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Before I Disappear

Drama. Comedia En uno de los momentos más bajos de su vida, Richie recibe una llamada de su hermana, a la que apenas ve desde hace mucho tiempo, en la que le pide que cuide de su hija de 11 años, Sophia, durante unas horas. Richie acepta cuidar de su sobrina. Adaptación al largometraje del corto "Curfew", del mismo director. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Before I Disappear" es el máximo exponente de lo indie, desde su concepción hasta la selección musical e incluso el cartel. La ópera prima de Shawn Christensen repite la fórmula ganadora de su cortometraje "Hora límite" (Curfew), con el que ganó el Óscar en 2012: una historia atractiva, buenas interpretaciones y una banda sonora de lujo. Emulando a Shane Carruth, el polifacético director no solo protagoniza la obra, sino que además es autor de la canción “Sophia So Far”, que nos brinda una de las escenas más emotivas de la cinta.

La película empieza igual que acaba: con una carta. De lo que ocurre entre una y otra es de lo que trata la historia. La trama se centra en el viaje de redención de Richie (Shawn Christensen), un joven adicto, deprimido y autocompasivo que anda a la deriva tras la muerte del amor de su vida. Al recibir la llamada de auxilio de su hermana, Richie se embarca con su sobrina sabelotodo (una Fatima Ptacek algo mayor y más suelta ante la cámara) en una odisea nocturna por la ciudad de Nueva York, a lo Max Estrella en "Luces de Bohemia", que los pone en más de un aprieto. Además de los protagonistas, también destaca el trastocado personaje de Gideon, encarnado hábilmente por Paul Wesley, al que el espectador teme a la vez que compadece.

El ritmo de la acción es algo lento, sobre todo en la segunda mitad de la película, pero, como en la vida misma, lo más importante no es el final, sino lo que se experimenta por el camino. Y os lo aseguro (y sabed bien que yo no miento): esta experiencia merece la pena.
Wilhelm Weinstock
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23 de febrero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Shawn Christensen le gustan grandes. Las películas, se entiende. Y es que “Before I Disappear” (Shawn Christensen, 2014) es la versión corregida y aumentada que Christensen quiso hacer de su aclamado cortometraje “Curfew” (Shawn Christensen, 2012), no en vano ganador del Oscar hace ahora exactamente dos años. La relación entre un joven perdedor que va acumulando tentativas de suicidio (interpretado por el propio Christensen) y su sobrina, una niña de clase alta a la que apenas conoce y de la que tiene que hacerse cargo durante una noche, vuelve a incidir en el enfoque tierno y esperanzador del choque cultural en una gran urbe.

Llena de, diríamos, buenas intenciones, la cinta adolece de unos cambios de tono especialmente volubles en el tramo final de la obra, donde coquetea con el melodrama telefilmado cuando desde un inicio la propuesta que se nos vende es la de la comedia gamberra y on drugs. Quizás porque conocemos el núcleo elemental que da vida a la película (la mencionada “Curfew”), queda el regusto de que los mayores aciertos puntuales e individualizables de “Before I Disappear” ya estaban antes ahí (la maravillosa coreografía en la bolera o la escena de los baños públicos), y que alargar la premisa argumental tiene tanto de caprichoso como de errado. Sin embargo, descontextualizado, el largometraje de Christensen sigue siendo un ejercicio gozoso e irregular, cuya sensibilidad pop se manifiesta en numerosas ocasiones a lo largo de la película: desde la inserción de clásicos de ayer y hoy de David Bowie o The War on Drugs al guiño al sonido Italians Do It Better en esa “Sophia, so far” creada para la mencionada y encantadora escena de la bolera, pasando por ese brindis por el reencuentro que evoca el estándar de los años 30 “I’ll be seeing you” de Billie Holiday al final de la película, casi una respuesta al otro estándar coetáneo que aparecía en la original “Curfew”, el “We’ll meet again” de Vera Lynn.
davidmdehaza
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26 de noviembre de 2015
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Vi “Before I Disappear” (USA, 2014) dirigida, escrita y actuada por Shawn Christensen. Se trata de la adaptación cinematográfica del corto denominado “Curfew” con el que este mismo director ganó el Oscar a mejor cortometraje en el 2012. No obstante, la película de 2014 no obtuvo tanto reconocimiento como el cortometraje. El filme trata de un hombre, al punto del suicidio, que recibe una llamada de su hermana para que él acompañe a su sobrina durante una noche. Se teje pues una relación que le da de nuevo sentido a la vida. Ahora bien, el guion me parece algo inverosímil en ciertos pasos de un lugar de la trama a otro (la pelea entre los hermanos, el motivo por el que ella termina en la cárcel y los argumentos de su abogado defensor, los jefes mafiosos del protagonista, etc.). Muy rebuscada la historia. Además, el tema de la muerte de la adicta en un bar, con el que inicia el filme, pudo haber dado lugar a una cinta de acción-drama-policiaca con mejores opciones, que lo que terminó siendo: un thriller psicológico sin mucha identidad. No obstante, a pesar de que hay cierto consenso en la crítica sobre las falencias del guion, hay cosas resaltables: i) muy buenas actuaciones, asumidas con seriedad; ii) una buena fotografía que queda patente en las escenas lúgubres y en los espacios cerrados en plena noche (que equilibra la modesta banda sonora); iii) El paso original de una escena a otra (con un buen manejo de cámaras). La película, pues, merece un aplauso pues es un cine diferente, con formas narrativas distintas, que recuerda la dureza del mundo (en este sentido se nota un dejo schopenhaueriano), a la vez que permite, a pesar de todo, creer en que es posible la redención (en esto sí, alejado del autor alemán acabado de citar), aunque dicho “mundo-mejor” queda pendiente (todo puede pasar). Yo la disfruté, y no lo puedo negar. La recomiendo con las salvedades hechas. 26-11-2015.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Andres Botero
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29 de abril de 2016
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Creo que esta es una película que apunta a sensibilizar sobre distintas situaciones reales, que nos pueden o no tocar de cerca. Sin lugar a dudas transmite una poderosa reflexión sobre el sentido de los rencores, de los silencios familiares que pueden llegar a prolongarse y perpetuarse por años, sin uno siquiera ofrecer resistencia a ello. Solo los niños tienen esa magia capaz de llegar a esos arcaicos malentendidos y despertar la dormida calidez de los corazones atrapados por enfados.
cande
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3 de marzo de 2015
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se abren las opciones, los vientos soplan de cara y tienes la posibilidad de llevar a la práctica la realidad íntegra que tu mente había ideado y soñado, concluir lo inconcluso y enmarcar el bosquejo sugerido de osada pintura pretendida con arte, maestría y don atractivo de suculento cuadro final.
¿Has visto "Curfew"?, ¿te suena de algo?, corto escrito, dirigido y protagonizado por Shawn Christensen sobre un chico que está a punto de suicidarse y recibe una llamada de su hermana, a la que no ve desde hace tiempo, para que cuide de su hija.
¿Te resulta familiar la sinopsis?, porque la diferencia con este filme es que, aquel dura 19 minutos y este 93, que aquel recibió el Oscar al mejor cortometraje y, a su ilustre responsable, le dio el subidón, la inspiración y tuvo la oportunidad merecida -ya pensada y calculada- de alargar la historia y convertirla en una largometraje, lo cual es muy respetable y de agradecer dados los resultados pero, ¿aporta algo fresco, interesante e innovador dicha nueva cinta? o ¿es prolongar su tiempo con más de lo mismo sin mejorar la esencia de su progenitora?
Por un lado, un desahuciado suicida en potencia que ha perdido al amor de su vida y nada le importa en ésta excepto reunirse con ella, convincente y penetrante interpretación del susodicho autor de la presente obra que, prácticamente, se involucra en todo lo referente a su proyecto personal, al cuidado de su hijo al que mima con devoción y estima, más una sobrina prodigio, firme, segura y estática que no conoce a su tío pero que pronto establece un fuerte vínculo de unión emocional y afectiva con él cuyo puente traerá de vuelta a este amargo desganado, anoréxico en su quebrado interior, perdido sonámbulo de la noche a la apetencia por el día, por la luz y a esa ilusión efusiva de ver amanecer, deseo de sentir la llama poderosa del sol, protagonizada por una estupenda Fatima Ptacek que ya demostró su fantástico talento en su actuación en el mencionado corto, más escenas ilusionantes y maravillosas de carácter indie, paranoias plasmadas con delicia de lentitud, armonía y surrealismo pausado de danza nostálgica que, a unos encantará venerando cada fotograma de esquizofrenia escénica y, a otros rechazará provocando su breve y temporal desapego y desconexión, más una exquisita, delicada y perfecta música de acompañamiento para tanta hermosa y apasionante desviación de una normalidad aburrida y, una obsesiva carta que este famélico de la realidad no logra acabar de escribir para despedirse en condiciones de su mísera existencia e iniciar el viaje deseado que le libre de tanta tortura sentimental y basura anímica que rodea su vida.
Drama intimista y minimalista de personalidad singular y andadura especial que narra algo común, nada novedoso, un argumento de fácil planteamiento y un resolutivo desenlace de sencilla anticipación realizado con estilo propio, imágenes sugerentes y un espectáculo de camino perspicaz y motivador por salirse de la norma habitual y elegir plasmar la tenacidad de la locura temporal y el ardiente deseo y necesidad de amor y apego con fascinante desorden, barrullo y sana impureza envidiable , fabuloso caos dramático que adora la cámara y embellece la pantalla aunque, la cuestión sigue siendo..., para los que conocen de su original hermana pequeña, ¿este largo en duración, de mismo contenido, ofrece motivación, gana y empeño más allá de rememorar lo ya visto y conocido?, ¿descubre algo nuevo y positivo a su anterior goce y placer?
Porque sí, aparecen nuevos personajes y, sin duda, mantiene la misma calidad y nivel de su predecesora pero, ¡el contenido y propósito, intención y miras ni varía, ni cambia, ni se desvía un ápice!, por tanto, ¿es suficiente?
Porque, adoro la versión que realiza Michael Bublé de "I´ve got you under my skin", es deliciosa el dueto de Bono con el artífice de dicha canción pero, también admito que Frank Sinatra, su voz y estilos son únicos e inconfundibles y que dicha melodía siempre le pertenecerá a él por sensacionales versiones que se hagan en el futuro por parte de quien ose atreverse, por consiguiente...
Todo se reduce a saborear y disfrutar de esta exquisitez extravagante de inocente melancolía perpleja para los recién llegados y, para los veteranos conocedores de este trabajo y su creador, saborear y disfrutar del remate, perfección y completitud de su ópera prima pues..., sí, vale pena, es la respuesta a tanto interrogante expuesto y..., sí, siempre que puedas, deja a las personas con las que te has cruzado por el camino mejor que cuando las has encontrado y, aquí, ese meritorio sentimiento se cumple y certifica.
Abstenerse gustosos de lo mercante, comercial y estandard.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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