Calç Blanca, Negro Carbón

Inesperado documental cercano a un musical. Nada de aburimiento, instantes brillantes extraídos de la verdad. Imágenes de una extrema belleza. Carboneros que cuentan su vida con humor. La película respira humor, amor y vida. Más renacimiento que muerte. Nada que ver con lo que esperaba. Espléndida sorpresa. Se trata de una especie de proceso casi cercano a la alquimia pero sin piedra filosofal, con materiales muy humildes, cal y carbón, pero la trayectoria del proceso acrecienta progresivamente el interés. En Formiche Alto (Teruel) unos ancianos carboneros que hablan en un cementerio se proponen hacer una última carbonera. En Llutxent (Valencia) unos viejos caleros se proponen hacer un último horno de cal. No es nada fácil. El film nos demuestra la conveniencia de volver a estos procedimientos ecológicos y por tanto sostenibles. Decía que esperaba un documental aburrido y me han sorprendido las sorpresas, desde el teatro hasta las fiestas. Esos ancianos se vuelven jóvenes y yo como espectador he vivido su experiencia y he participado de la fiesta.

La vida alrededor de los hornos de cal y las carboneras contada por sus protagonistas. Planteamiento original. En absoluto una lección de etnografia ni de ecología, aunque da que pensar. Da gusto oir a los protagonistas hablando en su lengua y viviendo en su medio natural. Música excelente. Recomendable.

He visto la belleza en esa tierra que documenta Toni Canet. Capaz de extraer la ternura de la piedra, el aura del fuego, y la luz de la noche bajo el cielo de Llutxent, mientras sube a Formiche Alto, desde la Casa que le sigue el viaje al sol.

Esta película alcanza la lucha por lo inalcanzable. Es la pieza de resistencia por la que conecta mundos entre estratos amigos. Hologramas de tarantelas y derviches, compartiendo espacio con los versadores de la percusión originaria. Un desafío al tiempo para volar el universo con las alas que da la vida. Cine que revela lo que le hizo ser, reunirse con lo que amó, y que se recordará sin detener el paso.

“Calç blanca, negro carbón” saca a la luz el interior más precioso con el simple gesto del brazo a brazo, magma de continuidad, instinto de vida en responsabilidad compartida.

He visto la rebeldía del cineasta para que la vida de todos creciera, ardiendo, como la cal…iluminando. Cine de aquello que no puede ser explicado sino vívido, sin más argamasa que el calor, su aplicación.

Toni Canet nos ha emplazado a una cita con nosotros mismos, en el corazón del aire libre, con vistas al mar. Dando leña. Imágenes de atención primaria para todos los públicos. Con lucidez y una sonrisa hasta el último aliento. Porque se nota que quería su oficio, con mucho valor.

He visto la belleza en la mirada de Toni Canet. Desde el principio y desde dentro, bailando los afectos a los vientos.Recomendable película, una joia que palpita la acción y respira por sus manos de gigante.