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Relaciones peligrosas

Drama Francia, siglo XVIII. La perversa y fascinante marquesa de Merteuil (Glenn Close) planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las insidiosas maquinaciones de la marquesa. (FILMAFFINITY)
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Críticas 77
Críticas ordenadas por utilidad
12 de enero de 2014
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
“En el amor no hay nada tan difícil como escribir lo que no se siente”, declaraba el autor francés Choderlos Laclos en “Las amistades peligrosas” (1782), obra cumbre de la literatura erótica y psicológica. No obstante en esta novela epistolar considerada satánica por Baudelaire, y por Proust, “el más perverso de los libros”, la carta es arma de seducción, la palabra retórica persuasiva, la letra instrumento al servicio de la mentira. Stephen Frears, convencido de que “los buenos sentimientos suelen dar malas películas”, decidió realizar esta película ambientada en la inmoral y decadente sociedad del siglo XVIII, con una carga crítica no menos feroz, e idénticos propósitos de profundizar en los complejos entresijos de las relaciones amorosas y las conspiraciones de alcoba.

Basada en una exitosa obra teatral de Christopher Hampton, completada con detalles argumentales de la novela original, posee un reparto de lujo: Glenn Close, resulta una magnífica Madame de Merteuil, una mujer inteligente, manipuladora y abyecta; John Malkovic, Vizconde de Valmont, un libertino dispuesto a corromper la inocencia de sus conquistas, víctima de sus propias trampas; y la naturalidad y belleza de Michelle Pfeiffer, Madame de Tourvel, su luminosa mirada revelan la fascinación de la pureza y la capacidad redentora de la pasión. Ambientada en castillos y otros parajes históricos de Francia, los interiores se envuelven de una luz tenue que tamiza los suntuosos palacios de la pátina de un cuadro de época, contribuyendo a recrear una atmósfera de voluptuosa caducidad, guarida de aristócratas venenosos conspirando en sigilo, ansiosos de vengar las exquisitas ofensas de una sociedad falsa y decrépita en la que perduran gracias a su malicia e ingenio.

La Marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont se cruzan una apuesta, el arma del vizconde es la seducción y el de la marquesa la hipocresía, con alguna historia anterior entre sí, que aprovechan el ocio y el vacio que les impone el ejercicio de sus privilegios de clase para desarrollar juegos de poder sexual: ella se acostará con él, como premio, si él seduce a la joven Cëcile de Volanges (Uma Thurman, todo candor), recién salida del convento a la que un pretendiente de la marquesa anda persiguiendo (se trata de una venganza: la marquesa arrebataría por medio del vizconde la codiciada virginidad a ese viejo amante que ahora pretende cambiarla por carne más joven). El seductor vizconde alega que Cécile le parece presa demasiado fácil para su “ganado prestigio” (como así se demuestra) y prefiere añadir la seducción de la bien casada y virtuosa Madame de Tourvel. Asistimos entonces a dos procesos de seducción de signo muy distinto: la inocencia a vencer de una adolescente, llena de curiosidad por el sexo; y la pureza, no del himen sino de los sentimientos, de una mujer adulta cuya pasión es difícil de despertar pero mucho más de extinguir.

Frears consigue uno obra colosal, redonda, perfecta, filmada con la urgencia de lo presente, describiendo a los personajes de forma realista y descarnada, desterrando el acartonamiento de otras recreaciones históricas, el cineasta ha sabido privilegiar primeros planos sobre decorados (fastuosos, por otra parte), rostros y diálogos sobre paseos y panorámicas. El prolijo vestuario y las sobredeterminadas actitudes de los personajes no impiden que los actores utilicen más de un gesto que no parece de la época. Frears propone una planificación dinámica e intensa que concilia la continuidad del primer plano con la movilidad de la cámara. Otro gran acierto es el tratamiento de la banda de sonido que convierte el film en un genuino melodrama. Rostros, susurros, música, sexo y tráfico de sentimientos son los elementos que hacen de “Las amistades peligrosas” una obra de cámara sensual y perversa.

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Antonio Morales
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23 de noviembre de 2009
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raras veces una adaptación cinematográfica alcanza los logros que la cinta del señor Frears logró hace 21 años ya, trascendiendo más allá de lo escrito y logrando la más absoluta de las perfecciones durante dos horas.
Los méritos, asombrosos, de la película, demuestran cómo el cine es atemporal y lo hacen de manera sublime. No hay nada, nada en absoluto, por pequeño que pudiera ser que falle y no encaje a la perfección en ella. El apartado artístico es maravilloso, recreando una barroca pieza de artesanía cuan encaje de bolillos a base de una selección musical soberbia en una banda sonora inolvidable, unas labores de maquillaje, vestuario y escenografía a un nivel pocas veces logrado en cine. El guión así mismo mejora con creces la discreta novela de la que parte, de Choderlos de Laclos y consigue llevar el arte de la seducción a un tope nunca visto. Es esta la película de entre todas que mejor afronta y trata el tema, con sentencias que han pasado ya a la historia del séptimo arte.
Pero es en el apartado interpretativo donde "Las amistades peligrosas" no tiene rival alguno.
Todos, repito, todos los actores brillan con una luz que no han vuelto a desprender en su mayoria en el resto de sus sucesivos trabajos, destacando, inigualable, admirable, inconmensurable, una Glenn Close como Madame de Merteuil en la que para mí es la mejor intepretación femenina de todos los tiempos.
Para muestra un botón, el momento en el que llega a casa de la tía de Valmont para seguir entretejiendo la red de engaños y crueldad que sirve de base al guión, con esa bajada del carruaje con una sonrisa de maldad que escapa de las comisuras de sus labios y que se torna en menos de un segundo en la expresión afligida de la mejor amiga...Uff... Ni una palabra, sólo su mirada lo dice todo...Increíble.
Me encanta..."NO PUEDO EVITARLO"...
Recomendable no, OBLIGATORIA.
javieritos
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21 de octubre de 2005
22 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede ser una película de época, puede estar ambientada en palacios, pero la temática sigue siendo algo tan cotidiano como los arriesgados juegos sentimentales, la manipulación de aquellos que creiamos inferiores... Que muchos y muchas hemos practicado sin remordimientos acerca de a quién perjudiquen y cómo.
Pijos egoistas que obtienen el castigo justo a su crueldad, triunfadores vencidos, justicia divina, y las victimas, que como siempre son los de alma más pura.
Interpretaciones que sólo unos pocos directores pueden conseguir de unos pocos actores que exclusivamente ellos pueden lograr.
Narrativamente es perfecta y el guión mordaz hasta decir basta, todo un ejercicio de lucidez e iluminación.
Es de las pocas películas que se pueden ver cientos de veces sin llegar a cansar, con permiso de los Goonies.
Mención especial al esculptórico busto de Uma Thurman... Ay mamá.
MacPerchin
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16 de junio de 2007
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las amistades peligrosas es un notable drama ambientado en la Francia del siglo XVIII, pero con unos personajes que quieren romper con los convencionalismos de la época. John Malkovich, inolvidable Valmont, quizá el mejor papel de toda su carrera, y Glenn Close, también quizá su mejor papel, libran un duelo interpretativo de mucha altura, constituyendo sin duda el mayor atractivo de la película de Stephen Frears. Las miradas y los diálogos que sostienen son de lo mejor que se ha visto en mucho tiempo.
Las amistades peligrosas nos ofrece una nueva visión de la Francia del siglo XVIII. Opta por centrar su atención en las intrigas amorosas y eróticas de unos personajes que poco más tienen que hacer. Pero ellos no saben que lo que empieza por un simple juego puede suponer su completa autodestrucción.
Grandes actuaciones, magnífica ambientación y una intriga in crescendo que en todo momento sabe mantener el interés. Grandísima adaptación de la novela epistolar de Choderlos de Laclos.
juanantlopez
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19 de diciembre de 2016
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo estar loco ante las grandes críticas que recibe este film, pero me parece una historia (que no película) por momentos ridícula. Es cierto que tiene interpretaciones magníficas como la de Malkovich (también otras horribles como la de Reeves), que la ambientación está muy bien lograda y que plantea un tema interesante, pero me parece demasiado exagerada e inverosímil. Ya sé que hay que mirarla en el contexto social y de mentalidad de la época que nos muestra, pero no me acaba de convencer ni como fiel y crudo retrato de una realidad, ni tampoco como crítica de la misma.

Nobleza que vive de las apariencias, crítica a su hipocresía, el rol de la mujer como esclava de un mundo hecho por y para hombres y reflexión sobre la bajeza moral del ser humano en ciertos capítulos de su historia. Si bien me parecen temas interesantes no creo que se traten aquí de forma magistral y elaborada, me queda sensación de quedarse a medias en todos sus objetivos.

Me explico en el Spoiler.
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Manu
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