Al oeste de Río Grande

Visionado obligatorio.
Señoras, señores, tienen ante ustedes la peor y más desastrosa película comercial de toda la historia del cine.
Debo decir, que obtener tal mérito es una increíble proeza, porque desde que nació el cine se han hecho cientos de miles de películas, y muchas de ellas han sido feroces competidoras por obtener este primer puesto.
Desde luego, es muy sencillo soltar frases prejuiciosas y excesivamente subjetivas cuando algo te gusta tan poco... pero no es cuestión de gustos, este no es el caso. He alucinado desde todos los puntos de vista posibles y explico el porqué...
Planos ridículos, argumento inexistente, diálogos sin un ápice de sentido, actuaciones desastrosas sin guión aparente, fallos de raccord cada 3 segundos, cambios de iluminación descaradísimos, música estridente repleta de sintetizadores chirriantes, vestuario de carnaval...
No quiero desvelar nada del argumento ni del contenido de ninguna escena, solo digo que cuando la veais ( y recomiendo absolutamente que la veais), la mayoría estareis de acuerdo conmigo, sepais o no de cine.
Ya me contareis.

Así es como debería titularse ya que se rodó en ese río y el resto en el mar Cantábrico. También en Patones de Arriba. La película no es mala, sino lo siguiente. Yo trabajé en ella y cuando la conseguí en vídeo, la llevé a verla al Pub de amigo, todos lo allí presentes, tras ingerir unos tragos y unos porros, se tiraban por los suelos, de la risa al comentarles yo los fallos de la película. Las peleas, ni los niños de 5 años pelean tan mal. Los caballos de la calesa cambian de color, así como la fusta del conductor que cambia de forma; tan pronto es un palo con una cuerda, como una fusta o una vara de palo. Hasta una secuencia hubo que cortarla en planos porque sólo había una pistola. En otra secuencia los supuestos cazarecompensas, iban a pie y al llegar a la plaza del pueblo, les salen unos jinetes (uno de ellos con un parca azul) daban vueltas alrededor de un montón de grava y arena que acababa de dejar días atrás, un camión. En fin, una patochada. Al menos saqué una experiencia positiva, me sirvió para aprender a montar a caballo.

Completamente de acuerdo con las dos críticas que preceden a esta en FA sobre esta cinta que, efectivamente, se encuentra entre las peores obras cinematográficas que hemos visto en nuestra vida. Recomendamos su visión para confirmarlo.
No insistimos más en ello, preferimos plantearnos las causas que pueden llevar a hacer una obra como esta en 1983. El director no puede sorprenderse del ¿guion? porque lo ha escrito el mismo. El productor habrá conseguido alguna subvención oficial pues no creemos que las entidades financien así como así películas como esta. Los actores han estudiado el ¿guion? y saben de sobra lo que va a dar de sí la obra. Pero lo que quieren, lógicamente, es trabajar, aunque sea en ese bodrio. Tampoco a los demás oficios que intervienen en el rodaje se les escapa esta circunstancia. Para ninguno debe resultar una sorpresa el resultado final, y, aun con todo, adelante con los faroles.
Como decimos en el título, sin argumento y sin guion sobra la dirección y es inútil esforzarse en la interpretación.
Una especie de juglar con una manta verde cuenta en off que tras la guerra civil las cosas están muy mal en el Oeste. Por un lado los vencidos se echan al monte como forajidos, mientras los yanquis se autonombran representantes de la ley para perseguirlos y ahorcarlos. Corre el "jugo del revólver". Todo explicado como si fuera un ciego con un pliego de cordel. A estas alturas.
Por otro lado un minero, Juan Sánchez (Sambrell, seguramente doblado por un gallego) que tiene que ir a recoger pólvora al pueblo y se va con su señora y su niña en el carro. Se paran a merendar entre arrumacos tiernos, se dan un vuelta por la playa, hasta que al padre se le cae un madero encima en la orilla del mar. Todo muy normal, lo malo es que se queda aprisionado mientras las olas van y vienen.
Entre los tres no pueden con el madero y la madre se va a buscar ayuda ... con el coche y los dos caballos. ¡Chica engancha el madero con los animales y quítale de encima el as de bastos al hombre! Pues nada, que se va a la aventura y, claro, vuelve sin nada. Mientras tanto pasan por allí unos indios gorditos que se nota que les gusta la nocilla, los bandidos, sus perseguidores. Todos pasan, miran y se van.
Tenemos un poco la sensación de estar viendo "La cabina" (Mercero, 1972). Falsa impresión, nada que ver López Vázquez con este hombre que, cuando por fin se quita de encima el bastillo, seguramente por efecto de la marea, corre, brinca y pelea sin la menor secuela del accidente. Bueno, peleas patéticas, lo mismo que los tiroteos con pistolas de lo menos cincuenta balas.
Terminamos volviendo al planteamiento que dejábamos antes. Una cosa es la necesidad de trabajar, que no siempre es fácil en el mundo del cine, y otra hacerlo en una obra que tenga mínimo de dignidad.