Un escándalo muy británico (Miniserie de TV)

El éxito de "Un escándalo muy inglés", la miniserie de Stephen Frears protagonizada por Hugh Grant hace un par de temporadas llevó a sus productores a iniciar una cadena de "miniseries" indagando en la sordidez de los escándalos sexuales ingleses. Este nuevo escándalo, ahora "muy británico", tiene mucha menos relevancia que el anterior, y tiene muchísima menos calidad. Cierto que el interés no es tanto como el previo, pero también es cierto que no existe el humor que tenía el guión de la miniserie de Frears, y eso se echa en falta. Sin ese humor negro, esta serie es un simple docudrama que nos recuerda que la Duquesa era malísima y el Duque no era un santo, pero que además la Duquesa tenía unas ganas de trepar locas y unas ganas de comerse cada pene que pillaba que no eran precisamente menores. Y eso en la época, se pagaba.

Bien ambientada, muy bien interpretada con una estupenda Claire Foy y un muy ajustado Paul Bettany y con una duración adecuada de sólo tres capítulos, esta miniserie no pasará a la historia, pero puede que desemboque en una tercera temporada mucho más jugosa. Las bases del error se han asentado, y deberían hacerles recapacitar para la siguiente.

Serie muy británica, lo que implica una buena factura de serie a todos los niveles: ambientación, vestuario, fotografía. Por mucho que se quiera defender la postura y exponer los hechos a través del prisma de Margaret , por mucho que se quiera explotar el ambiente machista de la época, lo cierto es que hay verdades incuestionables que son realmente feas y muestran un lado ético y moral de la susodicha lamentable, aparte de una falta de respeto brutal al sistema del cual ella tanto disfrutaba y del que se beneficiaba, aunque eso, insisto, comparado con la calidad humana del personaje ya se convierte en pecata minuta.
Personajes muy bien interpretados, y buen guión aunque quizá centrándose demasiado en Margaret. Aun así solo he podido ver una mujer tremendamente egoísta, superficial, dañina y brutal a la hora de conseguir objetivos primarios, sin conseguir rascar un poco más pese a centrarse totalmente en ella. Me hubiera gustado que profundizasen más en el marido y en la relaciones con los hijos.
De todos modos ver a estos actores es un lujo, ese ambiente tan conseguido también, y está encuadrada en una época muy interesante. Un 6.

El juicio por el divorcio de los duques de Argyll, y su sentencia final fue, al parecer, celebérrimo en su momento.

Yo, personalmente, ignoraba todo lo relativo a este caso pero sí conocía las obsoletas leyes de divorcio que existían (quiero creer que ya no) en UK, en los que siempre había un "culpable".

Esta miniserie muestra, en un todo mucho más serio y solemne que "Un escándalo muy inglés", la relación entre el citado duque de Argyll y su esposa, una "socialité" de la época, guapa y rica, pero plebeya (y esto es importante).

Las actuaciones son magníficas, especialmente la de Claire Foy, junto a la ambientación.

Aunque lo que me resulta más destacable es, en parte debido a dichas interpretaciones, el estudio de los personajes, y de la sociedad en la que se mueven: la rígida alta sociedad británica, los privilegios de la nobleza y el mundo en general, hace apenas unas décadas.

La historia está contada con ecuanimidad, sin crear una heroína fácil reivindicando su figura de mujer libre. No lo era. Era un producto de su época, de su educación, de su origen de familia adinerada no aristocrática. Tenía todo lo que deseaba y llegó a ser parte de la aristocracia gracias a su dinero y a sus encantos. En cuanto al duque, no deja de ser también una víctima y un verdugo. Los dos son estereotipos aunque sean personajes reales. De excelente factura en cuanto a la ambientación, el guión y las interpretaciones. Por lo demás, ya no nos escandaliza nada si se trata de determinadas élites sociales, británicas o no.

Narración incisiva y crítica de cómo la sociedad catalogaba a una mujer liberada mientras el comportamiento similar masculino era aceptado y tolerado. Basada en hechos reales, Claire Foy está muy bien (se adapta perfectamente a los papeles de época como ya vimos en The Crown), y, respaldada por Paul Bettany, entre otros, la miniserie es muy correcta y bastante llevadera, aunque quizás le falte algo de emoción a los hechos y, sobre todo, a su resolución final.