningún tipo de virtuosismo técnico, pero con una solvencia en la que se deja ver que aunque es su primera película como director, no es nuevo en este mundillo. El elenco, conformado básicamente por seis personajes está todo muy correcto, desde los más jóvenes e inexpertos niños hasta los ya más experimentados Karina Gidi y José María Yazpik.

En definitiva, nos encontramos ante una opera prima sencilla, emotiva y con momentos muy divertidos. Al finalizar sales con una sincera sonrisa y un buen sabor de boca.

Una maravilla de película, con una historia por momentos emocionante, por momentos divertida, encantadora, imaginativa y con mucho de realista ( aunque no lo parezca).

Tiene una fotografía y una música especialmente buena.

El comienzo de un gusto exquisito y el final inteligente.

El niño protagonista actúa con un buen hacer y una naturalidad pasmosa, aunque todos los actores están estupendamente bien en ella.

De las que es una pena no verla, de las que da pena que se acaben.

Interesante debut detrás de cámara de Diego Luna (“Y tu mamá también”), en una historia donde el eje central es la personalidad de un niño llamado Abel, quién toma un roll adulto en una familia pobre —como muchas en el planeta, donde el abandono de hogar de los padres es lo que prevalece—.

Pero más allá de esta situación contada en forma de melodrama —en una sorprendente y nítida interpretación del niño Christopher Ruiz-Esparza—, la historia bifurca en los fenómenos de la personalidad infantil, amén de situaciones de pobreza en esta trama, que trasladan por demás la visualización freudiana del Yo y la significación en la niñez. Recordemos que el Yo es una parte del Ello transformado por su proximidad con la realidad y surge para plasmar de forma realista los deseos y demandas del Ello de acuerdo con el mundo exterior.

Desde este punto de vista, el film tiene el rigor en su ideología, que acorde a una puesta en escena sencilla y sin altibajos en su dramaturgia, concluimos que la familia es el eje conductor de los imaginarios de los niños. Ahora, también en la película, Abel que irrumpe desde su silencio con palabras; resulta ser la alegoría a la posibilidad de hablar y representar (simbólicamente) esa fisura manifiesta desde lo real en el sujeto. Todo se adereza en una música que tiende a darnos la sensación de un final nada tormentoso.

Gonzalo Restrepo Sánchez (Film critic. Barranquilla, Colombia)

Interesante y original debut de Diego Luna, una película algo lenta al comienzo y que cuesta un poco entender por el acento mexicano para los que somos de fuera, pero que poco a poco se vuelve más accesible y entretenida. Cuando Abelardo comienza a hablar, deja a todos de piedra, incluso a nosotros. Grandes interpretaciones de los dos hermanos Ruiz-Esparza, muy guapos y graciosos. La película se hace corta y la historia llega muy bien desarrolladamente al clímax final, sin embargo, la película finaliza un poco precipitadamente sin saber muy bien cómo terminarla, es como si Diego Luna tuviera muy clara la historia que quería contar pero no tan clara la forma de darle un sentido y explicación o una clara evolución final sobre el futuro de Abel y su familia.

Si no fuera porque los dos niños son una monada, diría que lo mejor de "Abel" es que dura poco. La razón por la que vi ésta y no "Bright star", que es la que había previsto ver, es porque si veía "Bright star" no me daba a tiempo a pillarme el café en el Starbucks, porque empezaba a las ocho, así que pillé entrada para y cuarto y me metí con medio litro de café americano al cine, que es una de las cosas que más me gusta hacer en el mundo: ver una peli con café del Starbucks, ya que, en ocasiones, lo del café es lo único bueno (vale, sí, es un agua sucia y el Starbucks es una mierda, pero a mí me encanta, sabe a tarde de cine). En resumen, que no me despertaba mucho interés, pero si sólo viera las pelis que me despiertan interés a priori, vería cuatro al año, y eso no puede ser.
A pesar de que el apellido del productor –Malkovich– puede llamar vuestra atención cinéfila poderosamente, no caigáis en la trampa, por favor. La peli es una chorrada blanda que no se sostiene.
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