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The Asthenic Syndrome

Drama En 1989, se estrenó El síndrome asténico, la única película prohibida por la Perestroika y, para muchos, la que mejor captó el espíritu de la época. Relata en primer lugar, el duelo de una mujer que ha perdido a su marido. Asistimos a la exteriorización de su congoja, para que, de repente, todo cambie. Cambia la emulsión de la película, y cambia el protagonista, que pasa a ser un hombre que padece narcolepsia (el síndrome asténico del ... [+]
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
24 de octubre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. Síntesis
Especie de tormenta de ideas con un conjunto de historias deslavazadas con nexos de unión tangenciales que muestran el panorama previo a la desaparición de la URSS.
Hay que verla con mucho ánimo y la mente despejada, ya que es muy fácil desconectar del batiburrillo visual y verbal. Es excesivamente larga y te preguntas si el metraje se está perpetuando para fastidiarte.

2. Sinopsis
Película estructurada en dos partes. La primera de ellas sigue el devenir de las extravagancias de una reciente viuda en su duelo. En la segunda, teniendo como nexo a un profesor de instituto se enseñan una mezcolanza de escenas preñadas de variopintos personajes en un ambiente que es un simulacro de la situación previa a la caída del régimen soviético.

3. Personajes principales
Natasha: personaje central de la primera parte. Viuda afligida e inconsolable que muestra una excéntrica y alocada forma de profesar su duelo.

Nikolai Alekseievich: personaje conductor de la segunda parte. Pintoresco profesor de instituto que padece narcolepsia. Vive con su mujer y la madre de esta. Aspirante a escritor que no consigue la concentración adecuada y que es amigo de soltar peroratas.

4. Sensación
La primera parte, en tonos sepias, es una historia corta con una protagonista algo trastornada que va dando tumbos luego de la muerte de su marido cuyo final da paso a una segunda parte, ya en color, que se hace demasiado extensa.
Se muestran escenas, personajes y lugares cotidianos en los que mueve la gente normal que vivía en la antigua URSS: un entierro, un hospital, edificios de apartamentos y sus vecinos, transeúntes, un cine, gente viajando en el metro, adolescentes en clase, un profesor impartiendo clase, un claustro de profesores, camaradas discutiendo sobre el amor universal, compra de pescado en la calle, trastornados de diversa índole, discusiones domésticas, relaciones familiares, animales por doquier, una perrera, un sanatorio psiquiátrico, un guateque…
Todo el conjunto de ideas que se quieren plasmar se hace un poco denso y con una ilación poco coherente e interesante. Nunca te sientes fascinado por ninguna historieta y tampoco hay una atracción especial por el contexto ni por los personajes.

5. Sentido
Se le puede sacar mucha punta a alguna de las escenas y planteamientos como una crítica a la forma de vida y comportamientos en un régimen soviético que se estaba desmoronando, si bien la puesta en escena resulta la mayor parte del tiempo ininteligible, aburrida e incluso es posible que no se quiera significar nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Catuxa Danvers
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30 de noviembre de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien en su tiempo pudo llamar la atención incluso en Berlin, la perspectiva histórica deja en muy mal lugar este film. Leí antes de verla que el debut, en los años 60, de esta directora, titulado 'Breves encuentros', fue prohibido en la Unión Soviética. De manera que me planteé ver ambas, precisamente por aquello de la perspectiva a la que aludí antes. Por comparar la 'oculta' y la 'famosa'.

Y así como aquella de 1967 es interesante, tiene atrevimiento y genera simpatías, esta otra, de 1989, sin ninguna excusa loable, llega a aburrir. Es más, provocativa solamente lo es en tanto provoca aburrimiento a propósito. Aburre y desconcierta esa falta de coherencia argumental, presuntamente justificada como si el rompecabezas fuera la forma natural de la cinematografía. Y no, va a ser que no, o al menos que no tanto.

Cine triste es una de las etiquetas con que se ha sellado el cine de Kira Muratova. Desde luego no es para menos. Alegrías, en esta cinta al menos, hay bien pocas. Sería una especie de calco en el séptimo arte del llamado arte pobre en el de la pintura.

Por ello creo que vale la metáfora de la gaseosa. Una mente, tanto dirigiendo como actuando, bien chisposa en los sesenta, fue desaprovechada. Todas aquellas burbujas de originalidad, formal y de historias, se perdieron con el paso de los años. Como se pierde el gas de una botella de gaseosa abierta y abandonada.

Llegados al tiempo de esta película, que habla de muerte, locura y sopor sin aportar nada nuevo, ni siquiera viejo, a estos asuntos... pues en fin... queda como pieza de museo, pero de las que pueden acabar sin problema en los almacenes. Archivable como ejemplo de la transición de lo soviético a lo pos-soviético. Y poco o nada más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ugrafiator
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