Luxemburgo, Luxemburgo

Lubny, Ucrania. Kolya (Amil Nasirov) y Vasya (Ramil Nasirov) son dos hermanos gemelos de veintisiete años de edad, a pesar de la similitud física ambos son muy diferentes, mientras Kolya -que aun vive con su madre (Nataliya Gnitiy)- no para de meterse en problemas como conductor de autobús, Vasya que trabaja como policía hace todo lo posible para ascender a investigador, está juntado y tiene una pequeña hija.

Son hijos de un mafioso yugoslavo (Pavel Avilov) que abandonó a la familia veinte años atrás, yéndose al parecer fuera del país, la niñez de los hermanos se vio marcada por está figura y por su ausencia, el tiempo que estuvieron juntos dejó en Kolya un interés y una admiración muy fuerte por este hombre, mientras que para Vasya resulta todo lo contrario, mostrándose desinteresado en lo que él fue para ellos.

La cotidianidad de los hermanos y su entorno que va mostrando el realizador, que también es guionista, se irrumpe cuando Kolya recibe una llamada del cónsul de Ucrania en Luxemburgo, donde se le indica que su padre se encuentra en un hospital en un deplorable estado de salud, a partir de ese momento, el gemelo hará todo lo posible por irse a este país a ver por última vez a su padre.

Claro que el viaje de Kolya hasta Luxemburgo resulta casi imposible de darse, no cuenta con pasaporte, su madre y su hermano reniegan de que vaya a visitar a este hombre que los dejó en el abandono, aparte de los recurrentes problemas con la ley, que para empeorar cada vez se vuelven más complejos y complicados para el personaje, que podría verse encerrado por algunos años.

Segundo largometraje para el joven realizador Antonio Lukich, que logra concretar una agradable comedia con buenos pasajes, gags sencillos sin recurrir a lo vulgar o corriente (sumado a muchos chistes “ucranianos” que se pierden por no saber el contexto), con un elenco en su mayoría novel donde los hermanos -que en la vida real tienen una banda- logran un buen trabajo interpretativo y se sienten cómodos en sus personajes.