Stardust

La figura de David Bowie sin duda merecía una película más lograda.
O, más que lograda, más arriesgada, sobre todo en lo visual. Teniendo en cuenta la excentricidad y originalidad del personaje, es interesante imaginar qué habría hecho, por ejemplo, un director como Baz Luhrmann (con su barroquismo, movimientos de cámara y saturación de colores) con esta historia. Pero bueno.
Con todo, Stardust es un aceptable biopic que seguro resultará interesante para los más fans del mítico Bowie y cuyo visionado resulta entretenido y agradable. Y ver a Jena Malone, haga lo que haga, siempre es un placer.
Bien, sin más.

Parafraseando a Cerati, "muchos mitos se cayeron" pero un hombre se levanta, el filme me hizo reír y llorar, iba con las expectativas de ver una mala película sobre David Bowie, pero desde el minuto 1 he quedado encantado, como decía Paul "para los que creen que el mundo del entretenimiento es puro glamour y fiesta" el camino del artista esta pavimentado a base de fracasos hasta que un día conecta como puente y los sueños se materializan...

Después de leer las críticas y de ver el trailer realmente me esperaba algo peor. Pero siendo honestos es verdad que la película se deja ver. Bien es cierto que al no poder usar las canciones de Bowie pierde algo de fuerza, ya le ocurrió lo mismo a Velvet Goldmine.

La película esta más cerca del cine indie que de una superproducción al estilo "Bohemian Rhapsody" o "Rocketman". Y eso no es necesariamente malo, pues se centra en un momento concreto de la carrera del artista, en el que todavía no se ha definido como tal y esta buscando su lugar en el mundo del espectáculo. Por otro lado, quizás ahonda demasiado en las dudas existenciales de Bowie, y aunque es cierto que estuvo muy obsesionado con la tragedia de su hermano Terry, la película incide demasiado en este aspecto, mostrando a un Bowie demasiado inseguro de sí mismo.

Tiene momentos brillantes como el homenaje inicial a 2001 y otros que parecen más bien un telefilm y esa irregularidad es la que lastra una película cuyo director tiene clara la historia que quiere contar pero que no acaba de plasmarla del todo visualmente.

Johnny Flynn hace una buena personificación del personaje y en momentos resulta realmente creíble. Lástima que no le acompañe una mejor puesta en escena.

En definitiva, una película para los amantes de la historias pequeñas sin grandes alardes espectaculares.

Cuando empiezas a ver un biopic, en los primeros 10 minutos descubres si merece o no la pena, si el trio Lalala (productora, interesado o amigos y director guionista) han congeniado y discutilo lo suficiente para parir algo decente o simplemente es para sacar dinero, es decir, la productora a los espectadores y el resto a la productora, y por desgracia esta película es pésima, sin nada decente excepto las canciones de Bowie, todos los elementos principales brillan por su ausencia y los elementos artísticos y secundarios son de bazar de barrio.

Es una pena que se desaproveche de esta forma a un artista y no se le pueda rodear de los elementos básicos de un documento visual para poder tener más tirón a la vez de homenajearlo, pero sólo es un intento de vender y ganar pasta, no de crear para perdurar. Un día para las lágrimas boys.

¿Una biografía de un artista sin música del artista? Pues no, y no pasa nada. Si no hay presupuesto y la familia se niega a ceder los derechos, pues se hace una serie de una forense y un policía para Netflix y ya está. Pero no una biografía de uno de los cantantes más importantes de la historia. Y punto. El resto no está mal, buena reconstrucción de época, estupenda Jena Malone, esforzado Johnny Flynn y caricaturesco Bowie, a quien no se le percibe la genialidad en ningún momento. ¿Llevaba vestidos de mujer? uh, ah, ¿y el genio? Pues por ahí.