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Las cosas por limpiar (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama. Comedia 10 episodios. Una madre soltera hace trabajos domésticos para llegar a fin de mes mientras lucha contra la indigencia y la burocracia.
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
14 de octubre de 2021
58 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
La asistenta - Maid

Asisto embelesado a un auténtico recital de buen cine. El aroma que desprende “Maid” se mete por cada poro de la piel e impregna todos nuestros sentidos. Porque esta miniserie estadounidense de diez episodios difundida por Netflix es un hermosísimo poema de sensibilidad, humanismo y ternura.
Y empiezo a entender cómo alguien es capaz de realizar una obra tan delicada y conmovedora al ver que una mujer, la neoyorquina Molly Smith Metzler -de la que no tenía noticia- es la directora y guionista de este enternecedor relato.
Pues no parece descabellado que sea una mujer quien desgrane y exprese mejor que nadie el doloroso calvario por el que atraviesan muchas de ellas como consecuencia de los abusos y maltrato que muchos hombres infligen a sus respectivas parejas, en ocasiones durante toda la vida.
Molly Smith nos coloca aquí frente a la desgarradora historia de una joven maltratada por un marido egoísta, irresponsable y víctima del alcoholismo para más inri. Y Alex, sola, sin el menor apoyo, sin trabajo ni recursos económicos, cargando con su hija Maddy, una criatura de tres años, se ve atrapada en la aterradora oscuridad de este abismo insondable.
El rosario de penalidades por el que pasa Alex nos hiere en lo más profundo de las entrañas por su palpitante realismo. Sin embargo, nuestra directora no utiliza el manido recurso del melodrama desmedido con la finalidad de explotar tan jugoso filón, ni se regodea despedazando a sus personajes en busca de un público facilón que aplauda y celebre la burda exposición de la brutalidad extrema. Por el contrario, ella construye sus personajes a través de una mirada compasiva, entiende sus flaquezas, se apiada de ellos y, sin juzgarlos, los redime de toda culpa.
Margaret Qualley como Alex y Andie MacDowell en el papel de su madre Paula -soprendenteme unidas por el mismo lazo en la vida real-, se dejan la piel en un colosal duelo interpretativo al que en muy contadas ocasiones tenemos la fortuna de asistir. Alex es la ternura que despierta un pajarillo herido; Paula, la angustiosa deriva de una mente trastornada.
Como resultado, “Maid” es una historia vitalista, de esfuerzo y superación personal, de sacrificio y constante lucha contra la adversidad, en un intento desesperado por esquivar la fatalidad de un destino que la crueldad de algún dios inconmovible hubiera determinado para algunas de sus más indefensas criaturas.
“Maid” es, en definitiva, un canto a la generosidad, al desprendimiento y al amor maternal. En un vuelo majestuoso, se eleva por encima de la mezquindad, tiranía y maltrato que muchos hombres ejercen sobre las mujeres. Mujeres que, como Alex, nos ofrecen una impagable lección de dignidad que reconcilia con la humanidad al más recalcitrante y avinagrado de los misántropos.

Emilio Castelló Barreneche
Rómulo
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5 de octubre de 2021
52 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La importancia del escritor

La asistenta (Maid) presenta un tema que a lo largo de los últimos años ha ido haciéndose hueco en diversas películas y series como Nomadland, Hillbilly, una elegía rural o Shameless, serie de la que recibe mucha influencia pues comparten creadores.

Los primeros episodios cuentan con una historia nueva y fresca a través de la protagonista Alex (Margaret Qualley), con la que se empatiza desde el primer capítulo hasta el último. No peca de exageración ni se exprime el dolor, sino que se ofrecen pequeñas dosis transformadas en recuerdos felices y cálidos, que hacen ver lo fría que es su realidad en el tiempo presente.

El guion de La asistenta posee mucha fuerza pues no se mueve con el tiempo, sino que son los propios personajes los que crean un guion dinámico y atractivo. Sin embargo, lo que más destaca y que hace verdaderamente brillar a los personajes son las interacciones entre ellos. Cada palabra, frase y suspiro están muy bien cuidados, son diálogos directos, sinceros y, en muchas ocasiones, consigue haber cierta poesía en lo que dicen.

Tampoco son diálogos vacíos pues detallan bastante bien a cada personaje, aún por poco tiempo que haya estado en la pantalla, ejemplo que se puede ver bien en Danielle (Aimee Carrero).

*El arco del personaje

Los personajes no solo están bien escritos, sino que además tienen un buen desarrollo en tal solo 10 episodios. No se apresuran con su evolución, sino que aprovechan útilmente el tiempo que tienen. Es por ello por lo que, tanto los supuestos antagonistas, como lo son su madre Paula (Andie MacDowell) o Sean (Nick Robinson), o como los personajes secundarios, no tienen personalidades muy marcadas que los encasilla desde el inicio, sino que pasamos de quererlos, a entenderlos, a odiarlos o incluso sentir lástima.

Sin embargo, La asistenta no seria posible sin las interpretaciones de Andie MacDowell y Nick Robinson que se convierten en sus personajes y detallan cada pequeña parte de su personalidad. Sobre todo Andie MacDowell que, a pesar de la excentricidad de Paula, consigue generar empatía en el espectador y entenderla en todos sus aspectos.

*Perder el rumbo

Pero al igual que en la propia serie, no todo son rosas en el camino. Tras unos capítulos, la serie empieza a perder un poco el norte. Las escenas ya no fluyen como lo habían hecho hasta ahora, el guion pierde el rumbo y te encuentras con los pedacitos sobrantes de la historia que se había contado hasta ahora. Comienzan algunos tropiezos en la continuidad narrativa y el interés se pierde. Afortunadamente, se recupera la magnitud en los últimos 10 minutos de estos episodios que generar expectativa y no desenganchar al espectador.

John Wells vuelve a ponerse a la dirección de La asistenta y Molly Smith Metzler vuelve a encargarse del guion en los últimos episodios para reconducir el rumbo conseguido en los primeros episodios e incluso, mejorarlo. En esta ocasión, ahora el guion se centra en el tema que no se había explotado en su momento y del que solo se habían dado pequeñas ráfagas. La manera en la que el maltrato emocional es narrado en La asistenta es muy desgarrador y honesto. Lo trata desde el respeto y la valentía que genera sola la fluidez emocional y una mayor empatía con la protagonista, además de añadirle unas metáforas visuales que sustituyen a unas palabras que se quedarían cortas.

*Luces y sombras

La asistenta posiciona al tratamiento de la imagen como un intensificador y donde se influencia de la técnica de Shameless. La cámara en mano y los planos cortos ayudan a que la emoción de Alex llegue hasta el espectador, que en ocasiones incomoda y cierra tanto el plano que genera agobio. Al igual que toda esa oscuridad que invade los primeros capítulos, no son más que reflejo de los sentimientos de ella. Es por ello que cuando hay luz y grandes planos generales, es agradable para la vista del espectador tanto visual como emocionalmente.

*Conclusión

La asistenta (Maid) son 10 episodios donde en la mayoría de ellos se roza la plenitud cinematográfica. Supone una historia cíclica que se toma el tiempo adecuado para contar la historia de forma paulatina. Una serie que quiere muy bien a sus personajes y que les ofrece una vida entera en solo 10 capítulos, que los mueve, transforma y regenera sin prisa, pero sin olvidar el tiempo.

Así, la serie te va llevando donde quiere sin que apenas te des cuenta, lo que acaba simbolizando el mismo camino que vive Alex. La asistenta no olvida que la vida no es un cuento de hadas, pero no se hunde en la miseria, sino que quiere mostrar el amor familiar y la idea de no rendirse por encima de todo y de todos.

Escrito por Jimena Boiza
Cinemagavia
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8 de octubre de 2021
37 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie más que necesaria al mostrar de manera sensible y real la violencia doméstica y emocional.
Alex es una madre que após de recibir maltrato por parte de su pareja, decide huir de casa con su pequeña en los brazos y la esperanza de buscar una vida mejor para ambas.

Personalmente esta historia ambientada en un caso real te deja solo lecciones:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pierina
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9 de octubre de 2021
25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie extraña, con una mirada diferente sobre el problema de los malos tratos, centrada en la psicología de las víctimas, en sus traumas infantiles, en el largo y duro proceso personal de cambio que han de afrontar para superar la traumática situación de la que son víctimas.

Todos sus intérpretes, incluida la niña de 3 años, están a gran altura, con una omnipresente Margaret Qualley que desprende magnetismo (al igual que en su muy distinto papel en la última de Tarantino, "Erase una vez en Holliwood"), que le otorga credibilidad y carisma a un personaje con el que pocas cosas en común parece tener (en la vida real es la acomodada hija de la gran Andie MacDowell, su madre también en la serie). Su guión es rico, distinto, lleno de recovecos y de pequeños giros, con una dirección que consigue otorgarle a toda la historia una especie de desasosiego constante, incluso en los momentos más tranquilos o festivos, como si la protagonista anduviera por un invisible campo de minas que en cualquier momento puede pisar. Todo manteniendo también un tono hasta cierto punto ligero, con momentos cómicos, sin un exceso de melodrama.

Además la serie mezcla muy bien la faceta de los malos tratos con la no menos interesante del trabajo como asistenta de su protagonista, otorgándole también aquí una visión distinta a una actividad poco explotada cinematográficamente, centrándose en el contradictorio hecho de que una persona totalmente extraña, la asistenta, sea quizá la que mejor conoce la vida y milagros de los propietarios de lad casas en las que trabajan..

También es muy emotiva, incluso lírica cuando resalta la pureza de la relación entre la protagonista y su hija de tres años, que quizá sea eso lo que más le interesa a los autores del proyecto, la sin par y profunda relación madre e hija. Eso sí, los hombres con carácter general no quedan en muy buen lugar, los presentan más bien como un problema para los hijos. El único personaje masculino que puede considerarse positivo es relegado totalmente en un momento dado, desaparece sin más.

En definitiva, una serie distinta, muy interesante, aunque algo irregular, con unos capítulos claramente por encima de otros, con situaciones que parece que se alargan en exceso, como ocurre en algunas de las numerosas secuencias de la insólita y difícil relación que mantienen las protagonistas, la más que excéntrica madre y la responsable y sufrida hija, geniales a veces pero con una intensidad que en ocasiones llega a exasperar.
East
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5 de octubre de 2021
49 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maid, mucama, que significa sirvienta, ayudante, incluso criada. Está basada en las memorias de Stephanie Land ; tiene como productores, entre otros, a Margot Robie y está creada por Molly Smith Metzler. Cuenta la historia de una chica maltratada emocionalmente que huye de casa con su hija de tres años. A partir de aquí viviremos de cerca todo lo que les va ocurriendo e iremos conociendo a todos los personajes que forman parte de estos diez episodios que pasan en un suspiro. Y sí, el tema está muy trillado, como dice algún profesional de esto, pero no todas las películas o series son tan sutiles, tan detalladas (y no precisamente por la violencia física, que es la que vemos), sino todos los estados mentales por los que va pasando la protagonista. Margaret Qualley es Alex Russel, nuestra asistenta y la hija en la vida real de Andie MacDowell; Nick Robinson es Sean Boyd (A Teacher), el novio de Alex y Andie MacDowell es Paula, la madre de Alex. Ellos tres son el pilar fundamental, el tándem perfecto.

Contado todo de una manera dinámica, con un punto de ironía y de humor en ciertos momentos, pero también logrando que se nos caiga una lagrimilla puntual, la serie se sostiene hasta el último minuto. Es frustrante en muchas ocasiones y hace que te enfaden muchos detalles que pensamos que nunca nos pasarían a nosotras, pero que son tan finos que en algún momento seguro que nos ha pasado algo que nos ha parecido tonto y al que no le hemos dado importancia y seguro que la tenía. Sin hablar, que la víctima es una mujer inteligente, que quiere escribir historias de manera profesional y que para ello fue aceptada en la universidad con una beca gracias a uno de sus escritos. Él también es un tío listo, que lee mucho, culto –hasta cierto punto- pero que lleva en los genes esa maldad y que ahora sabemos que puede detonarse en momentos de mucho estrés, por la bebida, o por cualquier otra causa. No es una defensa de Sean, pero al igual que Alex tiene otros antecedente genéticos que debe cuidar, Sean tendrá que hacer lo mismo.

Interesante también la absurda burocracia de Estados Unidos y de otros muchos países con respecto a que te den una casa, conseguir un trabajo o poder llevar a tu hijo a una guardería si estás sola y tienes que trabajar. Da mucha rabia y aunque se intenta ayudar a todas las mujeres que son maltratadas lo cierto es que no todas tienen los recursos emocionales para romper ese ciclo. La cultura, los estudios, el dinero, todo esto, sabemos que es fundamental para poder salir airosa de una situación horrible y aún así, aun con recursos, es difícil.

Lo poco que podemos conocer de cómo escribe la autora de las memorias parece realmente genial y muy inspirado.

Buen guion, ligero y certero. Recomendable, incluso si no te gusta ver estos temas.
Teresa
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