La Cenicienta y Ernesto

Esta coproducción española-italiana, rodada en plena efervescencia de este tipo de colaboraciones, es, por decirlo de un modo sencillo, una de esas comedias donde todo está donde cabría de esperar.

La película está dirigida por un hábil artesano de la comedía como fue Pedro L. Ramírez y tiene, como cabría esperar, el mismo tono entre cómico y sentimental que otros trabajos suyos de los cincuenta como “Recluta con niño”, “Los ladrones somos gente honrada”, “El tigre de Chamberí”o “El gafe”.

Los protagonistas italianos Antonella Lualdi y Franco Interleghi hacen, como cabría esperar, el papel de guapos (ella bellísima), sositos, modosos y en todo momento contenidos.

El reparto español en general borda un conjunto de interpretaciones memorables donde, como cabria esperar, hacen brillantemente “lo suyo”: Antonio Garisa hace “lo suyo” con la soltura a que nos tiene acostumbrados; José Marco está genial en “lo suyo”; el inimitable José Luis Ozores hace “lo suyo” en un “papelín” de apenas tres minutos, y así con todo un maravilloso plantel de habituales de la época.

La historia, como cabría esperar dado el género y el año en que esta filmada esta película, es una hábil mezcla de comedia costumbrista y melodrama sensiblero, aderezada con unas gotas de critica social en el retrato de las “fuerzas vivas” de una ciudad de provincias.

En general, una peliculita entretenida, amable y sin pretensiones filmada con habilidad y oficio. Recomendable.

Parece como si la presencia de Lualdi e Interlenghi (por cierto, eran marido en la vida real) grandes actores italianos haya insuflado algo del tono de la comedia italiana, muy bien mezclado con el casticismo español.
Una historia de cuento de hadas, desde el título, montada sobre un equívoco, pero que demuestra el valor de la fantasía.
Detalles emotivos, una amplia galería de personajes interesantes, una historia de amor: todos los ingredientes para una comedia amable.
La historia alcanza su nudo cuando falta media hora de película y desde entonces hay un interesante y creíble desenlace.

"- Ahora puede aspirar a todo: comodidades, lujo, confort, viajes en avión ¡y tres comidas al día!. La gloria, la felicidad, ¡el capitalismo!".

Simpática comedia, algo extrañamente co-producida entre España e Italia, ya que, mayoritariamente, estos trabajos entre los dos países se concentraban sobre todo en los westerns y las películas de intriga, con agentes tipo Bond, James Bond. No tanto en la comedia.
Es graciosa y no debe caer en saco roto ya que, además de pretender, y creo que lo logra en líneas generales, hacer pasar un rato divertido al espectador, logra mostrar, en tono amable, eso sí, la codicia e intento de explotación para con una pobre muchacha que se cree millonaria, por parte de las fuerzas vivas del pueblo donde vive junto a sus humildes padres. Dicho interés particular que no busca más que sablearle lo que puedan, manifiesta la avaricia humana en los seres depravados (mostrados, repito, de forma divertida y sin hacer sangre) que siempre existen en los pueblos: políticos, empresarios, altos comerciantes...
Pedro L. Ramírez, que tiene grandes éxitos crítico-populares, como "El tigre de Chamberí" y/o "El gafe", ambas con el gran y todavía llorado José Luis Ozores, aquí también presente en un pequeño pero chispeante papel, mueve los hilos con singular gracia y desparpajo, gracia a un medido guión de Vicente Escribá y Vicente Coello, adaptando una historia del propio Coello y de Ángel Jordán. Y le ayudan de forma soberbia esos grandes intérpretes patrios del momento, como Antonio Garisa, Matilde Muños Sampedro, Rafael Bardem, José Marco Davó, Aníbal Vela, Rafael López Somoza, Goyo Lebrero, etc, etc.
Protagoniza una guapísima Antonella Lualdi, que sólo con verle el tipo y la altura y caminar entre las gentes del lugar, se ve que nacida en el pueblo donde vive en la película, pues como que no. Vamos, que ni siquiera parece española por su físico (sin menospreciar la belleza española, ¿eh?).

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