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En la cama

Drama Unas horas después de conocerse en un café, Bruno y Daniela alquilan una habitación en un hotel barato para tener un encuentro sexual y pasar la noche juntos. No saben nada del otro, ni siquiera sus respectivos nombres, y después de esa cita jamás se volverán a ver. Tras el sexo, estos dos extraños perciben que entre ambos se ha creado cierta química. Espontáneamente, los dos comienzan a hablar, abriendo las puertas de su pasado y su ... [+]
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
11 de enero de 2008
33 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Sugerente título! Pero, ¿Qué se puede hacer en la cama de un hotel, con alguien que te ha gustado, le has gustado y han accedido a compartir?

Definitivo ¡tirar!, ¡tirar! y ¡tirar!. Pero ¿en cada intervalo? Vamos que se necesita recuperar vigor, no te queda más que charlar, fumar, bailar, dormir, retozar, reír, llorar, callar, actividades que en esta cama se han llevado a cabo como en cualquier otra. ¿Charlar?, ¿De qué?, ¿Con alguien que no conozco? ¡Claro! De lo que sea, el hecho es conocer a la persona con la que se comparte el momento, cuerpo, pensamiento, cachondeo y sentimiento, es de las ocasiones cuando se puede ser lo más transparente ya que no estará la persona para juzgarte, sino simplemente para escuchar.

“En la cama” es un proyecto interesante encuadrado dentro del erotismo, caso que no pongo en duda y que por medio de un diálogo se exponen los sueños y miedos de él y ella, de quitarse la mascara para asumir que toman lo que desean para después dejarlo o quedárselo. Donde ella no es una golfa y él no es un casanova, es el retrato de la atracción de los sucesos en la cama.

Los críticos emiten juicios como la falta de profundidad en los parlamentos, en que si fueron excesivas algunas escenas donde ella baila o a él se le ha roto el condón. A mi parecer eso la vuelve única, ya que no se basa en la copulación para mantenernos alertas y precisamente estas cuestiones hacen creíble el filme, de lo contrario remitiría a las últimas del género que producen somnolencia y poco interés rodadas en los últimos dos años.
¡Interesante trabajo!
Coleccionista Visual
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16 de septiembre de 2009
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven y una joven han ligado en una fiesta y han decidido ir a un hotel, a pasarla tirando. Entre polvo y polvo, charleta.
Con desenvoltura, hablan de todo un poco, cine moderno incluido, más para permanecer enmascarados en el anonimato que para conocerse.
Ha surgido un chispazo de deseo, pero no hay más en juego.
Claro que, a base de estar un par de horas dándole y parloteando, la curiosidad mutua va en aumento.
La cámara no abandona la cama, pero de vez en cuando uno de ellos ha de ausentarse al aseo, y el otro aprovecha para fisgar la cartera o el bolso.

El planteamiento es totalmente teatral: dos personajes y la cama donde en tiempo real copulan y charlan. Los diálogos tienen viveza y los actores transmiten. Lo cinematográfico, entonces, tendría que compensar, pero en los momentos sexuales hay una oscilación de la imagen y un desenfoque arbitrarios que terminan abstrayendo la acción, y despojándola de erotismo. Los desnudos resultan fugaces y fríos. Los orgasmos se muestran más en lo acústico (gemidos, suspiros, etc.).

Cuando inevitablemente se van conociendo (parece imposible no intuir algo del otro en medio de semejante intercambio de fluidos), se desborda lo presupuestado, que era aquí te pillo aquí te mato, y si te he visto no me acuerdo.
La zozobra, las dudas que se multiplican, el estar a punto de reconocerse el uno en el fondo del otro, origina pasajes de intensidad dramática. Se asoman con vértigo y miedo al abismo de las respectivas vidas reales, y la posibilidad de cambiarlas, que es lo que da más miedo.

Conclusión: melancolía.

(6,5)
Archilupo
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17 de agosto de 2006
21 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es la más clara demostración de que el dinero no es imprescindible para hacer una buena y entretenida película. Con dos actores y una habitación de hotel el director Matías Bize consigue enganchar al espectador. Para ello nada mejor que unos buenos diálogos, dos buenos actores (especialmente ella) y unas excelentes escenas de sexo (las mejores que he visto en mucho tiempo). Todo resulta creíble y natural, la película desprende frescura por los cuatro costados.
No siempre mantiene el mismo nivel, hay ciertas conversaciones más prescindibles, y el momento musical sobra por completo. Pero pese a sus imperfecciones, que las tiene, la espontaneidad de las situaciones hacen que sea una película modesta pero cercana.
ernesto
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7 de abril de 2010
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué le dirías a un extraño o una extraña que se te cruza una noche y a quien no volverás a ver? Pues le contarás lo que no habías hablado con nadie, y lo que no compartirás con los que tratas con frecuencia.
Haréis el amor como si el mundo fuese a acabarse al día siguiente, como no lo habíais hecho antes. Os entregaréis hasta la última partícula porque no tenéis que reservar nada para mañana. No habrá mañana. No hay que dosificar, no hay que ahorrar ni que guardar restos en la despensa.
Con ese extraño, con esa extraña en la habitación de un motel, abrirás las compuertas del alma y del cuerpo. La libertad y la proximidad de la desnudez completa son catárticas, reparadoras. Es similar a pasear en topless por una playa donde nadie sabe quién eres, nadie te reconoce. No tienes que cubrir tus vergüenzas por temor a ser identificado y juzgado. Los desconocidos no te juzgarán, no chismorrearán de ti a tus espaldas, no te señalarán por haberte pillado exhibiéndote en público sin ropa.
El anonimato es la mejor garantía para ser libres, para expresar lo que se lleva más enterrado, para desnudarse sin pudor ante alguien que no ha desarrollado juicios sobre ti.
Es una de las cosas más raras del mundo, pero tan certera como que el sol sale y se pone: es más fácil ser uno mismo ante los que ignoran quién eres y quién has sido.
Un conseguido clima de intimidad con chispas visibles, en el vértigo de una noche compartida donde el deseo sexual, la locuacidad, la ternura, la diversión, el silencio, la nostalgia, el miedo y la tristeza llenan una habitación impersonal. Una pareja casual más entre esas paredes, sin identidad, sin nombres, o cuyos nombres apenas pronunciados se esfumarán en la niebla del olvido, sin ayer ni mañana, sólo el hoy, el momento actual. Darlo todo ahora, a esa persona cuyo nombre es mejor no recordar, cuyas anécdotas, ideas y opiniones confesadas como desahogo, como intento inservible e ilusorio de tender un puente frágil, es más sensato escuchar para tirarlas al amanecer al rincón de los recuerdos encarcelados. Ahí habrá que sepultar también su nombre inconcluso, su cuerpo memorizado, el peso de su silueta irrepetible, de su sombra inefable, el aliento capturado de sus pulmones, la curva de su sonrisa, la luz de su mirada, y el sabor de su llanto.
Nada y todo en una noche.
Él y ella se llevarán su secreto a la tumba.
Vivoleyendo
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10 de julio de 2007
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largo del realizador chileno Matías Bize ("Sábado, una película en tiempo real", 2003). Se basa en un guión original del acreditado Julio Rojas. Gana la Espiga de Oro de Valladolid a la mejor película. Producido por Adrián Solar, se estrena en el Festival de Locarno (Suiza) el 3-VIII-2005.

La acción tiene lugar en la habitación de un motel de las afueras de Santiago de Chile, en 2005, entre la noche y la madrugada de un día de verano. Daniela (Blanca Lewin) y Bruno (Gonzalo Valenzuela) son dos jóvenes que, tras conocerse en una fiesta o en un bar, se sienten atraídos y deciden tomar una habiación de un motel barato para tener un encuentro sexual. Él anda buscando una aventura de una noche y ella desea tener una experiencia sexual placentera, sin ataduras, ni compromisos, ni consecuencias.

La película explora una relación efímera entre un hombre y una mujer que desean compartir una noche de sexo intenso y prolongado. Les mueve el único afán de gozar, sin complejos y en libertad, del placer de la cópula y del orgasmo. Ambos necesitan que la experiencia sea satisfactoria y se agote en si misma: quede cerrada con la despedida matinal. La obra exalta el placer sexual entendido como fin en si mismo y como medio último de satisfacción personal. Glosa la normalidad y funcionalidad de las relaciones en términos de igualdad entre géneros. Excluye toda consideración de la práctica sexual como experiencia condicionada por normas éticas o morales de carácter trascendente. La narración se desarrolla con naturalidad, sin romanticismo y sin sentimentalismo. La acción no tiene lugar en tiempo real, como sucede en "Noche de verano en la ciudad" (Michel Deville, 1991), en la que se inspira. Compendia en 85 minutos una acción de 5/6 horas, que combina sexo, conversación, confesiones, descubrimiento de intimidades, desacuerdos, juegos (adivinanzas y peleas físicas), mentiras, secretos, temores e inseguridades, que caracterizan a la juventud actual. Hablan de hechos curiosos e irónicos, de los impulsos que mueven a comprar, de los secretos de los hombres, de enfermedades (VIH, ETS, bulimia), de cine, etc. Se citan películas como "Alta fidelidad", "Magnolia", "Taxi Driver", "Fargo", "Átame", y realizadores, como Godard.

La música hace uso de cuerdas, solos de viento y acordeón, en fragmentos breves de acompañamiento. Añade una canción original de Emmanuelle del Real. La fotografía, de Cristian Castro, presenta planos cenitales, encuadres de proximidad, dobles imágenes y otros recursos, que enmarca en fondos marrones oscuros o grises. Añade imágenes sugeridas de tréboles y rejas. Abundan los cortes visuales, destinados a abreviar el relato y dotarlo de dinamismo. El guión usa un lenguaje natural, exento de artificiosidad, acorde con la estética realista de la obra. Película correcta, bien escrita y protagonizada con solvencia por Blanca Lewin. Traspira admiración por la mujer y la igualdad de géneros en las relaciones sexuales.
Miquel
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