Haz click aquí para copiar la URL

Mi lugar en el mundo

Drama Raphi es una persona joven, andrógina y algo naíf. Escribe poemas y sueña con enamorarse de un príncipe azul. De su Francia natal se traslada a Barcelona, donde la realidad está muy lejos de ser como la proyecta. Tras ser diagnosticada de disforia de género, comenzará un arduo viaje para asumir su verdadera identidad. Médicos, compañeras, artistas y hombres que va conociendo le darán sus propios consejos, pero solo el tiempo y la ... [+]
1 2 >>
Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
18 de noviembre de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante todo el visionado me estuve cuestionando el enfoque de la película. ¿’Mi vacío y yo’ quiere utilizar unos códigos universales para encontrar empatía con el gran público o desea radiografiar la experiencia trans desde la complejidad que esto supone? Y me lo preguntaba porque creo que ambas intenciones están intermitentemente. En lo personal, empatizaba más con los tramos del segundo enfoque, aunque si esta película se la pongo a mi padre posiblemente sería a la inversa. Y en el intento de contentar a todo el mundo, o unas partes quedan burdas o las otras tremendamente marcianas dejando al espectador menos puesto empatizar con el personaje que le está dando la replica a Raphi y no con la propia Raphi (que es lo que la peli entiendo que busca).

Y en medio de todo esto, entra en juego la confusión que el propio personaje sufre. Y es que como sociedad tenemos una normatividad tan asentada (ojo a la escena de diagnosticación de disforia de género) que nuestras necesidades inevitablemente también lo son. Dentro de todo el cacao que tiene en la cabeza Raphi, lo único que parece tener claro es que quiere a un hombre que la salve y, a base de conocer experiencias ajenas, también acrecenta su necesidad de sentirse definida como mujer. Aun viviendo en la disidencia, es dificil escapar del sistema de encasillamientos. Es nuestro pan de cada día, pero no deja de resultar curiosa la paradoja.

El tono documental es una decisión acertada a la hora de abordar la historia. Hay unas escenas más conseguidas que otras, pero aun así hay bastante coherencia entre ellas y todas aportan. La escena en la que Raphi está con sus compañeras de trabajo me pareció de las más creibles y las escenas en la asociación (con el reparto del anterior trabajo de Silvestre, ‘Sedimentos’) de las más necesarias para apuntillar que no hay dos experiencias de transición iguales.

La peli se deja ver y cumple con la labor divulgativa que se propone. No hay prácticamente nada así en la ficción de nuestro cine patrio y posiblemente esta sea la causa por la cual es un tema dificil de abordar para llegar a un público comercial sin blanquear ciertos aspectos.
Joan Gilabert
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de mayo de 2022
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi vacío y yo, el primer largo de ficción de Adrián Silvestre tras el éxito en festivales de su documental Sedimentos (que tenéis en Filmin y que os recomiendo encarecidamente), llegaba al D’A como uno de los platos fuertes dentro del panorama nacional. El cine de temática LGTBIQ+ va encontrando su cauce dentro de nuestra cinematografía y cada vez más cineastas del colectivo consiguen financiar sus proyectos y crear nuevas narrativas y obras que cubren un espectro injustamente maltratado y olvidado en las pantallas. Precisamente ese díptico formado por Sedimentos y Mi vacío y yo son seguramente la mejor muestra dentro de nuestras fronteras de la narrativa trans. Adrián Silvestre no solamente no baja el listón con Mi vacío y yo sino que consigue ensanchar la frontera de lo ya planteado en su anterior película con la ayuda de una entregada y veraz revelación interpretativa: la gran Raphaëlle Pérez. En el D’A tuvimos la suerte de contar con la presencia de parte del equipo en la sala y también de poder asistir a una entrevista con la protagonista en que se habló de temas como el binarismo o diferentes aspectos de la experiencia trans.

Con Barcelona como telón de fondo y, como el propio Adrián Silvestre apuntó, siendo un personaje más de la trama. Mi vacío y yo narra el tránsito emocional, vital y físico de Raphaëlle durante dos años de su vida, que comienzan cuando su médico le diagnostica disforia de género. El ritmo de la película resulta más que acertado, ya que arranca súper rápido de la mano de su protagonista y a lo largo de todo el metraje da la sensación de que ninguna escena sobra y que todas añaden una capa más a la experiencia de Raphaëlle. Adrián Silvestre presenta de manera muy inteligente, mediante pantallazos de apps de citas, los prejuicios, preguntas absurdas e incluso insultos a los que Raphi se tiene que enfrentar. No es que lo que leemos en pantalla sea particularmente chocante, es que por esperable es como para perder un poquito más la fe en la humanidad.

Otro de los puntos fuertes de Mi vacío y yo es cómo se muestra la evolución de Raphi. Esta evolución funciona simultáneamente a dos niveles: una más introspectiva y otra en contraste con el mundo que la rodea. En esta segunda, la dating life de Raphi juega un papel importantísimo. Podemos ver, sin tapujos, cómo tanto Raphi como sus diferentes amantes afrontan la cuestión trans. Para ella, se plantean conflictos como ser vista como un objeto sexual por sus genitales masculinos e incluso enfrentarse a la agresividad de uno de ellos cuando se da cuenta de que es una chica trans. Es duro ver el comportamiento de algunos hombres hacia ella pero se agradece la honestidad de este relato que, espero, llegue a mucho público fuera del colectivo al que creo que ver esta realidad le ayudará a empatizar y comprender el estigma al que se enfrentan las mujeres trans en nuestra sociedad.

Al margen de lo importante de la representación dentro de Mi vacío y yo, lo cierto es que tanto por su ágil guion (que se mueve cómodamente entre el drama y la comedia sin estridencias) como por su calidad técnica, se le intuye el potencial de llegar a una audiencia que cada vez reclama más historias que narren realidades que no solemos ver en pantalla grande. La ovación cerrada tras su segunda proyección en el D’A dan fe de esto, Mi vacío y yo debería de ser una de las películas españolas del año y espero que los premios no se olviden de ella (de momento ya ha ganado una mención especial del jurado en el D’A).

Si te ha gustado esta crítica, puedes encontrar más en www.eldesencanto.com
loquearde
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
14 de noviembre de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adrián Silvestre, que ya nos emocionó y consiguió nuestra militancia con Sedimentos, ha vuelto a hacerlo, con la colaboración en este caso de Carlos Marqués-Marcet, y el propio protagonista de Mi vacío y yo: Raphaëlle Pérez. Juntos han escrito un alegato inatacable, por si había alguna duda en la percepción de las mentes cuadriculadas. Un análisis didáctico, profundo, realista y casi científico; también sensible, amoroso y rebosante de sentido común. Una declaración que respeta todas las posturas de la familia transgénero, que acepta las reservas que otros puedan tener en las relaciones más íntimas; pero que exige el mayor de los respetos, incluso de los cavernícolas, cuando se trata de la defensa de la libertad sexual de cada persona.

Raphaëlle, recién llegado a Barcelona, vive una candorosa indefinición en lo referente a su sexualidad.Sabe lo que quiere ser, pero su idílico romanticismo choca de manera cruda contra el parecer del resto; sobre todo cuando se trata de materializar los encuentros carnales o implantar sus fantásticas y principescas teorías. Poco a poco tendrá que aceptar que para llenar ese vacío existencial tendrá que hacer algunas concesiones.

En los días que corren en este país, cuando tenemos atrancada una ley LGTBI, que persigue la igualdad y no discriminación del colectivo, precisamente por cuestiones que afectan a los diagnosticados con disforia de género, películas como esta deberían ponerse en los Centros Educativos y, por supuesto, en la Televisión Pública. Nos acercarían a unos seres injustamente tratados, entre otras cosas porque ignoramos todo sobre sus vidas, sus anhelos y la inmensa humanidad que albergan.
Esta, como otras muestras culturales, nunca llegan a quienes más las necesitan. Es como si el agua de los oasis fuera para los que menos sed tienen.
Sinhué
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de septiembre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente estamos asistiendo, especialmente en España, a una corriente dentro del cine más indie a tratar toda una serie de problemáticas que llevábamos mucho tiempo escondiendo bajo la alfombra y haciendo como si no existieran condenando, en muchísimas ocasiones, a multitud de personas a vivir en una sociedad que no sentían como suya y que, además, les expresaba un rechazo cruel e injusto.
Esa sociedad, tan mezquina en ocasiones e incomprensiva en otras, parece que, por fin, está empezando a avanzar a pasos lentos pero firmes en la buena dirección y comienza a despertar y visibilizar todas estas realidades. Obviamente, el cine no se está quedando atrás en este movimiento y se está colocando a la vanguardia de un proceso de cambio tan sincero como necesario para todos. Ayudando a acercar estas realidades a cualquier persona que muestre un mínimo interés.

Mi vacío y yo, que llega a nuestros cines el nueve de septiembre, sigue la corriente de visibilización y justicia social con estos temas ya citados y pone sobre la mesa la historia de Raphi, a la que da vida una enorme Raphaëlle Pérez que bien podría estar nominada en los Goya a actriz revelación, una joven francesa que vive en Barcelona y cuya vida está patas arriba tras ser diagnosticada con disforia de género mientras ella sigue luchando por encontrarse a sí misma. Desde el momento del diagnóstico, con las preguntas que cruzan terapeuta y Raphi ya vemos que no estamos ante una película normal y corriente, sino que, tras ella, hay muchísimo conocimiento y sensibilidad. Esa forma de abordar la propia identidad, los miedos y las muchas preguntas que surgen ante un cambio así está tan bien tratado que el largometraje te atrapa desde el primer momento.

Posteriormente, la cinta va construyendo un retrato de cómo la sociedad, en muchísimas ocasiones, trata estos temas y el vacío interno que se genera en unas personas que se están buscando a sí mismas mientras se encuentran con el rechazo y la incomprensión de gente que carece completamente de empatía y que, en muchas ocasiones, solo tiene odio dentro.
Adrián Silvestre, que escribe y dirige la cinta, demuestra su buen hacer tras la cámara exponiéndonos a una serie de situaciones por las que la protagonista va pasando y donde vemos lo que comentaba anteriormente. Secuencias que van desde varias escenas de sexo bastante explicitas y cuya forma de rodarlas (diferenciando claramente unos encuentros de otros) dice mucho sin palabras al espectador. Hasta esas conversaciones de bar, en primeras citas, donde ya simplemente con el lenguaje gestual de los actores te están transmitiendo todo lo que está ocurriendo ahí y que no se dice, pero se transmite.

Todo esto va ocurriendo mientras, obviamente, seguimos el camino de la protagonista mientras va en la búsqueda de sí misma y nos muestran, también, no únicamente sus relaciones sexo-afectivas sino que la vemos interactuar con amigos, personas en la misma situación (o que han pasado por ella ya), etc. Hablándonos de los problemas de idealizar los cambios y creer que solo es una mera cuestión de operarse olvidando la propia aceptación, o de cómo nos aceptan los demás y de hasta qué punto estamos dispuestos a llegar en la búsqueda de algo que, en ocasiones, no es más que un ideal que tenemos en nuestra propia cabeza influidos por un sistema opresivo en muchas ocasiones cuando intentamos salirnos de lo común.

En definitiva, creo que estamos ante una película profundamente sensible, muy bien hilada, interpretada y dirigida que se atreve a tocar un tema profundamente complejo con la sencillez de mostrar las situaciones tal cual son y evitando grandes diálogos expositivos que, en ocasiones, alejan al espectador. Sinceramente, grata sorpresa y más que recomendable su visionado.

Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Quique Martín
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película española, ganadora de diversos premios en certámenes cinematográficos, que rezuma honestidad, dignidad y verdad por todos sus poros.

En un tono de semidocumental, pues narra hechos y situaciones por los que la propia protagonista pasó en la vida real (es coautora del guión), pero ficcionado, vemos a una persona luchadora, que trata de encontrar la felicidad y plenitud en su vida, a través de diversas relaciones humanas donde el sexo es parte muy importante para el devenir del propio ser.
Unas relaciones que van de lo traumático hasta la decepción pero también con ternura y placenteras y felices si se encuentra la persona adecuada.

Raphaëlle Pérez está soberbia, inmensa en su papel, que bien conoce y transmite sin tapujos al espectador los diversos sentimientos y experiencias que va sintiendo y viviendo.

Una cinta valiente, que no oculta sus contradiciones en los diversos conflictos que pasa la protagonista, un ser humano imperfecto pero recto y decente, por más que vaya encontrando en el camino personas que la denosten por su condición sexual.
Quizás algo más larga de lo debido, no obstante deja buen sabor de boca al mostrar una realidad que muchas veces sabemos que existe pero no nos interesa.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow