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Críticas de PADRE FLANAGAN
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Críticas 31
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
31 de marzo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos días me volví a ver una vieja y curiosa película, que todavía me pregunto para qué la hicieron. Me refiero a CHE! (Che!), dirigida en 1969 por el normalmente muy solvente cuando no magnífico Richard Fleischer, que en esta ocasión no estuvo del todo fino. Ya se sabe, hasta Einstein tuvo un día malo.

La película arranca con el cadáver de Ernesto Che Guevara (Omar Shariff) muerto en Bolivia, y de allí vuelve atrás en el tiempo, cuando, en compañía de Fidel Castro (Jack Palance) y de un pequeño grupo de revolucionarios, desembarcó en Cuba, para llevar a cabo una guerra de guerrillas contra el dictador Batista. Tras una emboscada en la que el grupo es casi aniquilado, se acaban rehaciendo, y Guevara, el médico de la expedición y de nacional argentina, se acaba convirtiendo en el principal consejero y lugarteniente de Castro y en artífice de la dura lucha contra el tirano y de la victoria. Una serie de entrevistas, intercaladas en la historia, con personas que le conocieron, dan versiones muy distintas de su personalidad: para unos, un héroe; para otros, un asesino sanguinario que, el día de la victoria, hizo fusilar a muchos enemigos prisioneros. Una vez en el poder, Guevara convence a Fidel de volverse hacia los soviéticos, de los que consigue armas nucleares para defender a Cuba de cualquier posible agresión americana. Pero los rusos, tras la crisis de los missiles, llegan a un acuerdo con los Estados Unidos y los retiran, y el Che monta en cólera. Desilusionado con Fidel, y ansioso por volver a la lucha armada, se dirige a Bolivia, para organizar una guerra de guerrillas que derribe no sólo al gobierno de ese país, sino que se expanda a todo Latinoamerica…

He leído, y seguramente no anda muy descaminado el que lo escribió, que la Fox produjo esta película, apenas dos años de la muerte del Che, porque olía en ello negocio, como lo era, ya entonces, el de las camisetas con su efigie, convertida en objeto de consumo, como lo sigue siendo hoy día, medio siglo largo después. Curioso destino para el mesías, abanderado y mártir de la causa del marxismo-leninismo a lo largo y ancho del mundo.

El guión fue encargado a Michael Wilson, veterano escritor comunista, represaliado por el macartismo, al que debemos, acreditado o sin acreditar, solo o en colaboración, los guiones de películas tan distintas e importantes como Un lugar en el sol, La sal de la tierra, La gran prueba, El puente sobre el río Kwai, Lawrence de Arabia y El planeta de los simios. Un curriculum impresionante, por lo que se podía esperar, y más con alguien como Richard Fleischer detrás de las cámaras, que el año anterior había hecho El estrangulador de Boston y el siguiente Tora, tora, tora, una muy buena película. No es absoluto el caso, al menos en mi opinión, y tras haberla visto ahora por tercera vez, y eso que la recordaba un poco mejor. Hay que decir que está acreditado como coguionista el propio productor, Sy Bartlet, que antes había producido cintas como Horizontes de grandeza y El cabo del miedo. El caso es que al parecer la película pretendía ser un retrato fidedigno y objetivo de la figura del Che, basado en toda la información que se tenía de él, con puntos a favor y en contra, pero luego la productora, según Fleischer, purgó el guión de todos los elementos positivos del personaje, y Bartlet cedió a todas las exigencias de los jefazos. He leído que Wilson se sintió escandalizado y engañado, pero no lo he podido corroborar; en todo caso me resulta difícil de creer que un veterano militante comunista escribiese un texto finalmente tan poco favorable a la persona del Che.

Sea como fuere, de entrada no me parece que los protagonistas fuesen los más adecuados. Omar Shariff y Jack Palance, eficiente el primero y muy buen actor el segundo, hacen lo que pueden, pero la verdad es que por mucho que los caractericen, o más bien los disfracen, cuesta trabajo de hacerlos creíbles como el Che y Castro. A mí quizás un poco menos porque he visto esta cinta otras dos veces en épocas muy alejadas de mi vida y ya lo tengo asumido, pero no. Sin duda interpretar a dos personajes tan famosos y mediáticos que el público tenía tan presentes no era tarea fácil, nunca lo es, pero habría que haber escogido a actores más adecuados. Ah, como curiosidad reseñar la intervención del estupendo Woody Strode –el “Sargento negro” de John Ford- haciendo de guerrillero.

La película, por otra parte, sin ser una producción del tres al cuarto, creo que hubiera requerido un mayor presupuesto. Rodada en Puerto Rico, sin duda el paisaje y los escenarios rurales escogidos dan el pego bastante bien como Cuba, pero en las escenas de la entrada en La Habana se nota que la muchedumbre no es muy numerosa y que están en las calles de un pueblecito cualquiera en vez de en las de una gran ciudad. Las secuencias en uno de los castillos –de Puerto Rico, está claro, igualitos a los de aquí de Cádiz- son convincentes, pero las que ocurren en el hotel o las habitaciones y el despacho de Castro, con un decorado al otro lado de la ventana simulando los edificios de la ciudad, resultan muy teatrales y acartonadas.

Fleischer fue un notable artesano, muy buen director, y por ejemplo las escenas de acción y movimiento están solventemente resueltas, como las secuencias de la guerrilla y la represión de las tropas de Batista, pero el resto no acaba de cuajar. Y creo que es porque él mismo no estaba convencido con lo que estaba rodando. Cuando uno no cree en lo que está haciendo, el resultado difícilmente puede ser bueno, y la película, sin ser del todo mala, va perdiendo fuelle y convicción a medida que avanza.

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PADRE FLANAGAN
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7
27 de marzo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema de esta película nos retrotrae claramente al western, por lo menos para cualquiera con cierto conocimiento del género. Nos recuerda mucho a la llamada Run of the arrow, la carrera de la flecha, precisamente el título original de la película Yuma, de Samuel Fuller, protagonizada en 1953 por Rod Steiger y Sara Montiel, y que a su vez se basa en la aventura real de un tal John Colter, a principios del siglo XIX, que sufrió, a manos de un grupo de indios que le capturaron, el mismo suplicio al que es sometido aquí el sufrido protagonista. Wilde traslada la historia de la pradera norteamericana a la sabana africana, y cambia los indios por guerreros africanos.

En su momento, aún con críticas a favor y en contra, la película causó sensación por lo audaz de su propuesta. Fue rodada en Rhodesia, la actual Zimbabwe, por los bajos costes de rodaje y las facilidades que le daban las autoridades locales. De hecho, sólo costó 700.000 dólares de la época, una auténtica bagatela para una película de estas características. Para empezar, el guión sólo tenía nueve páginas. Lo cierto es que apenas hay diálogos en toda la cinta, salvo algunos, muy breves, al principio, entre Wilde y el jefe de la expedición y entre éstos y el jefe tribal y luego en el poblado y algunos más más adelante. Lo que hay es acción, mucha acción, una persecución incesante, pausa, reposo, y de nuevo persecución sin tregua, interrumpida una y otra vez por breves pero feroces combates. Y no sólo entre perseguido y perseguidores, sino entre aquél y las fieras salvajes, bien intentando cazar alguna pieza para comer, o intentando evitar que le coman, o los animales cazándose y devorándose unos a otros. Impresionó entre otras cosas por la brutalidad de las ejecuciones del principio, que denotan una malsana imaginación y considerable sadismo, bien de la tribu en cuestión, bien de los autores del guión. Una parte muy importante de su haber está en la muy hermosa fotografía y en el tono semidocumental de todo el metraje, lo que le da mucha más autenticidad, no sólo con los poblados indígenas sino con gran número de escenas de animales en acción, muy bien rodadas, que ilustran y subrayan poderosamente la brutalidad de la fauna salvaje, pareja a la de los hombres que protagonizan la película. La banda sonora, por su parte, se compone exclusivamente de música tribal africana, que comparte y subraya el ritmo frenético de toda la película.

Cornel Wilde es, naturalmente, el protagonista absoluto, incluso aunque su personaje no tiene nombre pues no se pronuncia en ningún momento. Cumple perfectamente en su papel de hombre acosado y angustiado pero no falto de coraje ni de recursos. Por cierto que hay que reconocer que estaba en muy buena forma física a sus 52 años, para poder encarnar de forma solvente a este particular Tarzan. Por lo que al resto del reparto se refiere, se da la circunstancia que, de los otros dos actores blancos, uno de ellos, Patrick Mynhardt, muy conocido en su casa a la hora de comer, hace sucesivamente tres papeles, cada uno de ellos muy breve: de supervisor del safari, de traficante de esclavos y de oficial británico. Cuestión de economizar presupuesto. Curiosamente también, los perseguidores no son simples sujetos anónimos, sino que tienen características propias y conversan y discuten, es verdad que brevemente, entre sí, y los actores que los interpretan son relacionados al final, con foto, nombre y apellidos. Para terminar, es curioso que en esta película sin más mujeres –algo increíble en una cinta de aventuras- que las extras africanas con los pechos al aire el único personaje femenino sea una niña indígena de ocho años, el único personaje con el que el protagonista interactúa durante casi todo el metraje.

En resumen, una notable y muy curiosa y atípica cinta de aventuras, de acción incesante, una persecución a vida o muerte que sólo se resolverá en el minuto final de la película, y estupendamente realizada por un actor inquieto y director irregular pero, no hay duda, más que interesante.

Muchos aseguran que influyó enormemente en Mel Gibson para hacer su célebre y estresante Apocalypto. Hace tiempo que la vi y no la recuerdo muy bien, pero sí que buena parte de la película consistía en la furiosa persecución del protagonista por parte de una turba de guerreros ansiosos por cortarle el cuello. Habrá que revisarla un día de éstos.

El guión, obra de Clint Johnson y Don Peters, mereció una nominación a los Oscars al mejor guión original.

Como suele decirse, más hace el que quiere que el que puede. Y está claro que, aquí, el bueno de Wilde quiso muchísimo.
PADRE FLANAGAN
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4
8 de diciembre de 2017
37 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué queréis que os diga. Leí algunas críticas, me pareció llamativa la propuesta, y me decidí a ver el primer episodio, con la esperanza de ver algo fresco y diferente. Bueno, el caso es que convencí a mi mujer y a mi hija para darle una oportunidad. 25 minutos después, poco faltó para que me pegaran, por haber puesto ésto en la tele. El planteamiento es atractivo, los actores más que solventes, la dirección correcta, los personajes son mediocres y patéticos, o sea españolitos medios como casi todos nosotros. Pero la historia, si es que es tal historia, no se sostiene, las situaciones se suceden sin progresión lógica, todo está forzado más allá del límite, no te crees nada de lo que vas viendo, y, lo que es peor, ni te entretiene, ni te hace reflexionar, ni te emociona ni, desde luego, te divierte. No creo que le vaya a dar una segunda oportunidad viendo, ya en solitario, más episodios: el tiempo es oro para perderlo con mediocridades como ésta. Visto ésto, sólo puedo explicarme la oleada de críticas favorables una de dos, por un intento de autoconvencimiento de algunos críticos de que en España somos capaces de hacer algo bueno, o bien porque los amiguetes y parientes de los creadores de esta cosa se han volcado en hacer proselitismo de la misma. O eso, o tengo yo el gusto en el culo, que no lo creo, porque he visto a lo largo de mi vida mucho cine, clásico y moderno, mucha televisión de calidad y mucha comedia, y creo tener suficiente cultura y suficiente criterio para ver, saber apreciar, analizar y juzgar lo que veo. Hay muy pocas series españolas de televisión que pasen la prueba del algodón, muy pocas. Ésta, lo siento, y mira que su planteamiento era prometedor, pero no es una de ellas.
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PADRE FLANAGAN
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6
11 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, la he visto por primera vez, después de muchos años desde que tuve noticias de la existencia de esta película, y, la verdad, no me ha defraudado.
Una de las primeras, y seguramente la mejor de aquel subgénero del cine de aventuras conocido, de forma un tanto despectiva, como "peplum", más exactamente del peplum italiano, que proliferó en los años 50-60 en forma de decenas y decenas de películas fabricadas como churros, que alegraron las tardes de domingo de muchos chavales como yo con historias épicas y hazañas inolvidables. Luego, esos chavales crecieron, se hicieron adultos, pero siguieron recordando aquellas viejas películas con cariño. Pero, al volverlas a ver, al menos muchos de ellos nos dimos cuenta de que lo que en su momento nos pareció maravilloso era a menudo chapucero, reiterativo y sin imaginación, y con frecuencia realizado con cuatro duros. Las superproducciones americanas, pese a estar repletas de inexactitudes históricas y lugares comunes, tenían muchas de ellas cierto empaque, y bastantes se pueden considerar buenas películas, incluso muy buenas, pero las italianas.. ¡Santo Dios, es que no no hay prácticamente ninguna que resista la prueba del algodón!
Ulises, sin embargo, se salva de la quema porque tiene un guión decente y bastante fiel a la obra de Homero, tiene actores competentes, nada menos que un pletórico Kirk Douglas de protagonista, casi tan legendario como el héroe al que interpreta, y una bellísima y sensual Silvana Mangano que llena la pantalla; un atrezzo y vestuario bastante aceptables, una bella música, y una buena dirección. En resumen, una buena película. Como debía de ser. Visto retrospectivamente, resulta un tanto insólito que el cine italiano, después de ésta, no fuera capaz de hacer casi ninguna película medianamente aceptable aprovechando el rico filón de la Antigüedad, sino casi únicamente metralla de serie B o Z. "Peplum" acabó siendo casi sinónimo de cine barato y de mala calidad, cuando no tenía que haberlo sido. En fin, es lo que hay...
En todo caso, aprovecho para decir que me parece mejor película, con un tema muy similar, es decir, la otra gran epopeya marina de la mitología griega, "Jason y los argonautas". Sí, es verdad que carece de la fuerza poética de los diálogos de "Ulises", y de actores consistentes, y que el guión no es para tirar cohetes, pero plásticamente está muy conseguida, y los imaginativos efectos especiales de Ray Harryhausen y sobre todo la espléndida banda sonora de Bernard Hermann no tienen precio.
PADRE FLANAGAN
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10
17 de diciembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No recuerdo con exactitud las veces que he visto esta pelicula, pero creo que con esta van cuatro. La he visto hace años en televisión, en video, y en dvd. Esta vez la he visto en HD, en el ordenador, cerca de la pantalla. He vuelto a ver una película que me sabía muy bien, como nunca la había visto.
Desde el primer instante me he visto atrapado, primero por esa música y por esa envolvente y bellísima canción introductoria que me sé de memoria aunque no entienda su letra. A continuación una puerta se abre, una mujer sale al porche de la casa y veo un paisaje impresionante que llena la pantalla, y en ese paisaje surge la diminuta figura de un jinete que se acerca. Un hombre sale de la casa. "Ethan", dice, y la historia empieza.
He leído buena parte de las críticas, escandalizado por la baja puntuación y los epítetos despectivos que muchos usuarios le dan a la película. Leo sus motivos: que si el color del río, que si la niña crece 20 años en 5 y además no se parece en nada de mayor, que si los caballos, que si los tiros de los indios no le dan a nadie, que si los blancos matan a los indios como a conejos, que si el personaje de John Wayne es odioso y racista, que si los cambios de ritmo... Todo eso es verdad, pero me da igual, por la sencilla razón de que he estado tan absorbido por la historia que no me he dado cuenta de esos fallos o no me han importado. Como otros aficionados han dicho, una película no es buena o mala por lo perfecta y carente de fallos que sea, sino por las sensaciones que crea en el espectador.
Hay muchas personas a las que esta película les deja fríos, y sobre todo algunos que lo único que parece interesarles es sacarle fallos, incapaces de empatizar con la historia. Hay gustos para todos, pero me apena que haya gente que no sea capaz de emocionarse ni siquiera un poco con películas como ésta.
Yo me conocía la película de memoria, y sin embargo he vuelto a disfrutar y a emocionarme con la historia de la niña raptada por los indios y buscada sin descanso por los protagonistas, como si fuera la primera vez. He llorado varias veces volviéndola a ver, me he maravillado con esas persecuciones y cabalgadas por el desierto, con esos paisajes increíbles, con ese cielo purísimo, con esos personajes, el trío protagonista y con los secundarios...
También yo creo que es una de las mejores películas que se hayan hecho nunca, calificación ésta tan discutible como pueda serlo referida a cualquier cosa que no puede medirse por parámetros objetivos, como lo son las obras de arte, que depende, por entero, de las impresiones que causan y de las emociones que despiertan en aquellos que las ven.
Hablo por mí, pero para mí es una satisfacción que la película esté en la mayoría de las listas de las mejores películas de la Historia, al menos de las confeccionadas por los cineastas, críticos y estudiosos del cine. Forzosamente, las opiniones de estos señores, al menos en su conjunto, tienen que valer más que las de nosotros los simples aficionados. No se trata de darles la razón porque sí, porque sean más listos de nosotros, sino de abrir un poco la mente y tratar de entender porqué tienen esas opiniones, qué es lo que ven en tal o cual película para que afirmen lo que afirman.
Amo el cine clásico, pero eso no quiere decir que desprecie el cine moderno, ni mucho menos. Pero qué pocas veces éste consigue emocionarme, consigue que una película me absorba y me olvide de mirar el reloj para saber cuánto falta para que termine. Hubo un tiempo en que importaban mucho más que ahora la emoción, el lirismo y la belleza. No todo en el cine ha de ser efectos especiales, tiros por un tubo, superhéroes y naves espaciales. Señores, reflexionemos un poco sobre todo ello.
PADRE FLANAGAN
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