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La regenta

Drama Ana Ozores, la Regenta (Emma Penella), se debate entre la pasión por el apuesto Álvaro Mesía (Nigel Davenport) y sus escrúpulos religiosos, temores vigilados de cerca por el ambicioso magistral de la catedral (Keith Baxter), el celoso guardián de unas almas que son, a la vez, su pasión y su presa. Una batalla presumiblemente perdida para la esposa del regente (Adolfo Marsillach) en una rancia capital de provincia, Vetusta (Oviedo), a ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
29 de agosto de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Inspirado, que no basado

Gonzalo Suárez fue el encargado de realizar la primera versión cinematográfica de La Regenta, y por el momento la única. Desde el principio de la película se aclara que no se trata de una versión fiel a la famosa novela de Leopoldo Alas Clarín, sino que se inspira en los personajes del escritor. Por lo cual, el guion de Juan Antonio Porto se mueve desde una perspectiva que omite gran parte de la novela, dado que se condensa en una duración de aproximadamente 90 minutos. Aun así, sabe focalizar la problemática que desea abordar, creando ese suspense en torno a la dificultad de las tentaciones en una sociedad marcada por el que dirán. Asimismo, hay que subrayar la universalidad y atemporalidad de los temas en los que profundiza, ofreciendo un relato interesante. No obstante, hay ciertos momentos que rozan el melodrama y restan al resultado global del film.

Lo que pudiera suponer un ultraje para los amantes de la novela original, cabe decir que es curioso mostrar una visión de Ana Ozores desde una vertiente que se aleja de la relación de ingenuidad con juventud. Seguramente, en el guion, no se tuviera en cuenta la edad de Emma Penella, pero con el pasar de los años, se ha convertido en un acierto. La razón no es otra que se produce una ruptura del idealismo de la inocencia y se atribuye a un estilo de mujer distinta, igualmente verosímil y marcada por la sociedad en la que vive. De modo que, sin querer, se convierte en una reivindicación en contra de los estereotipos de la mujer. Sin embargo, no sucede lo mismo con el triángulo amoroso, que, aunque sigue levantando suspiros, se podría esperar algo más de vigorosidad y sustancia, en especial, en los personajes masculinos.

*La ingenuidad de la insatisfacción

La protagonista indiscutible de esta versión de La Regenta es Emma Penella, muy criticada por la edad que tenía en el momento de hacer el papel de Ana Ozores. Paradójicamente, lo que antes podría ser un error de selección de casting, en la actualidad puede ser una representación de la insatisfacción femenina, tras un matrimonio de varios años y escasas relaciones sexuales. A ello se suma una buena ejecución de Penella, que hace un gran esfuerzo de contención y dibuja cierta sensibilidad en su rostro sin perder la fuerza escénica que la caracteriza. Por dicha razón, no se come el papel a la actriz, sino al contrario, Penella pone su sello de identidad en el personaje y le da una verosimilitud innovadora. Pese a ello, para apreciar su trabajo interpretativo, hay que ser capaz de abrir la mente y aceptar un modelo distinto en esta versión cinematográfica actoral.

Por otro lado, Nigel Davenport y Keith Baxter comienzan bastante bien, con unos niveles de energía propicios y cierto magnetismo en escena. A pesar de ello, según va avanzando y se complica el reto interpretativo, se difumina su labor actoral y se queda en un plano excesivamente artificial. Dicho de otra forma, terminan por ofrecer unas actuaciones forzadas y con falta de sentimiento. Además, el doblaje de ambos actores acaba por acrecentar la pérdida de naturalidad en el film. Por suerte, le sucede a la inversa a Charo López. La actriz empieza desde un perfil en segundo plano, que va creciéndose ante la escena y se convierte en un descubrimiento para el espectador. Luego, también aplaudir a Adolfo Marsillach, el cual, dentro de su pausada interpretación, maneja perfectamente su conexión con el resto de actores y el espacio. Asimismo, equilibra la sinergia creada entre el reparto.

*Belleza natural

Como bien es sabido, la ciudad de Vetusta es, en verdad, la capital asturiana de Oviedo. Por lo tanto, no es extraño que para rodar La Regenta se decantase la producción por unos exteriores que mostrasen la espectacularidad de la ciudad. Gracias a ese cuidado de los escenarios en los que transcurre la acción, se puede apreciar un gusto inmejorable de los interiores. En especial, las iglesias, las casas señoriales y las reuniones de sociedad. Al mismo tiempo, se contrasta con el uso de la naturaleza frondosa asturiana, el preciosismo de los bosques y el romanticismo de la belleza, que envuelve a sus personajes y al espectador. Para rematar ese buen gusto estético, hay un trabajo espléndido en la creación del vestuario, maquillaje y peluquería. Por lo cual, no se puede negar que la película ha sacado partido a su influjo creativo y entra por los ojos a la audiencia.

Luego, la dirección de fotografía sabe utilizar los recursos artísticos en su justa medida. Por un lado, intercala planos medios y primeros planos para mostrar esa emocionalidad que se esconde en esta historia de deseos. Y, por otro, da su valor, gracias a los planos generales, al contexto espacial de la cinta. Otro aspecto a destacar es la banda sonora del film, que tiene una calidez que empasta perfectamente con la imagen y subraya los momentos de mayor dramatismo escénico. Únicamente, el montaje sigue un ritmo lineal, que, en ciertos momentos, podría tener más dinamismo. Por lo cual, no hay grandes sobresaltos. Sin embargo, la buena concretización de la problemática principal, la química entre varios de los actores y los espacios naturales suplen esa falta de potencia. Así pues, un resultado notable y galante, donde falta un poco de ímpetu.

*Conclusión

La Regenta es una versión libre que se enfoca en la dificultad del deseo y una sociedad marcada por el que dirán. Además, con el paso del tiempo, se pueda dar una interpretación distinta, donde se rompe con la imagen de la mujer joven e ingenua, por una mujer más madura y con esa necesidad de expresarse. Este nuevo significado se da, en gran parte, gracias a Emma Penella. La actriz da una versión con más potencia de Ana Ozores, pero sin perder esa elegancia y fragilidad que le acompaña. Junto a ella, unas grandes actuaciones de Charo López y Adolfo Marsillach.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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28 de junio de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No estoy de acuerdo con esta media de un pobre 5,4 para esta excelente producción, tanto en la ambientación como en la muy buena fotografía de la tierra asturiana.
Es verdad que Emma Penella era ya un poco mayor para este papel, pero lo interpreta con una muy buena contención.
Estéticamente es una delicia, sello muy particular de las películas de Gonzalo Suárez. Además, a diferencia de muchas películas con verborrea, aquí se juega con los silencios y con diálogos contenidos e inteligentes.
Es un mérito también resolver todo en un metraje no muy extenso, lo que casi obliga a ir al grano y no perderse en tramas secundarias.
Al ser una película de época el tiempo no pasa por ella y se ve hoy como cuando se produjo hace casi medio siglo, que se dice pronto.
yoparam
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4 de junio de 2024
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Adaptación interesante sobre la obra más importante de Leopoldo Alas “Clarín “. El personaje de La Regenta recae en una Enma Penella algo mayor, está casada con el Regente de la Audiencia del pueblo de Vetusta, un tal Quintanar, ya bastante viejo y que no satisface las necesidades sentimentales de Ana, la Regenta. Por otro lado el Donjuán del pueblo, trata de conseguir los favores de la Regenta, y todo esto bajo la atenta mirada del Magistral Canónigo del pueblo, al cual se le empiezan a aparecer deseos lbidinosos y celos enfermizos también hacia la Regenta..
Película entretenida, con una Enma Penella ya mayor, pero muy convincente cómo siempre..
Sonycrockett73
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30 de agosto de 2012
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciertamente poner de regenta a una Emma Penella de 43 años, entradita en carnes y con las cejas pintadas no creo que fuese un acierto. Resulta poco creíble que dos hombres luchen por 'robársela' a un tercero. Una actriz más joven, más guapa y con mejor tipo hubiese sido una mejor elección.

Por lo demás, echo de menos un desarrollo que explique por qué la regenta se arrima a la iglesia y a Don Álvaro (casada con un señor mayor, sin hijos, sin sexo, hastiada del pueblo donde no hay nada que hacer,...) y también cómo el magistral confabula con la criada por despecho para vengarse (aunque entiendo que esa parte no se haya desarrollado porque en el 74 aún gobernaba en España un señor bajito y con bigote que hubiese mirado esta parte con malos ojos).

Adolfo Marsillach destaca sobre los demás.
echulin
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5 de noviembre de 2013
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué "clásico" más aburrido, oiga. A lo mejor hay gente que la adora, pero me pasa lo mismo que con la aclamada "Sentido y sensibilidad". Es una historia de amor(es) enmarcada en un tipo de sociedad y de mentalidad muy concreta, para gente que sienta aprecio por este tipo de sociedad y comparta su mentalidad. Y a mí me aburre. Es verdad que en general no soy un tipo especialmente romántico, pero me puedo llegar a emocionar con historias de amor más extremas, más emocionantes, o quizá más atípicas. Esto otro me aburre sobremanera.
FJ García
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