Erotikon

Hace algún tiempo, tuve la grata satisfacción de dictar un área de cine en una universidad de Medellín, en la que también me ocupaba de la programación cinematográfica del auditorio principal. Cierta vez, programé la “Lolita” de Stanley Kubrick. Antes de hacer la presentación, observé al público estudiantil, y como bien sabía ya de las películas que solían tener una mayor respuesta entre ellos, entre las cosas que dije, me dio por aclarar que quienes hubiesen asistido para ver chicas desnudas se iban a llevar una tremenda decepción, pues, no era ese el objetivo del director en esta película. En el preciso instante en que se apagaron las luces… ¡numerosos muchachos se escabulleron de la sala!

Cuento esto porque, igual recomendación debo hacer con respecto al <<EROTIKÓN>> de Gustav Machatý, un filme en el que, el título, sólo alude a la marca de una loción que el protagonista regala a la chica a la que busca seducir cuando apenas la conoce. Hay dos posibilidades: Una –de la que dudo mucho, pues, el director es un verdadero artista-, Gustav Machatý quiso valerse de esta pequeña treta para animar a ese sector del público que, bien sabía, se interesaba especialmente por el sexo. Y dos, a la copia que finalmente se puso en circulación (con una duración de 85 minutos), le están faltando algunas escenas que pudieron tener problemas con la censura.

En cualquier caso, lo que nos trae <<EROTIKÓN>>, es un drama bien contado, donde amor, celos e infidelidades, se entremezclan en la historia de un vendedor, el cual traiciona la hospitalidad que le brinda un generoso empleado ferroviario, para seducir a su hija y dejarla embarazada sin recato alguno. Georgovi, es un aventurero que, al tiempo, mantiene otra relación con la mujer de un hombre bastante celoso… y pronto la vida comenzará a devolverle las consecuencias de sus ligerezas.

Sin duda, fue esta la historia que, con algunas notables variantes, trascendió luego como, “I Take this Woman” (W. S. Van Dyke II, 1940), curiosamente protagonizada por Hedy Lamarr, la célebre estrella de “Éxtasis”, y el checo Machatý, la ha contado con mucha altura, anticipándonos ya ese gusto por el escudriñamiento de las emociones; expresándose más con el gesto que con las palabras y añadiendo esos soberbios primerísimos primeros planos que logran meternos con mente y corazón en el sentir de los protagonistas.

No se tiene aún la brillantez que alcanzaría, luego, con su más celebrada película, pero, podemos ver el buen uso del símbolo (esa gota de lluvia que se desplaza por el ventanal cuando la pareja hace el amor, es un plano precioso); la puesta en escena es bastante sobria; y las actuaciones –no obstante una o dos exageraciones heredadas del cine mudo- consiguen transmitir la fuerza dramática que sienten sus personajes, en un juego de afectos truncados por el rol implacable del destino.

Ita Rina, exreina de belleza yugoslava; notable actriz en varias películas; y merecedora de un sello postal en Eslovenia, como otras tantas actrices, tuvo que dejar luego su carrera como actriz para obedecer al reclamo de otro necio matrimonio.