Atrapados en el enjambre (Avispas)

En serio, no es tan mala como pensaís, es típica, es tonta y esta llena de inexactitudes científicas, pero no es mala, entretiene y se deja ver.
Su rápida puesta en escena, su ritmo medio trepidante y sus escasos 90 minutos hacen que al menos la película no se haga pesada.
A los que os gustan las películas de animales que matan o se comen a la gente sin razón aparente, esta os gustara, pues tiene lo mejor de ese tipo de cintas, un bueno muy bueno, una buena que esta muy buena, unos malos muy malos y tontos, un negro gracioso y un montón de avispas hechas con el peor ordenador del mundo y por el informático mas incompetente de la historia.
Lo mejor: la protagonista es, la siempre guapísima Carol Alt, el ritmo es el adecuado para no quedarse dormido.
Lo peor: ese tufillo a telefilm de Antena 3 los domingos a las 4

No suelo ver los bodrios que pone antena 3 a la hora de la siesta, pero ese día, me dió el punto y ví lo que echaron. Vale, que es una película a la altura de Uwe Boll, vale, pero por lo menos a mí, me mantuvo intrigado en toda la película, y me producía angustia, lo siento, pero sinceramente, me pareció buena, y el final me encantó.

¡¡No todo lo bueno va a ser cine de culto!!

Se toma tan, pero tan poco en serio que termina por generar la sensación de que no se está viendo absolutamente nada. Si estuviéramos ante un verdadero bochorno, pues se entiende la toma de posición. El problema es que, paradójicamente, Atrapados...si tenía cartas en la mano; cartas que no supo, o no le interesó ver.

Que no las supo ver es mentira: si te tomas el tiempo para hablar sobre un determinado tipo de avispa; lo complementas luego con una versión bizarra de un hombre insecto por televisión y más tarde armas una historia (¡organizada!) de cruces temáticos al estilo ciencia ficción/política/gastronomía, entonces sabías que algo tenías entre manos. Quizás es la misma temática delirante lo que omnubiló a Ziller, y eligió el camino de la displicencia.

Optó por armar una historia de aires bonachones, casi boba, en donde los buenos son buenos, los malos fácilmente perdonables y las avispas...digamos...divertidas. Las avispas hacen honor al cine clase b, eso no se reprocha. Se puede reprochar, sí, que los tonos utilizados fluctúen entre el drama torpe y la risa fácil. Como cuando se te escapa la risotada , pero como una suerte de burla cómplice que no lleva a ningún lado.

Ziller tenía para realizar, sin demasiados aspavientos, un producto discreto. Casi respetable. Jugó mal las pocas cartas que él mismo se armó.

Si se han hecho películas sobre cerdos, caballos, patos, toros, ponys, ratones, ratas, osos, lobos, perros, gatos, orcas , ballenas, tiburones, tiburones gigantes, cocodrilos, caimanes, calamares, pulpos, loros , águilas, colibríes, gorilas, chimpancés, tigres, leones, pumas, arañas, elefantes, venados, alces, cebras, pingüinos, perezosos, mamuts, rinocerontes, cabras, avestruces, canguros, ardillas, serpientes, camellos, murciélagos, dinosaurios, ranas, hormigas, tortugas, peces payaso, zorros, humanos, cangrejos, delfines, escorpiones, hipopótamos, jirafas, unicornios, minotauros, orcos, ninfas, elfos, gnomos, hadas, dragones, hombres-lobos, hombres-araña, hombres-mosca, vampiros, jabalíes, Yetis , Big foot, nessies, monstruos, bestias, alienígenas y esquimales; seguro que Paul Ziller habrá pensado que una película sobre avispas resultaría gratificante a la vez que refrescante dentro de este género tan trillado.