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Amok

Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias al catálogo de Movistar +, el más surtido, amplio y atractivo de todas las plataformas de pago, y no es publicidad, ya que, por otra parte, aquí el pago es alto y más que evidente, me permito ver una película de una nacionalidad para mí totalmente desconocida. El ya manido tema de chavales que se crían en la calle, a los que sus padres abandonan o descuidan, mezclados todos en centros de acogida en los que la gestión busca cualquier cosa menos insertalos en la sociedad, se ve aquí aderezado por la novedad de que el país es un país pobre y sus dirigentes adolecen aún de la falta de democracia del sistema del que vienen. Actores creíbles, buena resolución de las escenas de acción, cierta violencia desatada bien narrada... Nada novedoso, ya digo, pero interesante como retrato de una sociedad que no se distingue mucho de cualquier otra de países occidentales más ricos y avanzados. Hay pulso y verdad en esta cinta y eso la hace interesante.
melchorin
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27 de septiembre de 2017
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Mi primera aproximación al cine macedonio se produce con “Amok”, la ópera prima de Vardan Tozija, uno de esos directores que emergen desde una Europa balcánica que aún resiste el pulso a las escasas pretensiones económicas dedicadas a un séptimo arte denostado, que siempre ha manifestado mayor preocupación por la producción de documentales que expongan la puberta imagen de un estado que saborea su independencia desde 1991.

Utilizando el mismo esquema que otros colegas compatriotas, el director muestra las inquietudes que referencian su cine patrio. Hablamos de un arte entregado a mostrar los problemas sociales que asolan a una población que, aún en pleno desarrollo personal, se preocupa especialmente por las dificultades a las que se ven expuestos sus estratos más juveniles. De este modo, “Amok” narra la historia de dos jóvenes (Philip y Craw), desestructurados sin hogar que recaen en un centro de adopción juvenil, lugar donde se desarrollará el núcleo principal de la historia. Allí se unirán a otros chicos que viven una situación similar, surgidos de un mundo de violencia y egoísmo en el que deben de luchar por sobrevivir. Con la ayuda de un profesor del orfanato, el señor Goran, tratarán de hacer frente a la corrupción política, periodística, institucional, policial y callejera que continuamente maltrata sus insustanciales vidas.

De la misma manera que el cine kinki o producciones del estilo de “7 vírgenes” (Alberto Rodríguez, 2005) o “Barrio” (Fernando León de Araona, 1998) hicieron aparición en España, la cinta de Tozija refleja la vida de conflictivos adolescentes que asoman de forma paralela en la Macedonia de años posteriores, aprovechando una factura técnica de mayor calidad teniendo en cuenta la coyuntura temporal que les conduce a la gran pantalla. Y es que la película no escasea en valor técnico, sus interpretaciones rayan a gran altura y su dirección es más que correcta, además de contar con una excelente y pegadiza banda sonora que solo peca de intermitente. Sin embargo, el problema reside en la falta de credibilidad de un largometraje sin fuerza estructural, que no tiene claro el objetivo de lo que quiere contar. Quizás sea porque simplemente, no tiene la necesidad de llegar a ningún punto y solo quiere transmitir el poso de un problema cíclico sin solución, a través del cual, hay personas con la imposibilidad de pertenecer a otro status social, sintiendo que no tienen nada que perder en la búsqueda de una oportunidad que la vida y la sociedad les niega, condenados a refugiarse en su propio mundo de rebeldía sin causa.
Cineaste
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