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Antes que me muera

Drama Bill O'Brien es un gángster que se asocia con una bailarina sin éxito para realizar una estafa que le permitiría resolver sus problemas económicos. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
16 de julio de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Años 30. Una noche lluviosa en Nueva York. Broadway se mueve. Clubs, jazz y gángsters adornan un paisaje que es testigo un destino caprichoso que se encarga de unir cuatro almas. Almas ahogadas en sus propios fracasos: un dramaturgo borracho lejos ya de su éxito pasado, una joven bailarina abandonada por el mundo del espectáculo, un ratero de tres al cuarto que espera una oportunidad para salir de su propia cloaca y una víctima del amor que ve en el suicidio su única salida.

Así se presenta esta cinta de buenas intenciones y de humildes pretensiones y que, a pesar de su distancia con el cine de muchos quilates que adornaba la época, constituye un entrenamiento ameno, no falto de algún momento inspirado y con un personaje que llena él solo la pantalla. Personaje y actor. Thomas Mitchell da vida a Ben Hecht, ese escritor de teatro olvidado por la inspiración y que se convierte en lo más notable del film. Tablas y poso para una interpretación excelente y que queda muy encima de la arrogancia de Fairbanks y la belleza insustancial de la joven Hayworth. "Permítame explicarle el secreto de la vida: el dolor de ayer es la broma del mañana" o "ya no soy un hombre, Sr. Engle, soy un epitafio en una urna funeraria", muestran esa manera de ver la vida que tiene Hecth y que le lleva a tomar cada circustancia de la vida como un escenario donde poder representar su obra.

Con un final un tanto desconcertante, mezcla de previsibilidad, ironía y artificiosidad, Hetch finiquita su historia convertida ya para entonces en un revuelto de géneros y que gracias, además de lo dicho, a su corta duración convierten al film en un entretenimiento interesante.
Alfie
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20 de enero de 2010
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Último film dirigido( siempre con la ayuda de otro "hombre de la casa" del estudio) por el excelso guionista Ben Hecht, con unos resultados no memorables pero para nada desdeñables, resulta ser una mezcolanza entre diversos géneros, con apariencia "noir" pero predominio del melodrama.

Estamos ante una historia de buscavidas y almas desencantadas que engancha desde su primera escena, con excelentes diálogos, pero que no termina de rematar( pese a lo cual llegó a estar nominada a los Oscar) por su afán un tanto convencional de redimir a cada uno de los personajes.

En cuanto al reparto sobresale con mucho un memorable y alcoholizado Thomas Mitchell, de su boca salen las mejores réplicas, el limitado Douglas Fairbanks Jr. ( co-productor de la cinta) está esta vez estupendo como pillo de tres al cuarto pero de elegante fachada, una Rita Hayworth pre-Gilda luce bella pero algo sosa en un papel de "aventurera" algo desdibujado, y finalmente el eterno secundario John Qualen, que tiene un papel más largo de lo habitual, está simplemente correcto.

En suma, una película agradable de ver, incluso ligeramente superior a la media, sobriamente fotografiada y de ajustado metraje, con destellos brillantes pero que termina sabiendo a poco.
MontyClift
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9 de junio de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallida andanada con un poco de cine negro por aquí, un poco de melodrama por allá, y dos kilos de azúcar refinado que convierten a Capra en un frasco de tabasco. La función entra con buen paso; buena puesta en escena, Rita Hayworth iluminando la pantalla en uno de sus primeros papeles, un poco verde todavía, todo hay que decirlo, y el entrañable Thomas Mitchell navegando en mares de whisky y vomitando diálogos de azufre y sulfuro como si de Finney en Bajo El Volcán se tratara. Pero esos instantes, donde Mitchell ejerce de anfitrión del desaguisado, acaban por ser finalmente lo más destacable del asunto, que acaba por embarrancar en un afluente digno de la fábrica de Willy Wonka, para rubor del respetable. El guión original obtuvo una nominación en los Oscars de aquel año. Sobra decir que el Don Perignon y la benzedrina debieron correr libres y salvajes, por la alfombra roja, en 1940.
Peter Gabriel 77
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7 de enero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído las anteriores críticas de éste film y veo que hay cierta dureza hacia él en cuanto a actuaciones, argumento y desarrollo de la trama. Sólo puedo decir, humildemente, que me pareció una película muy agradable; engancha desde el principio con un argumento sencillo y sin pretensiones, pero que nunca pierde el ritmo. Thomas Mitchell, ya con experiencia en el medio, dando cátedra de actuación y talento; Douglas Fairbanks muy correcto en su personaje, no siendo de mis actores preferidos..pero lo borda bien; John Qualen contenido en un personaje a punto del suicidio..y Rita, que aunque se notaba que era un papel de sus comienzos,sin aún experiencia, vislumbraba la leyenda en ciernes, llenando la pantalla en cada aparición. Bella como siempre..y angelical. Una película de personajes perdedores..anónimos habitantes de una gran ciudad (Nueva York) pero que perfectamente cuadran dentro de cualquiera. Se deja ver.
cineclasico73
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