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El día más hermoso del mundo

Comedia. Fantástico Arturo Maravilla, es un joven empresario que no está pasando por su mejor momento. Aunque heredó de su padre una compañía de teatro, afamada por sus espectáculos circenses, sus numerosas deudas le han llevado a la crisis y a contar únicamente con el peor de los comediantes del momento: Juanito Sin Blanca. La muerte de un tío lejano de Arturo, parece que será su salvación. Sin embargo, lejos recibir una herencia que le permita pagar sus ... [+]
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
27 de junio de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El comienzo del filme es una alegre fantasía circense en un bonito teatro. En la sala de butacas, un público entregado, y entre bastidores un niño de nombre Arturo busca a su padre al cual abraza mientras este le dice que ese espectáculo genera “alegría entre el público”; “alegría”, que nunca lo olvidara.

Aunque de niño aprendió el oficio de su padre, Arturo ha sido incapaz como productor de hacer prosperar el teatro y el espectáculo. Ahora, treinta años después ya es adulto y la empresa está en quiebra. El afamado espectáculo ha sucumbido y los actores se han marchado. Apenas cuenta con un pésimo comediante llamado Juanito Sin Blanca, una auténtica calamidad como actor y como humorista.

Pero hete aquí que le comunican a Arturo del fallecimiento de un tío lejano en los EE. UU. a quien no conocía y que podría ser su salvación. Pero su tío no le ha dejado nada material y sí que debía ocuparse de los dos niños que él adoptó.

Al principio se resiste a asumir tal responsabilidad, pero los niños están solos y acaba por llevárselos con él a Italia, a su pobre oficina donde malviven todos.

Pero la suerte asoma cuando Maravilla observa que el pequeño Joel no habla, pero tiene poderes paranormales. Concretamente el nene tiene el don de mover los objetos mentalmente, lo que se conoce como telequinesia.

Muy pronto entraran en juego unos dudosos científicos entre los cuales está una bonita investigadora. Se interesan por el niño superdotado y a partir de aquí florecerá el amor por la joven, pero también hacen acto de presencia personas malvadas que intentan aprovecharse de las cualidades del niño.

El italiano Alessandro Siani firma su cuarta película como director con esta comedia blanca, amable, ligera y digestiva con un yogurt, con guion de Gianluca Ansanelli y el propio Siani. Es una película apropiada y recomendable para niños, conducida por un libreto medio naif del tipo historieta gráfica, un humor simple y por momentos cansino, todo ello presidido por una historia con escasa sustancia que gusta a los infantes, pero puede llegar a fatigar a los mayores.

A pesar de tener cierto tono de cine de aventuras con tintes cómicos, esto tampoco acaba por florecer pues no hay apenas secuencias o momentos especiales de tensión o miedo, pues los malos lo son también de TBO y pacotilla.

Realidad tontorrona y fantasía se mezclan en el filme y aunque el tono y la puesta en escena chirrían, a veces se pueden encontrar pasajes divertidos.

Particularmente brillan los números de escenografía circense en los créditos iniciales y también en la última secuencia, que resulta muy bonita escenográficamente hablando.

A propósito del reparto destacan especialmente Siani, quien se lo monta genial en el rol protagonista de joven arruinado, simplón y dado a las bobadas. Bien Giovanni Esposito como el payaso sin gracia Juanito. Están muy simpáticos los niños, particularmente la expresiva Sara Ciocca como Rebecca, pero también Leone Riva como Gioele, el niñito sin habla y telequinésico. Stefania Spampinato acierta con oficio a aportar cierta sensatez a la función en su rol de bonita y amorosa científica llamada Flavia.

Podría pensarse que el guion hace aguas en bastantes de los pasajes de la alocada historia, con una mezcla atropellada de incidencias y personajes entre absurdos y delirantes. Pero durante el metraje, me di cuenta de que unos niños, seis o siete años que habían ido a ver la peli, irrumpían a cada tanto en alborozados gritos y al final, cuando la felicidad era plena, irrumpieron en vivas y aplausos. Entonces, creo haberme dado cuenta de que esta película es a la medida de los niños, no de los adolescentes, de los niños hasta 8 ó 10 años que siguen teniendo un pensamiento intuitivo y fantástico capaz de empatizar con las locas imágenes de este filme.

En suma, el conjunto de la película es “veraniego” y hace disfrutar al público infantil, por cuanto ofrece una aventura optimista y familiar.
Kikivall
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