La gran juventud

Entre los puntos fuertes del film podemos destacar las interpretaciones y el ser un buen exponente de la profesión de intérprete allá por los 80, punto de partida de grandes nombres de la dirección y la actuación actuales.

Sin embargo el ritmo es un tanto plomizo, el tono autocomplaciente y la fórmula se va repitiendo (ver la aún más plomiza Guermantes de Chistophe Honoré). Da la impresión de que una generación de cineastas franceses quiere dar cuenta antes de llegar a la propia vejez de una generación que ensalzan y retratan con velada nostalgia.

El SIDA, el compañerismo en la profesión, también las rivalidades, la homosexualidad, las jerarquías del mundillo del teatro, los demonios personales de actores y actrices son aspectos que van apareciendo sin que haya una clara progresión temática ni un claro posicionamiento dramático.

Es un film fácil de olvidar que da la impresión que está hecho pensando en un grupo de edad y afinidades culturales próximos a sus creadores/as.

La película tiene intensidad, principalmente por unas interpretaciones exuberantes, agresivas, desquiciadas. Pasadas de vueltas. A todos los personajes les falta un tornillo, a algunos unos cuantos. Eso siempre facilita las cosas, porque todo vale, porque cualquier cosa se puede esperar de personajes tan vertiginosos. Ese punto de partida es un tanto tramposo, y se tira de esa situación durante toda la película. Ahí, para el que suscribe, la película pierde puntos.

Además, los personajes carecen de inseguridades, todos son carácteres firmes, modelos de compromiso, de locura por el arte y el teatro. Sus crisis no transmiten veracidad, se ven como parte de la actuación del personaje que ejerce el personajes. ¿Pero dónde están esos chicos y chicas de verdad? Todo es una píldora concentrada, no hay nada más allá de los muros de la escuela. Nadie tiene miedo, nadie tiembla, todo parece una postura consustancial a la mera existencia de estos jóvenes actores.

Escenas potentes, amoríos salvajes, crisis nerviosas en los baños, pasiones desatadas sobre el escenario... Al final, todos parecen ser el mismo personaje, solo que con las caras y las biografías cambiadas. Contrastan solo con los profesores, plantillas de guion hechas a medida: el profesor endiosado, el profesor intelectual y segundón, el conserje comprensivo con los dramas de los chicos... Senderos ya muy transitados en el cine y en la tele.

No he conseguido entender casi ninguna conversación. Creo que eso es parte de la estrategia. Las que realmente hacen mover la acción, en cambio, son tan simples que sorprende, y entonces, de repente, tienes la sensación de que le ves el truco a la película. Sus resortes, entre bastidores, saltan a la vista, y no son nada sofisticados, ni complejos, aunque lo que hay en el escenario lo parezca.

Me suelen gustar por regla general las películas francesas, pero algunas como está que nos ocupa, que se quiere tomar a si misma tan en serio, por favor. Esos actores y actrices sobreactuados con ese aire de malditismo que más artificioso y falso no puede ser, parece un episodio de "sensación de vivir" pero con pretensiones , todo muy "chic", con el guapo atormentado de turno que fuma sin parar y tiene mucho talento, también la chica descarada, la vulnerable y la atormentada y misteriosa claro, mucha chorrada adolescente y mucho rollo del método, para que no se diga. Demasiado larga, artificiosa y un poco aburrida, aunque hay un par de actores que no lo hacen mal, aunque el conjunto en general bastante mejorable.Mas que una escuela seria de interpretación parece un instituto de barrio al uso.

La última película de la actriz y directora italiana Valeria Bruni Tedeschi es en parte auto biográfica y nos relata un pedazo de la vida de la directora italiana que llego a Francia siendo una niña junto a su familia. Seria en ese país donde estudiaría teatro matriculándose en la École des Amandiers bajo las enseñanzas del famoso director de cine, teatro y ópera Patrice Chéreau. ‘’La gran juventud’’ se dedica a contarnos parte de sus vivencias adaptadas libremente y mezcladas con el ambiente parisino de finales de los 80 donde las drogas, el sexo y la temible aparición de una enfermedad tan hasta entonces desconocida y mortífera como el sida jugaron un papel importante.


La cinta nos presenta a diferentes personajes con los que se cruza en su camino Stella (una joven de clase alta que quiere convertirse en actriz). En la escuela descubrirá su pasión por el teatro y vivirá su primer gran amor marcado por la tragedia ya que el joven en el que se fija tiene graves problemas psicológicos (entre otros aún más graves). La cinta es durísima por el escenario que nos presenta, sobre todo la parte en que toca el tema de las drogas y el sida. Siendo un argumento tan duro con sus jóvenes protagonistas, me ha resultado increíble no sentir ni un mínimo de empatía por los personajes. Creo que esto se debe a la forma en la que han sido caracterizados. Apenas llegamos a saber nada de sus diferentes orígenes ni a conocer lo suficiente sus historias como para que nos lleguen sus idas y venidas. Tal vez por esto nunca se presentan ante nosotros como algo más que unos niñatos que consumen droga para ‘’evadirse’’ de realidades desconocidas y poco explicadas, tienen sexo unos con otros de forma promiscua y no dejan de cometer errores estúpidos y sin sentido. Cada cual es más pretencioso y absurdo que el anterior y la historia no consigue emocionar ni conmover algo que es imperdonable siendo un dramón de este calibre.


El grupo de profesores ‘’adultos’’ que los acompaña tampoco están retratados de mejor manera. De hecho, en ciertos momentos cuesta distinguirlos de los adolescentes a los que les dan clase. Incluso uno de ellos llega a parecer un depredador sexual que solo busca aprovecharse de sus jóvenes alumnos en un determinado momento.


En fin, la cinta se me hizo larguísima y muy pesada. Había momentos en que incluso deseaba que acabara cuanto antes. Los 126 minutos de duración se hacen interminables. El argumento lo hemos visto mil veces antes y mucho mejor explicado, solo basta echar un vistazo a cintas como la alemana ‘’Christiane F.’’ que si tenían alma y corazón para relatar este tipo de historia.


Los actores y actrices encargados de dar vida a los diferentes personajes hacen lo que pueden con la pésima historia que les ha tocado. Ni tan siquiera los esfuerzos del conocido Louis Garrel y de la apasionada y prometedora Nadia Tereszkiewicz consiguen lograr que la cinta consiga destacar.


No perdáis el tiempo. Es otro relato mas vacío, superficial y pretencioso que no aporta nada nuevo.

Interesante, porque el mundo del teatro lo es, pero excesiva en los dramas y en las exageraciones.
Estamos en los ochenta y con un grupo de jóvenes que quieren ser actores y actrices. Y mientras representan o, mejor, ensayan, Platonov, de Chéjov, sucede todo tipo de cosas: el sida, aborto, aprovechamiento de profesor gay con un alumno, locura, un toque lesbiano, y aunque la película dura más de dos horas, no hay respiro de tranquilidad, de pensamiento, de un mínimo de sentido común.
Desde el punto de vista técnico no es gran cosa, casi todo rodado en espacio cerrado y sin grandes alardes de encuadres y planos.
Así que, paradójicamente, resulta excesiva y plana a la vez.
Valeria Bruni es una buena actriz, pero como directora…