Tres flechas

Western de serie B tirando a C, a pesar de contar con algún estimable intérprete, como por ejemplo el protagonista, un aquí ya cercano a su jubilación Glenn Ford y los excelentes característico Robert J. Wilke (en este film sin la J.) y/o John Larch.
Pero es poca cosa, aunque se puede ver, pero casi parece más un "estreno de televisión "con, eso sí, empaque, pero sin mordiente ni personalidad.
No aburre, sobre todo a los enamorados de las películas del oeste, pero su desarrollo es lento y a veces no hay más que hombre cabalgando y una banda sonora cuya música se repite más de la cuenta.
Pero en su haber hay que decir que no da gato por liebre, es muy seria, con casi nada de humor y el fondo no puede ser más dramático. Y es que la idea está bien, no así el guión, que se conforma con tocar la superficie de algo que podía y debía haber dado más de sí. Pero estamos hablando de una cinta modesta.
Pero se puede ver y no molesta. Lo malo es que sabe a bien poco.

No es un western de indios pese a lo que pueda sugerir el título en español. Este alude simplemente al rancho de los Santee que tiene un emblema que parece el yugo y las flechas de los Reyes Católicos.
Historia poco creíble de un cazarrecompensas (Ford) que, tras el asesinato de su hijo, deja el yugo que lo ataba al rancho y a su esposa para ir en busca de los malos. Hasta que se tropieza con uno al que acompaña su hijo Jody (Burns), más o menos de la edad que tendría el suyo.
Historia un poco lacrimógena tratada en un tono de telefilm en plan familiar, dulzón, con remordimientos paterno-filiales: "Yo nunca conocí a mi hijo", "Tu madre también entendía de animales, por eso se deshizo de mi", "¿Qué debes hacer? -Crecer".
Mal guion y mediocre realización con una inmensa laguna en la parte central, sin ritmo ni emoción alguna. Personajes bastante extraños para lo que es un western. Lo mismo que las interpretaciones, con un Ford entrado en años y en kilos.
Algunas buenas imágenes, cierta expectación al inicio y al final hasta que reconoces la imagen del protagonista. Y poco más.
Cinta floja, demasiada mermelada, poco recomendable.