Clément

Una película rara, a ratos incómoda y de la que no puedes separarte. Trata sobre una mujer en la treintena que empieza a obsesionarse con un amigo de su ahijado, de trece años. Empiezan una relación prohibida que entra en una espiral de obsesión y arrepentimiento.

La película se mantiene en todo momento interesante, incluso para el tema espinoso que toca. Una pena que la calidad de imagen sea nefasta.

8/10

Lástima que no esté dirigida por alguien que sepa filmar, rodar planos y montarlos con estilo, porque estaríamos hablando de una gran película.

Empieza follando a tutti plane con unos gemidos altísimos pero la imagen, es mala no pésima, la iluminación detestable y los movimientos de cámara ridículos y mareantes.
La primera vez que intente verla la deje por eso, pensé que era la copia.
Como el argumento me interesa volví a buscarla y tuve que aceptar algo increíble, lo mal rodada que está en su mayoría, secuencias enteras, el guión es de la propia directora, pero al director de fotografía de dónde lo sacó, de un estercolero, aparte de no tener la humildad para no dirigirse a si misma.
Habérselo dado a filmar a un director de verdad.
El montaje también es bastante deficiente.
El ego es lo que tiene.

Yendo a la historia, una treintañera se obsesiona con un treceañero y empiezan a follar como si no hubiera mañana.
Pero antes se va obsesionando con él y enamorándose.
Hay radica parte de su interés, si fuera al revés, lo primero que pensaríamos sería mira el asaltacunas y bla bla bla.
¿No puede una mujer enamorarse de un niño?
Obsesionarse con ese fruto prohibido, muestra el proceso de enamoramiento, obsesión, de ella por él.

A ver si hacen un remake, con un guión más pulido, dado que le sobran muchas partes y alguien tras la cámara competente y un iluminador decente, pueden hacer una gran obra.
La actriz está bien en general, incluso a veces brillante pero al estar tan mal filmada por ella misma y horrorosamente montada no brilla como podría.
El niño en escenas lo borda y otras está mal llevado.
Realmente es alucinante lo mal aprovechada que están las ideas a nivel visual y narrativo.
Hay escenas enteras que parecen iluminadas por un ciego o un daltónico.
Es de estas obras que se aprende muchísimo, por lo rematadamente mal encauzadas que están.
Como decía Fellini, solo aprendo del cine Z.

La actriz es la misma que dirige y escribe el guión, si su ego no hubiera sido tan desmedido estaríamos hablando de una obra grande, así se queda en algo interesante porque este tema es tabú.
No sé siquiera si ha sido abordado en el cine de manera tan abierta.
A ver si algún director se anima, Polanski, haría virguerías con este material pero ya está chocho.

Aún así hay que darle mérito al valor de abordar un tema tan peliagudo con valentía.
Una obra de temática espinosa y que a mucho-as escandalizará.

Es tan obvio que Emmanuelle Bercot se inspiró en la película de Agnès Varda como que esta está pésimamente rodada. Ni Bercot es Jane Birkin ni Olivier Guéritée es Mathieu Demy. El metraje es más que excesivo, ¡2 horas y 20 minutos!, casi el doble que Kung-fu Master, total para contar lo mismo, hasta el final es idéntico. Mucho más creíble la película de Varda, en la que el chico no parece tan niño como Clèment. Aquí insiste una y otra vez con escenas “de cama” que no llevan a ningún lado, es menos sutil y más escabrosa. La realización y la fotografía “sucias” parecen un efecto buscado, al estilo del movimiento Dogma 95.

A pesar de todo, amo a los franceses por abordar estos temas (prohibidos en otros países y culturas) y hacer estas películas, igual que El soplo al corazón, de Louis Malle, Las amistades particulares y tantas otras. Europa siempre libre y contra el pensamiento único.