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El diablo toca la flauta

Comedia. Fantástico Un diablo de ínfima categoría aterriza en un pueblecito mediterráneo al ser desenterrados y unidos los trozos de una singular figurita. El diablillo se entromete en la vida del pintor Bernaldino, de un matrimonio “moderno”, de un asustadizo jardinero y del Gran Momo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
25 de diciembre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran sorpresa me ha causado esta cinta, esperaba una comedia casi típica a la española, pero me he encontrado algo que va más allá. La cinta tiene su base en la buena fe de las personas, mostrándonos diferentes grados de comportamiento nada deseables.

La avaricia rompe el saco, y así nos lo muestra, el inicio de la película es magistral con el personaje del pintor hablando en tercera persona, dándose mucha importancia a bombo y platillo para realzar su persona. Como actor principal el gran José Luis Ozores en una actuación soberbia. La aparición de otro enorme actor como Manolo Morán es de destacar, ofreciéndonos otro discurso de esos que se nos quedan en la memoria.

La cinta tiene un humor ácido muy destacado, una comedia negra muy recomendable.

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victorv
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13 de octubre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que tocara la flauta es irrelevante para la historia que cuenta. Jose Luis Ozores, de negro, con chistera abollada y chaqueta vieja, interpreta a un diablo con ninguna gracia (culpa del guionista, no del buen actor) y sus intervenciones son de puro trámite para soportar el cuento.

Lo que sí tiene más gracia son las intervenciones de Luis Prendes dentro del personaje de un pintor fracasado, pagado de sí mismo, que caricaturiza, pienso yo, al gran Dalí (mi pintor favorito) cuando ensalza su genio creativo. También resultan muy divertidas las secuencias en las que Manolo Morán representa a un terrateniente introducido en las altas esferas. Su discurso cínico y sinvergüenza caricaturiza a la oligarquía del momento y llega a sorprender que pasara la censura de los años 50. Es posible que la moraleja final (quédate en el pueblo que la ciudad está llena de sinvergüenzas) posibilitara su exhibición.

Antonio Ozores también interviene en el papel de un alto cargo muy, muy corrupto, interpretado con su habitual desparpajo, resulta también gracioso y, para terminar, comentar que el siempre solvente Antonio Garisa queda fatalmente desaprovechado, pasa desapercibido y para colmo hasta le doblaron la voz con lo que más parece que le hicieron una faena que darle una oportunidad.

Faltó ingenio.
telemendenge
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4 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película extraña para la época, leyendo el elenco de actores, podría parecer que estamos ante otra comedia costumbrista de la época, pero no es así. Nos encontramos ante una película arriesgada, que no sólo pretende ser una comedia, sino algo más, una reflexión sobre el comportamiento humano, de su bondad y su maldad, aunque esto no siempre lo consigue, la historia es algo repetitiva y el guion algo inconexo, lo cual hace que a veces el espectador se salga de la película.
Mención especial la parte de la corruptela político empresarial, un ejemplo de que eso es algo tan viejo como el mundo.
Los actores muy bien en general, Ozores y Prendes perfectos.
fernandito
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6 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El diablo toca la flauta es una película de José María Forqué del año 1954 con historias entrelazadas por un Auxiliar del Negociado de Tentaciones serie tercera: el diablo Músico (José Luis Ozores) y una estatuilla de alabastro que lo representa. Forqué se encuentra cómodo entre variopintos personajes que pueblan la vida social que nos muestra en sus películas y sus frágiles emociones que en las manos del torpe flautista Músico, podría acarrear serios problemas. Así pues asistimos al enfrentamiento entre la tentación del diablo y los diferentes personajes que serán provocados con distintos resultados, reflejado en el argumento y guión de Noel Clarasó, y José María Forqué, los diálogos fueron de Noel Clarasó.

Un desgastado sombrero flota sobre el agua, la voz en off de nuestro patoso diablo se dirige a espectador poniéndonos en situación: reconoce como profesional del tema que siempre miente, pero esta vez está condenado a decir la verdad por extraña que parezca, incluso la que resultó con el último personaje que trató: Bernardino (Luis Prendes) ‘pintor genial ‘como él mismo se anuncia. Deseoso por saber más sobre la extraña historia recurre al Relojero (Luis Arroyo), conocedor de primera mano de los hechos: el cofre, la figura contenida en él y sus consecuencias según el viejo Jardinero (José Prada), se cumplirán.

El Relojero se dispone a contarle la historia extraordinaria a Bernardino; por medio del flashback el realizador sitúa los extraordinarios hechos algunos años atrás: el avaricioso Momo (Félix Dafauce) con sus inventos quiere dominar el mundo y ser adorado como el máximo jefe de entre todos los mortales, la torpeza de Músico regirá los acontecimientos futuros de Momo. En el ajetreado infierno, La magnífica escena entre Músico que recaba información necesaria de su víctima, y el demonio Burócrata (Miguel Gila) es sencillamente magistral, consiguiendo que le facilite la labor después de algunas quejas por influencias a terceros. Como consecuencia de lo sucedido a Momo, unas monjitas de la caridad salen beneficiadas de la forma más inesperada.

Un matrimonio (Antonio Garisa y Carmen Vázquez Vigo) alquila la finca donde se vió por última vez el cofre y su contenido: Pablo (Ricardo Acero) el hijo del jardinero, aconseja no sacar agua del pozo…de nuevo la flauta, de nuevo Músico y los problemas, en esta ocasión entre el matrimonio. A Músico no le salen las cosas como esperan de él. El Diablo Jefe (Luis Orduña) le recrimina su torpeza, no trabaja bien el poder y la vanidad entre los mortales, dándole otras oportunidades para demostrar que sabe hacer su trabajo.

Todos los intentos a posteriori no pintan bien para Músico, una serie de complicadas situaciones entre diversos personajes de asociaciones con medallas, personajes públicos y algún Periodista (José Luis López Vázquez) complica el trabajo del torpe diablo. Por si no fuera poca cosa, algo ha trastocado a Bernardino confesando su irregular pasado, aprendiendo de otros a sobrevivir con su excéntrica conducta. Músico, desanimado por sus innumerables fracasos en el ejercicio del mal, se replantea la situación entre los vivos.

Además del excelente guión, debemos destacar la fotografía de Cecilio Paniagua, y el trabajo técnico como figurinista y ambientación que José Luis López Vázquez llevó a cabo. Generosa muestra de personajes moviéndose entre los intereses, la codicia, y el efímero protagonismo, frente a la torpeza del diablo que no se encuentra con su propia maldad junto al numeroso elenco, entre los cuales: la enamorada Elisa (Irán Eory), los discursos de Don Cosme (Manolo Morán), el sobrio Presidente de la Fundación (Xan Das Bolas), y el manitas en apaños y otros entuertos Secretario (Antonio Ozores). Entretenido metraje y una joyita cinematográfica que debería estar más cerca de la reposición que de los archivos.
avanti
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11 de abril de 2023
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Empezando con el director, José María Forqué, el padre de Verónica Forqué.

Los actores José Luis Ozores, que por su forma de ser, tan infantil y entrañable, hacen que el diablo sea eso, entrañable.

También sale su hermano Antonio Ozores, muy joven y muy delgado! Impresiona verlo así de joven. Como también un irreconocible José Luis López Vázquez, que no lleva su típico bigote, pero por su forma de actuar, enseguida ves que es él.

También salen Manolo Morán y Antonio Garisa, dos de la comedia muy conocidos, y para acabar, una grata sorpresa: Miguel Gila, conocido simplemente como Gila. Irreconocible total.

Ya veis, todo un elenco de actores que tendrían que esperar unos años para que se consagraran como grandes actores cómicos.

La trama, tiene su gracia, sobre todo los guiones muy bien conseguidos, pero donde la comedia es bastante disipada.
edugrn
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